En la actualidad, la presencia de metales pesados como el cadmio, el plomo, el mercurio o el arsénico en nuestro entorno y, en consecuencia, en la cadena alimentaria, se ha incrementado debido a las actividades humanas y a nuestros hábitos de vida. Estos elementos, que se encuentran de forma natural en la Tierra, pueden acumularse en alimentos esenciales para nuestra dieta, obligándonos a adoptar precauciones a la hora de seleccionar lo que consumimos. El arsénico, por ejemplo, naturalmente presente en suelos y aguas, ve aumentada su concentración por prácticas como la minería, afectando a alimentos básicos como pescados, mariscos y especialmente cereales que requieren grandes cantidades de agua para su cultivo.
Un reciente estudio llevado a cabo por la autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)pone de manifiesto que, dentro de la cadena alimentaria, los cereales y sus derivados, incluido el pan, son una de las principales fuentes de acumulación de arsénico inorgánico. A pesar de que el pan de trigo convencional no posee una alta concentración de este tóxico, su consumo masivo lo convierte en un contribuyente significativo a la exposición al arsénico.
El peligro de consumir habitualmente pan sin gluten
La preocupación aumenta con los panes libres de gluten, ya que estos, a menudo elaborados con harina de arroz, presentan mayores concentraciones de arsénico. Esta situación se ve agravada por la tendencia de consumir productos sin gluten no por necesidad médica, sino por la creencia errónea de que son más saludables. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha señalado, en este contexto, que productos derivados del arroz como las tortitas y cereales para el desayuno son particularmente ricos en arsénico, subrayando la importancia de variar nuestra dieta y no centrarla excesivamente en un solo tipo de cereal o producto derivado.
Es por eso que expertos y autoridades como la AESAN recomiendan adoptar una dieta diversificada que alterne entre diferentes tipos de cereales y alimentos. Aunque el arroz, tanto blanco como integral, es un alimento básico en muchas dietas, es crucial equilibrar su consumo con otros cereales menos propensos a la acumulación de arsénico. Incluso un estudio catalán reveló que el pan y los cereales serían el grupo de alimentos que más arsénico aportarían con hasta 1,72 microgramos al día.
Síntomas que puede provocar el consumo prolongado de pan con arsénico
La exposición a metales pesados como el arsénico, el plomo, el mercurio y el cadmio puede desencadenar una amplia gama de síntomas adversos en el organismo, que varían según el tipo de metal, la cantidad y el tiempo de exposición. A corto plazo, pueden surgir malestares tales como náuseas, vómitos, diarrea, y dolor abdominal. Con el tiempo, la exposición crónica puede llevar a consecuencias más graves, incluyendo daños en órganos vitales como el hígado y los riñones, trastornos neurológicos, deterioro cognitivo, y un incremento en el riesgo de desarrollar cáncer en órganos como la piel, pulmones y vejiga. Además, el plomo puede causar anemia y problemas en el desarrollo cognitivo en niños, mientras que el mercurio afecta al sistema nervioso y a la función renal. La acumulación de estos metales en el cuerpo humano es un serio riesgo para la salud, subrayando la importancia de prevenir la exposición y adoptar dietas y estilos de vida que minimicen su ingesta.
