Las extensiones para los navegadores son, en muchos casos, realmente útiles aunque también son un elemento más que deja expuesta, en parte, nuestra privacidad como usuarios de la red de redes.
Google quiere estrechar el cerco sobre las extensiones compatibles con su navegador, aplicando ciertas restricciones y limitaciones para intentar mejorar la privacidad de los que usan el navegador.
Tal y como podemos leer en Omicrono, Google ha anunciado los resultados de Project Strobe, una auditoría interna con la que han investigado fallos de seguridad y privacidad en sus productos.
Gracias a esta auditoría, además de descubrir las filtraciones de datos de Google+ que acabaron provocando el cierre de la red social, también han averiguado que las extensiones de Chrome pueden ser potencialmente peligrosas por la cantidad de información que obtienen de cada usuario.
Para intentar aumentar la seguridad del navegador, a partir de ahora Google pedirá a las extensiones que manejen datos y comunicaciones de los usuarios que publiquen una política de privacidad en la que expliquen cómo usan esos datos y quién puede acceder a ellos algo que afectará a ese 85% de extensiones para Chrome que no tienen esta política publicada.
Además, Google también pondrá límites a las extensiones y aplicaciones que se conecten a Google Drive que, a partir de ahora, tendrán que pedir permiso cada vez que quieran acceder a un archivo.
Gracias, Omicrono.
