Cuando les preguntaban a los propios desarrolladores de Gearbox Software, siempre respondían lo mismo, que Borderlands era un shooter RPG. En el momento de su estreno, allá por el año 2009, resultaba una idea fresca y original. Era un título arriesgado, que recogía un género de éxito y le aplicaba una reinvención, maquillada por un apartado visual al estilo cartoon. Veías una captura y ya sabías qué juego era. Tenía una gran personalidad.
Shooter RPG más Cel Shading igual a éxito
Para los que estaban acostumbrados a experiencias tradicionales como Call of Duty, resultaba novedoso (y extraño) ver numeritos de daño por todas partes, y que algunos enemigos recibieran disparos por encima de sus posibilidades. También que esto implicara ganar experiencia y que hubiese una sensación de progresión intensa, con millones de armas (gracias al diseño procedural) y tantas estadísticas como para aburrirse de leerlas. También había un árbol de especialización para cada uno de los 4 protagonistas seleccionables, algo que de alguna manera te permitía definir una determinada clase.
Pero tal vez una de las características más definitorias es que podía jugarse de forma cooperativa, y de hecho era un juego que estaba muy centrado en ello. Lo mejor es que no solamente podía hacerse online (hasta 4 jugadores), sino a pantalla partida para un máximo de dos personas. Por supuesto, la dificultad se adaptaba al número de usuarios que estuviesen jugando, dando lugar a una de las experiencias coop más satisfactorias que se hayan experimentado en un videojuego.
El tono narrativo de Borderlands también era fenomenal. La irreverencia es su clave principal, y nos plantea una aventura ambientada en Pandora, un planeta que se dice que oculta una bóveda alienígena. El problema es que aparte de nuestros cazadores, hay también otras facciones (incluyendo una corporación militar) muy interesadas en esta misteriosa cámara. Así se erige la acción, en un entorno desolado y plagado de bandidos, además de criaturas salvajes.
El shooter RPG contó con varios guionistas y compositores, incluyendo nombres tan reconocidos en la industria como Jesper Kyd (de la saga Assassin's Creed). Randy Pitchford, el autor de la idea, tuvo su inspiración en su pasión por el género RPG, unida a su experiencia al trabajar en shooters en primera persona, como fue el caso de Duke Nukem, Half-Life o Brothers in Arms.
Muchos no confiaron en la propuesta en un principio, pero cuando se vio que vendía millones todos tuvieron que afrontar que había sido una genialidad. No fue sencillo, y es que sus propios creadores tuvieron sus dudas. Tantas fueron, que tuvieron una gran determinación y cambiaron el aspecto realista inicial por otro más vivo y colorido. Creyeron que un tono serio no encajaba con un mundo fantástico, y al final dieron en el clavo.
El legado de Borderlands
Después de las buenas críticas recibidas, el equipo decidió ponerse en marcha y crear una secuela que fue lanzada tres años más tarde (también con excelentes resultados). Y el resto ya lo sabéis, con Borderlands: The Pre-Sequel, Borderlands 3 y un conjunto de títulos fuera de la saga principal que ampliaron el universo del juego. También una película que, por desgracia, no estuvo a la altura de los videojuegos.
En realidad, el verdadero interés de esta primera entrega está, aparte de en el propio videojuego, en su importante legado. Popularizó el término loot-shooter y estableció los cimientos para títulos como Destiny o The Division. Fue importantísimo para el auge del género.
¿Te apetece rememorar el clásico de Gearbox? Pues puedes hacerlo en PC, en PS3 o en Xbox 360... pero si no quieres irte tan lejos tienes versiones para PS4, XOne y Nintendo Switch, mediante versiones remasterizadas y la Borderlands Legendary Collection. De hecho, puede que tengas alguno de los juegos de la saga en tu biblioteca, porque sin ir más lejos sus secuelas se ofrecieron gratis en Prime Gaming.