España ya ha dado sus primeros pasos y ahora le toca el turno a Estados Unidos. El Pentágono se prepara para tomar una de las decisiones más relevantes de la década: elegir la compañía que diseñará y construirá el nuevo caza furtivo de la Armada estadounidense, el F/A-XX, un avión de combate de sexta generación destinado a redefinir la guerra aérea y que será el que acompañe al F-35 con el que tanto ahínco ha defendido Donald Trump.
Este proyecto busca mantener la supremacía de Estados Unidos frente a un panorama internacional cada vez más competitivo, especialmente ante el rápido avance militar de China, que desarrolla armas de energía dirigida y sistemas capaces de inutilizar o desorientar a sus enemigos y cazas de sexta generación de gran calidad.
De los F-22 al futuro: el nuevo caza invisible de sexta generación ya intimida a sus rivales
Según Reuters, las gigantes Boeing y Northrop Grumman compiten por hacerse con el multimillonario contrato del programa, cuya aprobación definitiva llegó de la mano del secretario de Guerra, Pete Hegseth. El desarrollo se había visto retrasado por disputas presupuestarias entre el Congreso y el Departamento de Defensa, pero el proyecto avanza ahora con vistas a la próxima década.
El F/A-XX será el pilar del programa Next Generation Air Dominance (NGAD) y sustituirá a los veteranos F/A-18E/F Super Hornet y EA-18G Growler, en servicio desde los años noventa. Concebido para operar desde portaaviones, combinará sigilo extremo, inteligencia artificial y la capacidad de coordinar en tiempo real enjambres de drones dedicados a misiones de ataque, reconocimiento o guerra electrónica.
Su diseño priorizará la baja firma radar, lo que lo convertirá en una aeronave prácticamente invisible incluso frente a los modernos sistemas de defensa A2/AD desplegados por China en el Pacífico. Incorporará además una arquitectura modular para integrar futuras mejoras en sensores, software y armamento.
El avión podrá transportar misiles aire-aire y aire-tierra de largo alcance dentro de bodegas internas, y se prevé su compatibilidad con armas hipersónicas y sistemas láser defensivos. Su precio unitario podría situarse entre 200 y 300 millones de dólares con un coste total del programa que se extenderá a lo largo de varias décadas.
Si todo avanza según lo previsto, el F/A-XX despegará oficialmente en la segunda mitad de la década de 2030, inaugurando una nueva era de supremacía aérea estadounidense en un cielo cada vez más disputado.















