La guerra del futuro se librará en los cielos. Suecia ha presentado su propio caza invisible, mientras Europa se divide entre el célebre Tempest y otras alternativas al F-35 de Estados Unidos. Todos ellos, incluso las alternativas chinas, buscan un objetivo claro: luchar contra Rusia.
Pero, ¿y la respuesta de Rusia? La hay: el Su‑75 Checkmate. Este avión surge como una de las apuestas más ambiciosas de la industria rusa en los últimos años. Desarrollado por Sukhoi y bajo el paraguas de United Aircraft Corporation, se presenta como un caza ligero, furtivo y diseñado con la mirada puesta en el mercado de exportación, aunque con capacidades que podrían integrarlo en las fuerzas rusas si se confirma su viabilidad operativa. Su diseño monomotor y su perfil aerodinámico buscan conjugar eficiencia, velocidad y sigilo en un solo paquete.
El Sukhoi Su‑75 Checkmate: Mach 2, alcance de 3.000 km y apenas 30 millones de dólares por unidad para desafiar a los grandes cazas occidentales
El avión fue presentado en 2021 en la feria aérea de MAKS y desde entonces ha despertado un interés notable por su promesa tecnológica y su coste competitivo. Según los datos oficiales y estimaciones del sector, el Checkmate podría alcanzar velocidades de hasta Mach 1,8 o 2, alrededor de 2.200 a 2.450 km/h, con un alcance cercano a los 3.000 kilómetros.
Su capacidad de carga interna permitiría transportar hasta 7400 kilos de armamento, lo que le habilita para operar tanto en misiones aire-aire como aire-superficie. El avión incorpora soluciones modernas de furtividad, como la entrada de aire sin desviador, empenaje en V y compartimentos internos para armas, buscando reducir al mínimo su firma radar.
Más allá de la ingeniería, el proyecto tiene una dimensión estratégica clara. Con un precio estimado entre 25 y 30 millones de dólares por unidad, el Checkmate aspira a seducir a países que buscan capacidades avanzadas sin pagar los elevados costes de cazas occidentales de quinta generación.
Se espera que la producción inicial arranque entre 2026 y 2028, aunque el programa ha sufrido retrasos y todavía debe demostrar que el prototipo puede traducirse en una plataforma operativa fiable. La madurez del motor, la cadena de suministro afectada por sanciones y la validación de su tecnología furtiva son desafíos pendientes.
Si logra superar estos obstáculos, el Su‑75 podría consolidarse como una alternativa relevante en el mercado internacional de cazas. Su combinación de velocidad, alcance, sigilo y coste competitivo lo convierte en un proyecto que, de materializarse según lo previsto, alteraría la ecuación de poder aéreo en varios mercados emergentes. En caso contrario, el Checkmate podría quedar como un ambicioso diseño que nunca llegó a desplegar su verdadero potencial.















