La industria del motor tiene un problema: los vehículos eléctricos no están vendiendo como deberían. Los principales fabricantes de coches del planeta están preocupados por la falta de interés de los consumidores, la falta de apoyo de los gobiernos y la pobre financiación en términos de infraestructura. Aunque a nivel político y social parecen haber calado entre los consumidores, muy pocos pueden permitirse un coche eléctrico. Y las grandes empresas del motor, tras este choque de realidad, no confían tanto en la adopción de vehículos eléctricos como lo hacían hace un año. ¿Qué está ocurriendo?
La industria del motor desconfía del éxito de los coches eléctricos y constatan sus pobres ventas
Da igual que se lancen modelos nostálgicos o se busquen alternativas de gran lujo o incluso se promocionen revolucionarios programas de piloto automático: los coches eléctricos no están vendiendo al ritmo que se esperaba. Según una encuesta realizada por la consultora KPMG a 900 ejecutivos de la industria del motor, las compañías están perdiendo la confianza.
Al parecer, y a nivel internacional, los ejecutivos creen que solo entre el 10 y el 40% de las ventas de vehículos nuevos serán eléctricos de aquí a 2030, una cifra considerablemente más baja que la dada el año pasado. Países como Estados Unidos, con la gerencia de la nueva Administración Biden desean que el 50% de las ventas de automóviles sean eléctricos para 2030, un aspecto que Europa también ve con buenos ojos. Pese a las políticas que buscan incentivar este tipo de compras y las leyes, que plantean prohibir la venta de vehículos de combustión en las próximas décadas, los consumidores no están por la labor de comprar coches que se enchufen al tendido eléctrico.
Ante este muro planteado por los propios usuarios, la industria del automóvil ha cambiado de parecer en menos de un año. En 2021, los grandes fabricantes creían que, en la próxima década, el 65 % de las ventas serían vehículos eléctricos; esa cifra se ha reducido ahora al 35 %. Los ejecutivos de las grandes corporaciones automovilísticas creen que únicamente Tesla podrá sacar beneficio en los próximos años, ya que piensan que es la compañía capaz de convertirse en un referente mundial y en un símbolo de las bondades de la automoción eléctrica de cara a 2030. Sí, los grandes jefazos de la industria del motor piensan que la participación de mercado de Tesla se reducirá en unos años, pero seguirá teniendo la mayor parte del pastel. Y lanzan una apuesta: Apple o BMW serán grandes referentes.
La cadena de suministros, el precio y la inflación: los temores de la industria del automóvil
¿Por qué la industria quiere vender coches eléctricos si desconfía tanto de ellos? La industria del motor sabe que, pese a las reticencias del mercado o el elevado precio actual de los coches eléctricos, este tipo de vehículos se acabará imponiendo. Es cuestión de tiempo e inversión, algo que parece haber calado en los principales gobiernos y las actuales medidas ecológicas y sostenibles que dicen promulgar. Sin embargo, el miedo de los fabricantes viene por la incertidumbre en los materiales de la cadena de suministro y los problemas económicos mundiales, más acuciados de los que se creían en un principio.
Una vez esos dos problemas se disipen, y la infraestructura para los abastecimientos eléctricos de este tipo de vehículos comience a despegar, creen que el público adoptará la movilidad sostenible y que los incentivos por parte de los gobiernos llevarán a la población a plantearse la compra de un coche de estas características.