Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y ya, porque Plutón hace años que perdió la categoría de planeta. Estos son los planetas que conforman nuestro sistema solar... o tal vez no. Un nuevo estudio baraja la posibilidad de que haya un planeta vagabundo desconocido que se haya "colado" en los límites de nuestro sistema. No hay nada apocalíptico en ello, es algo más interesante que preocupante, tranquilo todo el mundo que no hace falta protegerse de él.
Esta hipótesis viene formulada en un estudio científico pendiente de revisión elaborado por el equipo de Sean Raymond, de la universidad de Burdeos (Francia). Su investigación está relacionada con la nube de Oort.
Para entenderlo de manera sencilla y en pocas palabras, la nube de Oort es la zona del espacio que rodea el sistema solar.
Imaginad un anillo en el espacio, más allá de Neptuno, una "zona muerta" por la que vagan innumerables cometas y cuerpos celestes. Es a través de este espacio por donde podría haber varios planetas a la deriva.
Pero ¿de dónde y cómo habrían llegado esos planetas a este lugar? Se barajan dos posibilidades. La primera y más factible (un 7% de probabilidad, rara pero no hace tanto que hemos visto cosas raras en Júpiter, por ejemplo) es un exoplaneta vagabundo. Explicándolo brevemente, hablaríamos de que otro sistema con una gravedad irregular hubiera "expulsado" uno de sus planetas y que éste se haya visto atrapado por la nube de Oort, haciendo que ahora esté vagando entre cometas y cuerpos helados. Un cuerpo interestelar invadiendo nuestro sistema, pero sin llamar la atención lo suficiente como para ser detectable.
La otra opción para la existencia de un vagabundo desconocido es mucho menos probable (0,5%). Esta segunda hipótesis baraja que un planeta del comienzo de nuestro sistema solar, mientras la situación del universo se estabilizaba por así decirlo, saliera despedido a la nube y quedase atrapado ahí, a la espera de ser descubierto.
La existencia de objetos transneptunianos (cuerpos celestes más allá de la órbita de Neptuno) entre los que puedan ocultarse planetas lleva décadas barajándose. Esta teoría se basa en irregularidades observadas en las órbitas de Neptuno y Plutón, que podrían deberse a algún cuerpo con cierta fuerza de tracción que pasara desapercibido... por el momento.