Ha llovido ya mucho desde que en el año 1993 el mundo viese nacer un videojuego que se convertiría por méritos propios en uno de los títulos más influyentes y relevantes de la historia que, no obstante, el paso del tiempo y los avances de la industria han provocado que se vaya olvidando paulatinamente y las nuevas generaciones no lo conozcan en absoluto.
Hablamos de Myst, la obra maestra de los hermanos Miller. Un juego de puzles para ordenador que rompió cualquier expectativa que sus desarrolladores hubiesen depositado sobre él, ya que durante la década de los años 90 pasó a ser el juego más vendido de todos los tiempos en PC, ostentando dicho honor hasta la llegada en 2002 del fenómeno creado por Will Wright que acapararía la atención de millones de jugadores, Los Sims.
Un juego de puzles rompedor, exigente y con una historia fascinante que dejó una huella insuperable
En la década de los años 80 del siglo pasado, Rand y Robyn Miller, los creadores de Myst (quienes habrían de fundar la compañía Cyan), se dedicaron a desarrollar algunos títulos en blanco y negro con jugabilidad de point and click dirigidos para el público infantil, como The Manhole, Cosmic Osmo and the Worlds Beyond the Mackerel o Spelunx. Todos ellos fueron juegos pequeños y sin mucho éxito que no les reportaron demasiadas ganancias ni reconocimiento.
Ansiosos por crear una obra más ambiciosa que atrajese al público adulto, alrededor de 1990 los hermanos empezaron a trabajar en una idea que pretendía tener varios elementos rompedores, como una historia no lineal, personajes creíbles, toma de decisiones éticas o gráficos revolucionarios para la época. Un título influido por el misticismo de la literatura de Julio Verne y los portales a otros mundos como los vistos en los libros de Las crónicas de Narnia.
Los hermanos querían crear un juego de rompecabezas insólito, y para ello pensaron en que lo mejor que podían hacer era diseñar un mundo (o varios mundos) que incluyese puzles y misterios que se pudiesen resolver utilizando la observación y el sentido común. Se pasaron meses desarrollando los rompecabezas y a su vez la historia que los envolvería, en la que los jugadores asumen el rol de una persona sin nombre que se topa con un libro inusual titulado "Myst".
A través de este libro, tras tocarlo con su mano, el protagonista cae a una especie de isla solitaria en la que encuentra una biblioteca con dos libros más, uno de color azul y otro de color rojo. Ambos retienen en su interior a Sirrus y Achenar, los hijos de Atrus, quien una vez vivió tiempo atrás en la isla con su esposa y escribió libros que servían para viajar a otros mundos -conocidos como Eras-. Sin embargo, Atrus ahora está muerto, y los hermanos se culpan entre ellos y piden ayuda para escapar de su cautiverio.
Por medio de la exploración en primera persona y la resolución de complejos acertijos, el jugador debe ir encontrando otros libros perdidos y ocultos que permiten viajar a más Eras, donde se hallan páginas rojas y azules necesarias para completar la historia de Sirrus y Achenar y descubrir toda la verdad de lo ocurrido en el pasado.
Contra todo pronóstico, y pese a estar enmarcado dentro de un género que por aquellos tiempos todavía no era especialmente popular, Myst se convirtió en un éxito que poco a poco, como una bola de nieve rodando ladera abajo, se iría haciendo cada vez más y más grande. Lanzado originalmente en CD-ROM en septiembre del 93 para Macintosh, alcanzaría las 200.000 copias vendidas en sus primeros siete meses de vida.
En el 1994 llegaría el port a Windows, y el boca a boca comenzaría a hacer efecto cada vez más. Para finales de ese mismo año superaría el medio millón de unidades vendidas, pasando a ser el juego de mayor éxito de Broderbund. No tardaría en alcanzar su primer millón de ventas unos meses más tarde, y la cosa seguiría creciendo a lo largo de la década, hasta el punto de superar las seis millones de copias para comienzos del nuevo siglo, lo que le permitiría celebrar el honor de ser el juego de PC más vendido hasta ese momento.
Por supuesto, un éxito tan fulgurante como este debía aprovecharse, y los hermanos Miller surfearon la cresta de la ola algunos años más trayendo al mercado secuelas y productos derivados de su universo particular. No obstante, para muchos Myst, el primero de la saga, fue y sigue siendo la obra maestra insuperable de Cyan. Un juego completamente adelantado a su tiempo que ofrecía unos gráficos pre-renderizados inmersivos y sorprendentes, unos escenarios oníricos fascinantes y una jugabilidad sencilla pero efectiva que ponía a trabajar las mentes de los jugadores hasta tal punto de volverse una obsesión en sus cabezas difícil de abandonar hasta llegar a los créditos finales.
Evidentemente, Myst ha recibido numerosos ports y remakes a lo largo de las últimas tres décadas. Ha pasado por muchísimas plataformas y consolas -en 2020 se lanzó el último remake con el motor gráfico Unreal Engine 4-, aunque lo ha hecho siempre sin lograr el impacto del original. Sea como sea, sigue siendo una pieza fundamental en la historia del medio y un juego que todavía merece mucho la pena descubrir 30 años después de su concepción.
