Google ha presentado su nuevo traductor, Fabricius, una ambiciosa herramienta que nos ayudará a traducir y descodificar jeroglíficos egipcios al vuelo. Se trata de una especie de Piedra de Rossetta mejorada que permitirá, gracias a una novedosa inteligencia artificial, traducciones exactas y muy completas. La herramienta, integrada dentro de Google Arts & Culture, se ha construido en base a una red neuronal compuesta por más de mil jeroglíficos de ejemplo, permitiéndonos incluso trastear a la hora de escribir nuestro propio texto y pasarlo a estos famosos símbolos.
Fabricius: una muestra del uso de la inteligencia artificial
Cuando pensamos en la inteligencia artificial la relacionamos automáticamente con videojuegos o asistentes personales encerrados, mágicamente, en un teléfono móvil o un altavoz. Google ha invertido mucho tiempo y dinero en diseñar Fabricius, a la que podéis acceder aquí y comprobar su rápido funcionamiento y capacidad.
En Mountain View han pasado años creando copias exactas de muchos jeroglíficos, ayudando a la inteligencia artificial a identificarlos, imitarlos y descomponerlos en siluetas fáciles de entender. De hecho, se ha usado el mismo proceso de traducción que usan los investigadores, que se reduce a la deconstrucción de los jeroglíficos, la gran parte muy parecidos, para que con el dibujo y la escritura sepan cómo traducirlos de la mejor manera.
“Hasta ahora, los expertos han tenido que profundizar manualmente a través de libros y más libros para traducir y descifrar el idioma antiguo, un proceso que prácticamente no ha cambiado durante más de un siglo. Fabricius incluye la primera herramienta digital, que también se está lanzando como código abierto para dar soporte a nuevos desarrollos en el estudio de idiomas antiguos, que decodifica jeroglíficos egipcios utilizando el aprendizaje automático”, se destaca en el comunicado oficial, afirmando que se usan tecnologías como AutoML de Google Cloud o AutoML Vision.
La web es bastante interesante, ya que además de permitir dibujar nuestro propio jeroglífico, nos anima a comprender qué se esconden tras ellos y de qué manera abordan los expertos las traducciones más complejas. De hecho, podemos comprobar cómo de rápida es la app de Google, que es capaz de traducir una imagen con jeroglíficos al momento. Si bien la herramienta puede ahorrar muchísimo tiempo a los egiptólogos y a los traductores, no se trata del final de los profesores ni de los investigadores de esta rama de la arqueología. El Dr. Roland Enmarch, profesor titular de Egiptología de la Universidad de Liverpool, piensa que el factor humano sigue siendo clave, y que las interpretaciones o los matices que puede detectar una persona están muy lejos de los resultados calculados o programados de una inteligencia artificial, por mucho que ésta vaya evolucionando y traduciendo mejor con el paso de los años. Como destaca Enmarch, los jeroglíficos cambian mucho con el tiempo y varían en función de los talladores o pintores, que aportaban su propio estilo.
