Si eres un consumidor habitual de comida rápida, habrás encontrado el aumento de precio de McDonald's o Burger King en algunos de sus productos. No, no eres el único y no se debe a la inflacción o el coste de las materias primas -al menos, no del todo-. Desde hace unas semanas, establecimientos de restauración o grandes cadenas y compañías han comenzado a aplicar el impuesto al plástico a toda su gama de productos, encareciendo el coste de muchos elementos como bebidas, salsas o menú. ¿De cuánto es la subida? ¿Hasta qué punto le repercutirá al consumidor?
McDonald's y Burger King acatan la ley del impuesto al plástico: así funciona la normativa del gobierno español
Se trata de una medida que ha afectado a numerosos establecimientos en España, y que ya se está viendo en muchas cadenas y compañías luego de que el Gobierno sacase adelante la Ley 7/2022 de 8 de abril, una medida que grava todos aquellos envases de plástico no reutilizables. Con ella, el Estado pretende recaudar unos 500 millones de euros y concienciar a la población del problema con el plástico, un material muy útil que está causando muchos problemas ecológicos debido a su mal reciclaje y a los desperdicios generados por las grandes industrias y núcleos de población. Empresas como Coca-Cola han empezado a trabajar en sus envases y algunas multinacionales de comida rápida como Burger King o McDonald’s no han tardado en adoptarla.
Los dos grandes de la fast food han comenzado a cobrar a sus clientes un céntimo por cada producto de plástico no reutilizable que se incluya a su pedido. Es decir, beber un refresco o una cerveza, así como consumir salsas en envases o tomarse una ensalada o un helado -por citar algunos ejemplos-, será más caro y repercutirá al cliente de forma directa.
Básicamente, cualquier envase con tapa o recipiente será grabado con este impuesto. Restaurants Brands Iberia (RBI), responsables de Burger King o Popeyes ha justificado la decisión como una medida necesaria y que afectara lo mínimo a los usuarios de sus establecimientos. Telepizza también ha hecho lo mismo, por lo que la medida es cada vez más generalizada.
Este tipo impositivo, de 0,45 euros por cada kilo de plástico, entró en vigor el pasado 1 de enero y no afecta únicamente a la alimentación, ya que perfumería y cosmética, droguería, hostelería, textil, ferretería, bricolaje y bienes tecnológicos de consumo tendrán que adaptarse a ella con el consiguiente sobrecoste, que dependerá del producto y de la empresa. En este momento, España es el único país de la Unión Europea que ha aprobado esta tasa, que había sido planteada en otras regiones por partidos verdes y con mayor conciencia ecológica. No obstante, el Gobierno defiende que el objetivo de esta nueva ley pasa por lograr una disminución de los residuos generados hace una década.