Un equipo internacional de arqueólogos ha protagonizado uno de los hallazgos más asombrosos del año: el descubrimiento de un tesoro de la Edad de Bronce en el interior de un volcán inactivo en el oeste de Hungría.
En concreto, en la colina Somló, una formación volcánica de 431 metros de altitud que, gracias a su estado intacto, ha preservado durante milenios una sorprendente acumulación de objetos rituales y domésticos. El hallazgo, documentado por la Universidad de Cambridge y publicado en la revista Antiquity, ha sacudido el panorama de la arqueología centroeuropea.
Recuperaron más de 300 artefactos
El descubrimiento no se limita a unas pocas piezas dispersas: más de 300 artefactos fueron recuperados del subsuelo del cráter extinto, entre los que se encuentran joyas de ámbar, restos textiles, fragmentos de cuero, dientes de animales y, sobre todo, seis objetos metálicos excepcionales. Cinco de ellos pertenecen a la Edad del Bronce (entre 2200 y 800 a.C.), mientras que el sexto remite a un periodo más reciente: la Edad del Hierro, alrededor del 750 a.C. Las evidencias sugieren que estos elementos se almacenaron originalmente en vasijas cerámicas, lo que indicaría una práctica sistemática de acaparamiento y posible uso ritual del espacio.
La tecnología ha sido crucial para revelar los secretos ocultos bajo la superficie volcánica. El equipo utilizó sensores LiDAR y tomografía de neutrones para mapear el terreno y examinar la composición de los materiales sin dañarlos. Gracias a estas herramientas, los investigadores pudieron establecer con precisión la disposición original de los objetos y las huellas de su fabricación, lo que aporta datos inéditos sobre las técnicas metalúrgicas de la época.
El contexto del hallazgo resulta tan fascinante como su contenido. La colina Somló se alza sobre el valle del Marcal, una región de interés arqueológico desde el siglo XIX, pero que había sido poco explorada de forma sistemática. Ahora, los nuevos indicios apuntan a una ocupación humana continuada de la zona y a un uso ceremonial del volcán como lugar de almacenamiento ritual. El hallazgo reabre el debate sobre cómo las sociedades de la Edad del Bronce interpretaban y utilizaban el paisaje en relación con sus creencias y organización social.
Desde Focus hasta el portal oficial del Museo Nacional Húngaro, los medios especializados coinciden en destacar la importancia del hallazgo. No solo por la rareza de encontrar un conjunto de piezas tan completo y bien conservado, sino porque proporciona una ventana directa a las prácticas culturales de hace más de 3.000 años.















