Cuando Chrome llegó a mi ordenador en 2008 una de las cosas que más me gustaron fueron su velocidad y la facilidad para utilizar extensiones que se han ido multiplicando con el paso de los años para integrarse en el navegador de Google.
Sin embargo, las alarmas entre los usuarios hace unos meses cuando Google anunció un plan para reforzar la seguridad y privacidad de Google con Manifest V3, una nueva plataforma de creación y distribución de extensiones que iba a perjudicar de forma notable a las extensiones para bloquear anuncios, las más populares y a la vez las que necesitan un acceso más completo al navegador para interrumpir esa publicidad (y que de hecho genera un problema a Google y a las web que dejan de ingresar dinero por esta vía) algo que no iban a conseguir con esta nueva plataforma.
Marcha atrás, Google hablará con los creadores de extensiones y prepara una nueva hoja de ruta para el 2023
Tras el revuelo y las protestas de la comunidad de internautas que acusaban a Google de jugar sucio popularizando primero estas extensiones para ahora casi prohibirlas cuando tiene un dominio total en el mercado de los navegadores, el gigante tecnológico ha decidido dar marcha atrás a su decisión.
Ahora Google hablará con los creadores de estas extensiones para ver cómo podrían migrar a Manifest V3 y funcionar sin tener un acceso tan completo al navegador y a nuestros datos. Tras estas reuniones, Google presentará un nuevo plan en marzo del año que viene en el que veremos si estas extensiones sobreviven o no a la criba o si puede producirse un movimiento que haga que los usuarios se muden de forma masiva de navegador y opten por alternativas como Firefox, Opera, Edge o Brave.
