La relación entre la ciencia ficción y la investigación espacial ha dado lugar a descubrimientos que parecen sacados de una película. Un ejemplo reciente es el estudio de la NASA sobre las zonas habitables del universo, inspirado en planetas ficticios como Tatooine de Star Wars y Arrakis de Dune. Aunque estos mundos cinematográficos presentan ecosistemas extremos, los científicos han encontrado paralelismos útiles para entender cómo funcionan las zonas donde podría existir vida en otros sistemas solares.
Buscando zonas habitables en base a Star Wars y Dune: la NASA tiene su método
El concepto de zona habitable, conocido también como la "zona de Ricitos de Oro", se refiere a la distancia entre un planeta y su estrella que permite la existencia de agua líquida, condición esencial para la vida. Si un planeta está demasiado cerca de su estrella, el calor evaporaría cualquier rastro de agua. Por otro lado, si está demasiado lejos, las bajas temperaturas impedirían que el agua permaneciera en estado líquido. Este delicado equilibrio ha sido clave para que los astrónomos identifiquen exoplanetas con potencial para albergar vida.

Los mundos ficticios de Tatooine y Arrakis comparten una característica esencial: están situados en zonas habitables dentro de sus respectivas historias. Sin embargo, la NASA ha señalado un problema fundamental en estas representaciones. Ambos planetas son desérticos y carecen de una cantidad significativa de agua. Este detalle no es menor, ya que la presencia de agua es crucial para regular las temperaturas y evitar un efecto invernadero que podría convertir a estos mundos en hornos inhóspitos.
La doctora Haskelle Trigue White-Gianella, de la Universidad de Washington, lideró una investigación que recalca la importancia de la cantidad mínima de agua en un planeta para que sea habitable. Según sus hallazgos, si un planeta tiene menos de un 10 % de su superficie cubierta de agua, las altas temperaturas podrían evaporar rápidamente ese recurso vital. Sin agua para moderar el dióxido de carbono en la atmósfera, el planeta se enfrentaría a un aumento descontrolado de la temperatura, haciendo imposible la vida tal como la conocemos.
Este tipo de estudios no solo permite a los científicos comprender mejor cómo evolucionan los planetas desérticos, sino que también ayuda a identificar mundos que alguna vez pudieron albergar agua. Estos descubrimientos son esenciales para la búsqueda de vida extraterrestre y para futuros proyectos de colonización espacial. Saber qué planetas podrían haber sido habitables en algún momento del pasado es un paso importante para determinar dónde podría encontrarse vida más allá de la Tierra.
La ciencia ficción sigue siendo una fuente de inspiración para los investigadores espaciales. Aunque Tatooine y Arrakis sean planetas ficticios, sus características han llevado a debates científicos relevantes y han contribuido a profundizar en el conocimiento de las zonas habitables. Explorar los errores en las representaciones ficticias permite a los científicos afinar sus modelos y acercarse más a la realidad de lo que podría ser un planeta capaz de sostener vida.