Elon Musk no sabe qué hacer con Twitter. El magnate sudafricano, con una gran historia detrás, adquirió la red social del pájaro azul por 44.000 millones de dólares hace unas semanas y se ha dado cuenta de que no sabe cómo monetizarla. Lo intentó con su deficiente sistema de verificación, que ha generado la salida de anunciantes y el caos en la bolsa. Lo planteó con un muro de pago. E intentó maquillar las cuentas de la empresa despidiendo a miles de empleados vía mail. Ahora, con graves problemas financieros, se ha encontrado con una dimisión en masa de los empleados luego de un ultimátum enviado por el responsable del Tesla o SpaceX en el que planteaba una nueva cultura corporativa. ¿Qué ocurrirá? ¿Peligra Twitter?
Twitter se sume en el caos tras el ultimátum de Elon Musk y sus nuevas condiciones laborales
Cientos de empleados han decidido abandonar sus puestos de trabajo tras haber rechazado el ultimátum de Elon Musk en el que se les invitaba a asumir una nueva cultura corporativa. Musk, que quiere monetizar y buscar un nuevo formato para Twitter, se ha encontrado con una plantilla en rebelión tras la primera oleada de despidos.
Pese a que el magnate nacido en Sudáfrica ha decidido permanecer tranquilo, la situación dentro de las oficinas de la red social parece caótica. "Los mejores se quedan, así que no estoy superpreocupado", ha argumentado Musk. El millonario creía que sus planes para crear Twitter 2.0 iban a ser mejor recibidos, pero no ha sido así.
"En el futuro, para construir un Twitter 2.0 rompedor y tener éxito en un mundo cada vez más competitivo, tendremos que ser extremadamente duros. Esto significará trabajar muchas horas a gran intensidad. Solo un rendimiento excepcional constituirá un aprobado", ha escrito en el correo interno que fue desvelado por The Washington Post y el que ha causado gran controversia. "Si estás seguro de querer formar parte del nuevo Twitter, por favor, haz clic en el enlace de abajo”, rezaba el mail interno. Con un tiempo delimitado, si no pulsabas, los empleados se quedarían sin trabajo y recibirían una indemnización de tres meses.
Elon Musk esperaba una mayor aceptación, ya que despidió a la mitad de la plantilla de aproximadamente 7500 trabajadores a la semana siguiente de hacerse con el control de la compañía, un aspecto que se agravó con la ola de dimisiones de directivos y gestores en las últimas semanas. El abandono masivo de estos empleados en las últimas horas ha llevado a Twitter a una situación delicada. Algunos de los trabajadores, programadores y diseñadores, han relatado sus experiencias en hilos publicados en la misma red social que se han vuelto virales y han demostrado tener mucha repercusión. Medios estadounidenses remarcan que la herramienta de comunicación interna de la empresa, Slack, estaba plagada de mensajes de despedida y cartas de adiós.
Entre las críticas de los antiguos trabajadores de Twitter destacan las condiciones laborales, entre las que se había impuesto el trabajo presencial -algo de lo que reculó Musk- y las jornadas de trabajo extra. Ante la salida masiva de empleados, Musk ha decidido cerrar la sede de Twitter en San Francisco, invalidando los pases de seguridad actuales y denegando el acceso a los trabajadores hasta el lunes por temor a que puedan boicotear a la empresa. ¿Peligra Twitter? Es pronto para saberlo, pero lo que sí se puede dilucidar tras estas semanas es que la situación de la compañía es precaria y que el nuevo dueño tiene grandes problemas con sus empleados y la estructura interna de la empresa.