El futuro del dominio aéreo europeo ya tiene nombre: Tempest. Este proyecto multinacional, liderado por Reino Unido junto a Italia, Suecia y Japón, busca crear el primer caza de sexta generación del continente. Su meta: reemplazar a los actuales Eurofighter Typhoon y situar a Europa al mismo nivel tecnológico que Estados Unidos con su F-35 y la poderosa China con el J-20 y otras grandes piezas, como los cazas de sexta generación.
Tempest, el caza europeo del futuro: alcanza los 2.470 km/h y costará 300 millones por unidad para desafiar el dominio aéreo de China
El Tempest promete una revolución en el combate aéreo. Será capaz de volar a Mach 2 (2.470 km/h) y operar a más de 60.000 pies de altitud, integrando armas de energía dirigida, misiles hipersónicos y enjambres de drones controlados por inteligencia artificial. Todo, con una firma de radar prácticamente inexistente y un sistema de guerra electrónica sin precedentes.
Más que un simple avión, el Tempest es una plataforma digital de combate. Su arquitectura abierta permitirá conectar cazas, drones, satélites y sistemas terrestres en una red única. La cabina será completamente virtual: los pilotos usarán visores de realidad aumentada y holográfica capaces de proyectar datos, amenazas y blancos directamente sobre el casco.
El avión contará con un sistema de inteligencia artificial que asistirá al piloto en tiempo real, analizando datos del campo de batalla y proponiendo decisiones tácticas instantáneas. En ciertos escenarios, el Tempest incluso podría volar sin piloto, controlado a distancia o mediante algoritmos autónomos.
El desarrollo del programa, liderado por BAE Systems y Rolls-Royce, se estima en más de 25.000 millones de euros, y cada unidad podría superar los 300 millones cuando entre en producción hacia 2035. Montará un nuevo motor con gestión térmica avanzada, diseñado para alimentar sistemas de armas láser y sensores de alta potencia.
En un contexto de creciente tensión global, el Tempest representa la apuesta de Europa por la autonomía tecnológica y la disuasión estratégica. Operará junto al futuro caza franco-alemán FCAS, pero su desarrollo paralelo busca garantizar que el Reino Unido y sus aliados no dependan de plataformas extranjeras como el F-35. Para muchos es el manifiesto tecnológico de una Europa que quiere dominar su propio futuro en la guerra aérea del siglo XXI.











