En México, la arqueología se ha convertido en una profesión prometedora, dada la cantidad de descubrimientos recientes. Lo cierto es que el proyecto del Tren Maya ha revelado tesoros arqueológicos, incluyendo una pirámide de 25 metros de altura. En Ciudad de México, también se han encontrado los canales de Tlatelolco y herramientas rituales, evidenciando la rica herencia cultural del país. Estos hallazgos no solo fascinan a los arqueólogos, sino que también destacan la importancia de la preservación del patrimonio histórico y por eso ahora los científicos se apoyan en un nuevo método.
Un proyecto de gran envergadura es el que busca determinar si dentro del Castillo de Kukulcán en Chichén Itzá existe una pirámide oculta que podría albergar la tumba de Kukulcán-Quetzalcóatl. Este ambicioso proyecto involucra la tecnología más avanzada para explorar las profundidades del monumento.
La Universidad Estatal de Chicago y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han unido fuerzas para emprender esta misión utilizando rayos cósmicos, una técnica revolucionaria en el campo de la arqueología.
Un detector de rayos cósmicos para encontrar una pirámide oculta
Los investigadores de la UNAM están construyendo un detector que empleará muones cósmicos para estudiar la estructura interna del castillo. Los muones, partículas subatómicas con una masa mucho mayor que la de los electrones, son capaces de penetrar en la materia, permitiendo una exploración no invasiva. Esta técnica ha sido utilizada con éxito en las pirámides de Egipto y en el Vesubio, proporcionando imágenes detalladas de las estructuras internas sin dañarlas.
El propósito de esta investigación es obtener una imagen del patrón de densidad interno del Castillo de Kukulcán, similar a una radiografía. Los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sospechan que debajo del castillo podría haber una pirámide más pequeña. No todos los expertos están convencidos de que se encuentre la tumba de Kukulcán-Quetzalcóatl. Incluso podrían descubrirse cámaras ocultas, pero es escéptico respecto a encontrar la tumba, debido a las prácticas funerarias de los itzáes, quienes solían quemar a los personajes de élite y colocar sus cenizas en figuras de cerámica o incensarios. Aun así, la posibilidad de descubrir nuevos secretos del Castillo de Kukulcán mantiene viva la expectativa y el entusiasmo en la comunidad arqueológica.
