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50.000 personas invirtieron 120.000 euros en la 'isla del Bitcoin': ocho años después, no hay casas y Vanuatu se hunde

Lo que iba a ser la primera 'cripto-nación' del mundo se ha convertido en un símbolo del fracaso digital: tras ocho años de promesas, miles de inversores siguen sin casa, el proyecto está paralizado.
50.000 personas invirtieron 120.000 euros en la 'isla del Bitcoin': ocho años después, no hay casas y Vanuatu se hunde
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Actualizado: 8:30 9/11/2025

La Isla Satoshi nació como una utopía digital. Aunque su existencia se hizo pública en 2021, el proyecto había estado en desarrollo desde 2017 con un objetivo ambicioso: crear una “cripto-isla” donde la propiedad se validara a través de NFT y la economía girara exclusivamente en torno a activos digitales. En teoría, debía ser el paraíso de los inversores del futuro; sin embargo, casi una década después, su historia se puede resumir en una sola frase: una ilusión inalcanzable sostenida por promesas que nunca se materializaron.

El proyecto, que lleva el nombre del enigmático creador de Bitcoin, ganó algo de notoriedad en 2022 cuando el entonces primer ministro de Vanuatu, Bob Loughman, decidió apoyarlo políticamente. La paradoja era evidente: su país, un archipiélago amenazado por el aumento del nivel del mar, se ofrecía como el hogar de una isla experimental que pretendía operar al margen del sistema financiero tradicional. A pesar de las advertencias sobre su viabilidad y la falta de asesoramiento técnico sólido, Loughman eligió mirar hacia otro lado, seducido por la promesa de una nueva fuente de inversión.

La Isla Satoshi colapsa: 50.000 compradores, 120.000 euros por cabeza y ni rastro del paraíso prometido

Bajo el lema de la “ciudadanía digital” y la “propiedad tokenizada”, los promotores aseguraron haber recibido miles de solicitudes para formar parte del proyecto. Pero aquel entusiasmo inicial pronto se topó con la realidad. Vanuatu no reconocía legalmente la ciudadanía digital, y la propia isla -conocida hasta entonces como Lautaro- solo contaba con un contrato de arrendamiento a largo plazo, lejos de la independencia que se vendía en sus campañas.

Isla Satoshi

Ni siquiera la promesa de emplear infraestructuras sostenibles fue suficiente para desenredar el nudo legal y administrativo que lo mantenía inmóvil. Las advertencias oficiales comenzaron a multiplicarse. El regulador de inmigración de Vanuatu emitió un comunicado contundente: Satoshi Island Limited no era un agente autorizado para ofrecer residencia permanente, y quienes solicitaran sus servicios debían actuar con extrema precaución. A partir de ese momento, el sueño empezó a resquebrajarse.

No hay ninguna vivienda entregada y los fundadores se encuentran con deudas millonarias

En julio de 2025, la propia organización anunció la suspensión de sus operaciones comerciales. Fue la señal definitiva de que algo iba mal. Entre 2024 y 2025, los informes sobre el proyecto apuntaron a un desarrollo mínimo, a contratos sin cumplir y a una larga lista de problemas legales y financieros. A ello se sumó un enemigo aún más implacable: el cambio climático. Los ciclones, la erosión costera y la amenaza constante del mar han convertido a Vanuatu en un territorio cada vez más frágil.

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A día de hoy, noviembre de 2025, no existe ninguna evidencia pública de que se haya entregado una sola vivienda, a pesar de que algunos compradores pagaron más de 120.000 euros por paquetes que prometían casas, licencias y privilegios digitales. Con las operaciones congeladas, los permisos en el aire y un entorno natural que se desmorona, la Isla Satoshi ha pasado de ser una “capital cripto” soñada a un símbolo más del espejismo digital.

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