Juan Carlos Izpisua, líder de un equipo de científicos de diferentes campos, ha creado 132 embriones con una mezcla de células de mono y humano en un laboratorio de China. Se trata de uno de los controvertidos experimentos que un grupo de genetistas, biólogos e investigadores destinados a crear nuevos órganos para transplantes. Según comentan en El País, al menos tres de estos embriones de quimera llegaron a crecer durante 19 días fuera del útero, momento en el que los investigadores interrumpieron el estudio por motivos éticos.
Un experimento que busca facilitar los transplantes de órganos en el futuro
Desde hace años, la comunidad científica se refiere a estas estructuras biológicas como quimeras, en referencia a los monstruos y criaturas con cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón de la mitología griega. Este estudio, financiado parcialmente por la Universidad Católica San Antonio de Murcia, busca facilitar los transplantes de órganos, haciéndolos personalizados al huésped y evitando los rechazos o los problemas de las listas de esperas.
"Cada año mueren decenas de miles de pacientes en la lista de espera para un órgano", explica Izpisua, un científico nacido en Hellín (Albacete) y que espera avanzar en su experimento con la creación de quimeras de cerdo y persona, intentando generar órganos humanos en el ganado porcino para evitar rechazos o complicaciones.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se calcula que se hacen unos 130.000 trasplantes al año en el planeta, menos del 10% de los necesarios, y no todos ellos funcionan al completo. El equipo de Izpisua lleva varios años en esta tarea, colaborando activamente con el Instituto Salk, en La Jolla (Estados Unidos), que ya presentaron una versión muy rudimentaria del experimento en 2017 con la creación de quimeras de cerdo y humano. En un principio no funcionó como creía, por lo que el investigador español decidió dar marcha atrás en sus ambiciones y pensó que era más fácil intentándolo con dos especies mucho más próximas: los monos y los humanos.
Para lograr su objetivo, el equipo utilizó óvulos de una decena de hembras de macaco cangrejero, los han fecundado con espermatozoides de la misma especie y, tras seis días de cultivo en el laboratorio, han obtenido 132 diminutos embriones, con 110 células animales cada uno y un puñado de células humanas. Gracias al cóctel diseñado en el laboratorio, estas quimeras embrionarias pueden convertirse en cualquier tipo celular que se precie, ya sea piel, músculo, hígado o incluso un corazón. El resultado, como explican en su estudio, es una bolita mixta de unas 10.000 células, con un porcentaje humano del 7% como máximo ético. Como ha destacado Izpisua, los experimentos se han llevado a cabo en el Laboratorio de Investigación Biomédica con Primates de Yunnan, una instalación con miles de monos en la ciudad china de Kunming.
Críticas y dudas éticas
Es un experimento muy controvertido. El estudio ha recibido críticas feroces por parte de numerosas entidades científicas y religiosas. Por un lado tenemos a la británica Christine Mummery, presidenta de la Sociedad Internacional para la Investigación con Células Madre, que ha alertado de que las quimeras de humanos y animales es un terreno muy peligroso. "Están traspasando los límites éticos y científicos establecidos", explicaba Mummery. De hecho, ante el avance de estas técnicas de hibridación embrionaria, están reformulando nuevas directrices para intentar garantizar la integridad de este tipo de investigaciones en el ámbito internacional. "El resultado de los experimentos es interesante, pero justificar su realización en el contexto de la medicina regenerativa para generar órganos humanos en animales para trasplantes me parece un objetivo muy lejano", explicaba la bióloga, de la Universidad de Leiden (Países Bajos).
Otros se preguntan los motivos por los que se ha hecho el experimento en China. "¿Es porque científicamente están más avanzados o es porque éticamente están más relajados?", relataba el jurista Federico de Montalvo, presidente del Comité de Bioética de España. "El objetivo actual es digno de aplauso, pero quizá habría que plantearse también si se puede utilizar para otros fines, como crear una especie de sujeto intermedio. El riesgo es abrir un camino que puedan recorrer otras personas", concluía.