Una reciente investigación llevada a cabo por el Center for Climate Integrity (CCI) ha sacado a la luz que los fabricantes de plástico han sido conscientes durante más de 30 años de que el reciclaje no constituye una solución viable, ni desde el punto de vista económico ni técnico, para gestionar los residuos generados por este material. A pesar de este conocimiento, las empresas han continuado promoviendo el reciclaje como una práctica sostenible, según apunta Richard Wiles, presidente de la ONG. Este engaño, perpetrado durante décadas, ha contribuido significativamente a la actual crisis de residuos plásticos, lo que ha llevado a exigir responsabilidades a las compañías involucradas por el daño ambiental ocasionado.
Ocultación con campañas de marketing
La fabricación de plástico, derivada del petróleo y el gas, plantea grandes dificultades para su reciclaje debido a la necesidad de una clasificación meticulosa de las múltiples variedades existentes, que no pueden procesarse conjuntamente. Además, el material sufre una degradación con cada ciclo de reutilización, limitando su vida útil a uno o dos usos. Documentos internos y estudios previos revelan que la industria ha estado al tanto de estos problemas, pero ha optado por ocultarlos en sus campañas de marketing, según la investigación de CCI.
Plástico desechable para multiplicar el consumo y la producción
Desde la década de los cincuenta, los fabricantes se enfocaron en producir plásticos desechables para asegurar un mercado de crecimiento constante, una estrategia que ha sido particularmente evidente en productos de un solo uso. En un intento por contrarrestar las críticas y regulaciones, la industria del plástico promovió el reciclaje como una nueva solución a partir de los años ochenta, a pesar de las voces internas que señalaban su inviabilidad como respuesta al problema de los residuos sólidos. Esta contradicción entre el discurso público y el conocimiento interno ha sido una constante en la estrategia de las empresas del sector.
Los fabricantes reaccionan
La reacción de la industria no se ha hecho esperar ante la publicación de este informe, defendiendo las inversiones realizadas en tecnologías de reciclaje y criticando el enfoque del CCI. Sin embargo, el informe resalta una historia de desinformación y prácticas engañosas que han perpetuado la crisis de los residuos plásticos. A medida que aumenta el escrutinio sobre las prácticas de la industria, crece también la conciencia pública y la demanda de soluciones reales y sostenibles para la gestión de los residuos plásticos, una crisis que no solo afecta al medio ambiente, sino también a la salud humana a nivel global.
