Los derechos de la adaptación televisiva de El Señor de los Anillos fue encarnizada. Netflix, HBO y Amazon pelearon hasta al final, presentando distintas propuestas a The Tolkien Estate y ofreciendo diversas aproximaciones de las que, como atestigua El Señor de los Anillos: Los anillos de poder, Amazon salió victoriosa. La serie más cara de la historia del medio, un éxito sin precedentes en audiencia, casi no llegó a realizarse ante la insistencia de Netflix y su proyecto, que pretendía transformar la Tierra Media en un universo compartido de series al estilo de Marvel Studios. Así lo confirman desde The Hollywood Reporter, que ha entrevistado a J.D. Payne y Patrick McKay, showrunners del show de Prime Video.
Netflix quiso convertir la Tierra Media en un universo cinematográfico de series al estilo Marvel
Aunque es cierto que Warner Bros. y New Line Cinema retienen los derechos de cara a las producciones cinematográficas, con las trilogías de El Señor de los Anillos y El Hobbit como principales baluartes -en la última, con el apoyo de MGM-, los derechos televisivos del Legendarium de Tolkien fueron el objeto de disputa de una de las luchas comerciales más grandes de cuantas se recuerdan en el sector del incipiente streaming. En muy poco tiempo, las principales plataformas demostraron su intención de producir series ambientadas en la Tierra Media, con nombres como los hermanos Russo postulándose como creativos de algunos de los proyectos.
Netflix fue una de las más agresivas. Se acercaron al The Tolkien Estate con una idea muy clara: regresar a la Tercera Edad del Sol para reformular la Guerra del Anillo y lo narrado en las películas de Peter Jackson. Las intenciones eran las de hacer series para personajes como Gandalf y Aragorn, que luego desembocarían en un proyecto conjunto con aventuras compartidas. Básicamente, lo que Marvel o DC hacen con sus películas de superhéroes y el sino de los tiempos actuales.
Todos estos proyectos iban a estar vinculados a la historia de El Señor de los Anillos, un aspecto que no terminó de convencer a los herederos de J.R.R. Tolkien, que ya habían tenido sus más y sus menos con la adaptación de la trilogía a cargo del neozelandés. Uno de los principales rechazos provino del propio Christopher Tolkien, que no estaba interesado en regresar a la misma trama.
Pese a que el plan de Netflix era el de replicar lo que se estaba viendo con series como Daredevil, Luke Cage o Jessica Jones, los responsables del patrimonio de Tolkien y sus derechos cerraron la puerta y esperaron otras propuestas. Ahí fue cuando llegaron Payne y McKay, que propusieron volver hacia atrás en base a Los Apéndices, contando historias centradas en la Segunda Edad, la forja de los anillos y el auge y caída de Númenor, proponiendo una visión distinta a la de sus competidores, plagada de misterios y personajes clásicos e inéditos.
Con un pequeño mapa de la Tierra Media dibujado a mano, mucha pasión y una historia para cinco temporadas, el pitch de ambos creativos pasó el corte en varias reuniones y aproximaciones con los ejecutivos. Además, prometieron contacto directo con los gestores del patrimonio, que tendrían voz y voto en muchas de las decisiones tomadas en la serie. Amazon respaldó el proyecto con una cantidad ingente de dinero y ofreció a los showrunners la posibilidad de llevar a cabo su visión. Ahí entra Simon Tolkien, nieto de Tolkien e hijo de Christopher, que ha servido como enlace entre la producción y los responsables del patrimonio del escritor. Los anillos de poder, cuya primera temporada -cargada de misterios- está cerca de finalizar, ya está rodando nuevos episodios.