Aunque no lo veamos, el espacio exterior tiene su propio clima. Y la Tierra, aunque protegida por campos magnéticos y capas atmosféricas, está directamente expuesta a sus caprichos. En el centro de ese clima espacial se encuentra nuestro Sol, un astro que no solo da vida, sino que también lanza radiación de forma constante hacia nuestro planeta. Generalmente, esa radiación es filtrada por la estratosfera y la capa de ozono, pero en ciertos momentos, el Sol se agita. Y cuando lo hace, las consecuencias, en forma de tormenta solares, pueden sentirse a miles de kilómetros.
Sí, hablamos de un gran apagón como el que sufrió España hace unas semanas y del cual, a día de hoy, todavía no están claras las causas. ¿Por qué la NASA advierte de una tormenta solar y nos invita a que nos preparemos?
La NASA advierte sobre potentes erupciones solares: riesgo de apagones y caos en las comunicaciones globales
En los últimos días, nuestra estrella ha despertado con una fuerza inusitada. Lo ha hecho en pleno auge de su ciclo solar, un periodo que se repite cada once años y que ahora alcanza su punto culminante. Durante esta fase, la actividad solar se dispara: se producen más erupciones, más tormentas solares y más eyecciones de masa coronal, esos estallidos magnéticos que viajan por el espacio a velocidades de vértigo.
La región más activa del Sol —esa zona plagada de manchas y campos magnéticos inestables— está girando justo hacia la Tierra. Y con ella, aumentan las probabilidades de que su furia energética llegue directamente hasta nosotros. No es una teoría: ya está ocurriendo. Hace apenas unos días, la NASA detectó la erupción solar más potente registrada en lo que llevamos de 2025. Una llamarada X2.7 —la categoría más elevada— estalló en la superficie solar y generó apagones de radio en Oriente Medio.

Sí, en España hemos sufrido las consecuencias de un apagón hace bien poco, pero eso no es todo: la agencia espacial advierte que estos eventos extremos pueden continuar afectando las comunicaciones, las redes eléctricas, las señales GPS e incluso representar un riesgo real para satélites y astronautas en órbita.
Este tipo de tormentas no solo generan interferencias tecnológicas. También son responsables de uno de los fenómenos naturales más bellos de la Tierra: las auroras boreales. Cuando las eyecciones de masa coronal chocan con nuestro campo magnético, parte de esa energía se filtra en la atmósfera, tiñendo los cielos del norte con luces verdes, violetas y rosadas que parecen salidas de un cuento. Cuanto más intensa es la actividad solar, más frecuentes y visibles son estas auroras. Y si la tendencia se mantiene, podríamos estar ante un espectáculo celeste más habitual de lo normal durante las próximas semanas.

Todo apunta a que estamos entrando en una fase especialmente volátil del ciclo solar, como explican en varios medios. La cara más activa del Sol se asoma de lleno hacia nosotros y eso significa que, durante algunos días —o incluso semanas—, podríamos ver un repunte notable en la frecuencia e intensidad de fenómenos solares. Más interrupciones, más interferencias y más luces danzando en el cielo nocturno. Y como la propia NASA afirma, tenemos poco tiempo para prepararnos.