Harry Potter: Regreso a Hogwarts ya está disponible en HBO Max para celebrar el 20 aniversario de Harry Potter y la piedra filosofal, que fue la primera película que dio el pistoletazo de salida a la serie de adaptaciones de J.K. Rowling en 2001. A raíz del estreno de ese evento de reunión especial a lo Friends: The Reunion, han surgido todo tipo de declaraciones sobre las cintas de la saga: detalles, curiosidades, sentimientos de los protagonistas (como el casi abandono de Emma Watson de Harry Potter por la explosión de fama)... Y también hemos tenido la revelación de la escena más difícil de rodar, según Chris Columbus para SlashFilm.
Para nuestra sorpresa, no se trata para nada de ninguna secuencia dramática en la que los actores debían mostrar sus máximos dotes interpretativos. El final de la Piedra Filosofal, por ejemplo, o el tramo de las trampas mortales tras superar al grandioso perro de tres cabezas (también conocida Fluffy).
La secuencia más complicada fue la de Quidditch, porque no era sencillo introducir al espectador en un nuevo deporte mágico y, a la vez, rodar los partidos.
Escobas voladoras, batazos y tres porterías
"La escena más difícil de filmar fue la de Quidditch. La audiencia tenía que entender las reglas de inmediato. J.K. Rowling básicamente hizo un libro de reglas para nosotros, un libro de reglas de Quidditch, explicando cada detalle del juego. Luego, Stuart Craig, nuestro diseñador de producción, diseñó el aspecto del campo de Quidditch y creó un campo que se sentía auténtico y real para un juego que es completamente irreal".
Finalmente, la secuencia del Quidditch salió genial y hasta se convirtió en el referente a seguir para el resto de películas de Harry Potter en la que podíamos ver partidos de este curioso deporte que ha acabado con muchísimos huesos de los jugadores. Harry Potter y la piedra filosofal marcó a fuego los pasos que debía seguir la saga. No solo porque fue la primera, sino porque Columbus procuró dejar más o menos claro el tono que debían seguir las cintas venideras (aunque luego David Yates hizo lo que quiso en algunos casos).