Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón (no, Plutón ya no). Todo el mundo sabe el orden de cercanía al Sol de los planetas del Sistema Solar y que Marte es nuestro planeta más cercano. Todos los días se descubre algo nuevo del espacio, como los extraños cuerpos orgánicos de Titán o la imponente explosión cósmica prevista para este año y que no volverás a ver. Pero lo último que esperábamos es que un reciente estudio llegara a la conclusión de que, en realidad; otro planeta es el más cercano a la Tierra.
Para llegar a esta conclusión se ha seguido un sistema de medición de distancia apartándose del habitual y centrándose, para explicarlo en pocas palabras, en las órbitas que cada planeta va trazando, lo que acorta o alarga la lejanía de cada cuerpo.
Otro planeta fue el más cercano a la Tierra durante el 46% del tiempo del último siglo
Como acabamos de decir, en este reciente estudio se han analizado las distancias teniendo en cuenta las órbitas de los planetas del Sistema Solar al girar en torno a nuestro astro. El modelo generalizado para medir distancias, en este caso, resultaría invalidado al contar el acortamiento entre cuerpos en la trayectoria de sus órbitas.
El resultado sería, en este caso y según los datos arrojados por los análisis, que Mercurio fue el planeta más cercano a la Tierra durante el 46% del tiempo del último siglo. Le siguen Venus durante el 36% del tiempo y Marte durante el 18%. Es decir, que en el hipotético caso de mandar satélites de exploración, técnicamente y en un momento idóneo, bien podría llegarse antes al planeta más cercano al Sol que a nuestros vecinos directos.
Evidentemente, se refieren a una media de tiempo y no a una simple medición de distancia, por supuesto. Todo sin entrar en que Marte sigue siendo más interesante para la exploración de planetas cercanos que Mercurio, en el que a fin de cuentas no podría sobrevivir prácticamente nada por las altas temperaturas. Y sin considerar siquiera que aún no hemos resuelto misterios como los "latidos" de la Tierra. Pero sí que es cierto que podría llevar a nuevos estudios y formas de interpretar nuestro Sistema Solar, algo que a su vez podría allanar el camino hacia otros estudios, descubrimientos o cambios en paradigmas y teorías firmemente establecidas.