1. Vandal Random
  2. Noticias
  3. Descubren una ciudad perdida maya que resistió más de un siglo a la conquista española y lleva 300 años oculta en la selva

Descubren una ciudad perdida maya que resistió más de un siglo a la conquista española y lleva 300 años oculta en la selva

Este descubrimiento desmonta la idea de una conquista fulminante, mostrando que en regiones remotas la resistencia se prolongó durante generaciones.
Descubren una ciudad perdida maya que resistió más de un siglo a la conquista española y lleva 300 años oculta en la selva
·
Actualizado: 10:34 13/8/2025
conquista
españa
mayas
méxico

En el corazón más inaccesible de la selva chiapaneca, donde la humedad perpetua y la maraña vegetal han ocultado durante siglos cualquier rastro humano, un equipo internacional de arqueólogos ha dado con lo que podría considerarse uno de los hallazgos más relevantes de la arqueología mesoamericana reciente: la localización de Sak-Bahlán, la enigmática “tierra del jaguar blanco”.

Este enclave, último bastión de los lacandones rebeldes, se mantuvo fuera del alcance de la Corona española durante más de un siglo, prolongando una resistencia que desafiaba la lógica de la conquista. Tras caer en 1695 y ser rebautizada como Nuestra Señora de los Dolores, desapareció de los mapas y de la memoria colectiva, quedando sepultada bajo más de 300 años de silencio selvático.

PUBLICIDAD

Encontraron cimientos de piedra, fragmentos cerámicos y herramientas de obsidiana

El hallazgo, avalado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y con un estudio en preparación para la revista Chicomoztoc, no es fruto del azar, sino de la precisión metodológica. Josuhé Lozada Toledo, arqueólogo del CINAH Chiapas, combinó crónicas coloniales del siglo XVII con un modelo predictivo desarrollado mediante Sistemas de Información Geográfica (SIG) y el software ArcGIS Pro. A partir de datos de topografía, hidrografía, patrones de vegetación y distancias de viaje descritas por cronistas —incluido un fraile español que narró el acceso a pie y en canoa desde el río Lacantún—, se acotó un área de búsqueda tan precisa que el equipo pudo internarse en la selva con una hoja de ruta clara, reduciendo el margen de error que había frustrado a generaciones de exploradores.

La expedición, dirigida también por Brent Woodfill (Universidad de Winthrop, EE.UU.) y Yuko Shiratori (Universidad Rissho, Japón), culminó tras días de navegación y marchas extenuantes entre lianas, riachuelos y la fauna del corazón de la Reserva de la Biosfera Montes Azules. Allí emergieron las huellas de la ciudad: cimientos de piedra, fragmentos cerámicos, herramientas de obsidiana y los restos de una pequeña iglesia colonial, testimonio del breve periodo en que la urbe fue ocupada por los españoles antes de su abandono. Aunque no se trata de una ciudad monumental como las del periodo clásico, sus construcciones modestas fueron concebidas para integrarse y camuflarse en el entorno, reflejando una estrategia consciente de supervivencia y discreción.

Sak-Bahlán fue mucho más que un refugio: entre finales del siglo XVI y 1695 funcionó como capital política y cultural de los lacandones-ch’olti’es, un pueblo que, tras la caída de su anterior capital Lacam-Tún en 1586, optó por el aislamiento como acto de resistencia. Desde allí continuaron cultivando maíz, chiles y frutales, criando guajolotes y manteniendo vivos rituales en cuevas y espacios sagrados, mientras mantenían redes de comercio —y en ocasiones de guerra— con otros pueblos mayas y asentamientos coloniales. La caída se produjo en un contexto de diplomacia rota: líderes enviados a negociar a Guatemala murieron de enfermedad antes de regresar, debilitando la cohesión interna y abriendo la puerta a la entrada de un contingente hispano-indígena que marcó el final de su autonomía.

Más allá del valor histórico, el hallazgo reaviva el debate sobre la verdadera duración y complejidad de la conquista en el área maya. Sak-Bahlán fue la penúltima capital en sucumbir; la última, Nojpetén —en el actual Petén guatemalteco—, caería solo dos años después. Este descubrimiento desmonta la idea de una conquista fulminante, mostrando que en regiones remotas la resistencia se prolongó durante generaciones. Para los descendientes de los antiguos lacandones, hoy repartidos entre Chiapas y Guatemala, la noticia no solo es un hito arqueológico, sino también una reivindicación de una historia que durante siglos fue narrada desde la perspectiva del vencedor.

El siguiente paso será aplicar tecnología LiDAR para penetrar visualmente el dosel selvático y cartografiar estructuras aún invisibles, incluyendo posibles caminos, terrazas agrícolas y zonas ceremoniales. Con ello, los investigadores esperan comprender mejor la organización espacial y las estrategias de subsistencia de este enclave rebelde. En palabras de Lozada Toledo, “Sak-Bahlán no solo es un descubrimiento científico: es un acto de justicia histórica hacia un pueblo que eligió la selva antes que la rendición”. Y en esa selva, advierten, aún quedan más secretos esperando a ser contados.

Comentarios: 0

En forosComentar en nuestros foros

Más sobre Ciencia

RANDOM
Flecha subir