Entre el mar de Seto y el intenso tránsito marítimo de Japón se alza una de las maravillas de la ingeniería moderna: el puente Akashi Kaikyō, también conocido como el “Puente de la Perla”, que une las ciudades de Kobe y Awaji en la prefectura de Hyōgo. Con 3,9 kilómetros de longitud total y un tramo central de 1991 metros, ostenta el título mundial como el puente colgante más largo del planeta.
El gigante de acero japonés: Akashi Kaikyō, 3,9 km suspendidos sobre tifones y terremotos
Su construcción comenzó en 1988 y se completó en 1998, tras diez años de trabajo intensivo y una inversión aproximada de 500 millones de dólares. El puente se diseñó para soportar las extremas condiciones meteorológicas del estrecho de Akashi, un área famosa por tifones y terremotos. De hecho, durante su construcción, en 1995, un terremoto de magnitud 7,2 afectó la zona, pero el puente resistió el movimiento y su diseño se ajustó para soportar seísmos de hasta 8,5 de magnitud.
El tramo central, suspendido entre dos torres de 297 metros de altura, es un prodigio de cálculo estructural. Cada torre sostiene cables de acero que combinan 300.000 toneladas de resistencia, capaces de soportar vientos de hasta 290 km/h. Este diseño no solo garantiza la seguridad, sino también la durabilidad: el Akashi Kaikyō está previsto para permanecer operativo por al menos un siglo sin reparaciones estructurales mayores.
El puente no es solo un logro técnico: también es vital para la economía y el transporte. Cada día, más de 25.000 vehículos cruzan el estrecho, reduciendo significativamente el tiempo de viaje entre Kobe y la isla de Awaji y evitando la dependencia del transporte marítimo. Además, su construcción y mantenimiento han generado miles de empleos y fomentado la investigación en ingeniería civil de gran escala.
Más allá de los números, el Akashi Kaikyō es un símbolo de la resiliencia japonesa ante la naturaleza. Su elegante estructura, que se recorta sobre el mar y se pierde en la bruma de los tifones, combina funcionalidad y belleza, convirtiéndose en un icono mundial de la ingeniería moderna y un destino admirado por turistas e ingenieros por igual.















