En muchos hogares, es habitual adquirir varias barras de pan y congelarlas para consumirlas gradualmente, especialmente en forma de tostadas. Esta práctica no solo facilita la planificación semanal de las comidas, sino que, según recientes aportes de especialistas en nutrición, también podría ofrecer beneficios significativos para nuestra salud intestinal.
Congelar el pan no es malo, sino beneficioso: la aclaración de una nutricionista que cambia nuestra forma de consumir este alimento esencial
Carlota Serra Jorba, farmacéutica y dietista-nutricionista, ha compartido en su perfil de TikTok e Instagram (@conoceteysana_) que consumir pan previamente congelado y luego tostado puede ser beneficioso para la microbiota intestinal. Según Serra, la harina de trigo, componente principal del pan, contiene aproximadamente un 80% de almidón.
Al congelar el pan, este almidón sufre un proceso llamado retrogradación, donde su estructura se compacta, volviéndose menos accesible para las enzimas digestivas humanas. Como resultado, el almidón llega casi intacto al colon, donde las bacterias intestinales lo fermentan, produciendo butirato, un ácido graso esencial para la salud del colon y con propiedades antiinflamatorias.
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Beatriz González, otra nutricionista, también ha abordado este tema en sus redes sociales. Ella destaca que al congelar el pan, el almidón se transforma en una especie de fibra que el intestino no puede absorber por completo. Este almidón modificado, conocido como almidón resistente, llega al colon, donde es fermentado por la microbiota intestinal, generando butirato. Este compuesto no solo es crucial para la salud digestiva, sino que también ayuda a proteger las células del colon y promueve un equilibrio saludable de la microbiota intestinal.
Además de los beneficios para la salud intestinal, congelar el pan es una estrategia eficaz para reducir el desperdicio alimentario. Al conservar el pan en el congelador y descongelarlo según las necesidades, se evita que se endurezca o se eche a perder, permitiendo aprovecharlo por completo y evitando su desecho prematuro. Para potenciar estos efectos positivos, se recomienda optar por pan integral, que aporta más fibra y nutrientes. Acompañarlo con alimentos saludables como aguacate, aceite de oliva, tomate o hummus puede enriquecer aún más la dieta y contribuir al bienestar general, así como algo de ejercicio.
En resumen, la práctica de congelar y luego tostar el pan no solo es conveniente para la organización diaria, sino que también puede ser una aliada valiosa para nuestra salud intestinal y una medida efectiva contra el desperdicio alimentario.