Malas noticias. La semana pasada un grupo de expertos de distintas agencias y organismos políticos estuvo trabajando en un ambicioso simulacro de impacto de meteorito. El objetivo no es otro que el de prepararse a nivel político, social y militar ante una catástrofe de gran calado, pero parece ser que se ha saldado con un gran fracaso. Si en el último que se hizo se perdió casi toda la ciudad Nueva York, la nueva simulación se ha saldado con media Europa completamente arrasada y un gran nivel de descoordinación entre países. (vía Gizmodo).
Un simulacro que revela que no estamos preparados
El simulacro, que ha durado una semana, ha incluido un buen número de ejercicios y escenarios relacionados con un hipotético meteorito detectado con unos seis meses de antelación. Como explican desde los organismos implicados, el supuesto asteroide, bautizado como 2021PDC se descubrió el 19 de abril en una revisión rutinaria realizada con telescopios por todo el mundo. En las maniobras, en un primer momento, se creyó que el cuerpo celeste solo tenía un 5% de posibilidades de impactar en la Tierra aunque se decidió mantenerlo bajo vigilancia.
El simulacro, que ha sido orquestado por el JPL y el Centro de Estudios de Objetos Cercanos, decidió al día siguiente calcular qué pasaría si se confirmase el peor de los escenarios posibles. Con los nuevos cálculos de los investigadores, se descubrió durante el ejercicio que el asteroide tenía muchas posibilidades de impactar en Europa o el Norte de África.
La simulación pasó entonces a un momento crítico. Tras descubrirlo en abril y catalogarlo como potencialmente peligroso en mayo, el tercer día de ejercicios, correspondiente a un ficticio 30 de junio, confirmó los peores presagios. Los astrónomos confirmaron un impacto seguro en el centro de Europa y también lograron medir con precisión el tamaño del supuesto meteorito 2021PDC, catalogándolo como un cuerpo celeste de unos 140 metros de diámetro, algo más pequeño de lo supuesto en un principio. Al día siguiente de las maniobras, se pudo comprobar que el lugar del impacto sería en algún punto entre las fronteras de Alemania, Austria y República Checa, calculándose con bastante exactitud el día y la hora del golpe. Durante los meses que van desde junio a octubre, estos organismos intentaron diseñar planes de evacuación y de seguridad que propusieran a los gobiernos implicados el movimiento de millones de personas de un sitio a otro, alejándolos de la zona de impacto.
Así pues, el 20 de octubre a las 17:02 en esta particular cronología de ficción, el 2021PDC impactó contra la zona prevista. La devastación fue inenarrable. Generó daños en una zona de 300km de diámetro, destrozando la ciudad de Passau que fue arrasada del golpe y porrazo, siendo las ciudades de Salzburgo y Linz muy perjudicadas por la onda expansiva, que también llegaría a Praga y Munich. Como explican en medios como Gizmodo, los daños personales e inmateriales indirectos son incalculables, y se podrían extender a toda Europa Central, algo a lo que habría que sumar el día después y los meses venideros. Aunque explican que estos ejercicios han ayudado a saber hasta qué punto hay coordinación y se puede calcular la trayectoria de un asteroide en ruta de colisión contra la Tierra, se ha demostrado lo que ya podríamos saber: la humanidad en estos momentos es completamente incapaz de desviar, detener o destruir un asteroide de ese tamaño. Las medidas de seguridad y prevención no han sido suficientes.
¿Qué hacer entonces? Invertir en sistemas de detección, potenciar la coordinación entre agencias y organismos y buscar sistemas de destrucción como el lanzamiento de proyectiles desde corta distancia o el uso de impactadores cinéticos que puedan desviar las durante de aquellos asteroides sospechosos de colisionar con la Tierra. Como remarcan en algunos medios, el próximo verano de 2022 se lanzará uno de estos satélites con capacidad de generar impactos cinéticos contra uno de los asteroides del sistema binario Dimorphos, un experimento que nos podría dar algo de esperanza. Y la necesitamos.