En las afueras de York, Inglaterra, arqueólogos han hallado un cementerio romano con más de 80 hombres jóvenes decapitados, algunos con heridas provocadas por animales salvajes. El análisis genético reveló que uno de estos individuos tenía ascendencia escandinava, desafiando la idea de que los primeros nórdicos llegaron a Gran Bretaña con los vikingos. Este gladiador, que vivió entre los siglos II y IV d.C., es un indicio de que personas del norte de Europa ya estaban presentes en la isla mucho antes de las invasiones vikingas o anglosajonas.
Twigstats: la herramienta que revoluciona el estudio de las migraciones
El descubrimiento fue posible gracias a una innovadora técnica de análisis genético llamada Twigstats, desarrollada por investigadores del Francis Crick Institute. Esta herramienta permite identificar conexiones genéticas recientes al analizar mutaciones compartidas en genomas antiguos. Aplicada a más de 1.500 genomas europeos, Twigstats ha permitido reconstruir patrones migratorios que hasta ahora resultaban difíciles de rastrear, revelando detalles sobre cómo los pueblos germánicos se desplazaron por Europa durante el primer milenio d.C.
Movimientos germánicos de ida y vuelta a Escandinavia
El estudio reveló que, durante la Edad del Hierro temprana, grupos germánicos emigraron desde el norte de Alemania y Escandinavia hacia el sur de Europa. Sin embargo, también hubo un flujo migratorio de retorno hacia Escandinavia antes de la Era Vikinga (800-1050 d.C.), lo que sugiere que estos movimientos fueron más complejos y duraderos de lo que se creía. Los investigadores encontraron que muchos de los individuos enterrados en el sur de Escandinavia durante ese periodo tenían ascendencia de Europa Central, evidenciando la mezcla genética entre ambas regiones.
La investigación también confirmó la expansión vikinga documentada históricamente. Los genomas de personas que vivieron fuera de Escandinavia durante la Era Vikinga muestran una mezcla de ascendencia local y escandinava. Se hallaron individuos en Gran Bretaña con ascendencia danesa, así como en Ucrania y Rusia con vínculos genéticos con Suecia. En fosas comunes británicas de la época, los restos de hombres ejecutados muestran estas conexiones genéticas, lo que apunta a que podrían haber sido miembros de partidas vikingas que encontraron un final violento.
El profesor Peter Heather, del King’s College de Londres, destacó que Twigstats abre nuevas puertas para resolver debates históricos sobre las migraciones humanas en Europa occidental. Según el estudio, las oleadas migratorias germánicas contribuyeron a la creación de las bases políticas y culturales de la Europa actual. Las tres ramas principales de las lenguas germánicas identificadas en el estudio —una que permaneció en Escandinavia, otra que se extinguió y una tercera que formó el alemán y el inglés modernos— son prueba del impacto duradero de estas migraciones.