El año arrancó con Ezra Miller siendo detenido en Hawái por una conducta agresiva, alterando el orden público con su actitud y generando cierto caos en distintos locales y hoteles. El asunto evolucionó a una conducta violenta y agresiva, con distintas acusaciones y denuncias de abuso surgiendo cada pocos días. Miller y su espiral destructiva nos presentó algunos titulares poco habituales para una estrella de Hollywood, creando un problema para Warner, estudio que había financiado Animales Fantásticos y la esperada The Flash, en la que Miller es la gran estrella. Tras ser acusado de robo y allanamiento de morada, el estudio decidió poner pie en pared e invitarlo a pedir perdón por sus actitudes. El intérprete ha accedido y parece que todo su historia delictivo ha acabado guardándose en un cajón (vía Vanity Fair).
La mayoría de los problemas legales y denuncias de Ezra Miller han quedado resueltas
La gran mayoría de los problemas legales que acarreaba Ezra Miller sobre su espalda han quedado solucionado o han desaparecido. Fuentes cercanas a Vanity Fair afirman que Warner y su equipo legal han estado trabajando para limpiar el historial del actor, que había acumulando un buen número de problemas con la justicia y la ley en las últimas semanas.
En el artículo explican que se ha diseñado una estrategia legal estilo whack-a-mole, es decir, cuando surge un problema o aparece alguien que haya tenido algún tipo de roce o asunto con el actor, se decide actuar de forma rápida y con un objetivo claro: pagar a las víctimas con diligencia a cambio de que firmen un contrato o NDA que les impida denunciar una vez hayan recibido el dinero.
Warner no quiere problemas una vez se pongan a preparar la campaña de promoción de The Flash, y parece que las reuniones previas han encauzado la película. Miller y su agente, Scott Metzger tuvieron una "reunión muy positiva" hace unas cuantas semanas con los nuevos ejecutivos responsables de Warner Bros. tras la fusión con Discovery, Michael De Luca y Pamela Abdy. Al parecer, la conversación se centró en ver cómo el actor está comprometido con la película (se estrenará el 23 de junio de 2023), evaluando las opciones que tienen desde el estudio de cara a contar con él en la promoción de un filme que se estima ha costado más de 300 millones de dólares.
Warner sigue evaluando la forma en la que Miller pueda "disculparse por llamar la atención negativa sobre la producción y la compañía", un aspecto que sigue siendo un escollo, sobre todo de cara a la opinión pública, ya que la imagen del actor sigue estando muy deteriorada.