Durante los últimos años hemos visto una explosión de popularidad en lo que a periféricos y accesorios para jugar se refiere. Hace no tantos años muchos jugadores simplemente se fijaban en la consola y en sus videojuegos para jugar pero, sobre todo tras la proliferación de youtubers o streamers y a la nueva explosión de los esports hace unos años este tipo de productos han comenzado a tener más importancia en los rincones que dedicamos a jugar.
Así pues, hemos visto como se disparaban el número de ratones, teclados, alfombrillas, auriculares o mandos especiales para jugar, también hemos observado cómo se ha comenzado a dar una mayor importancia a los televisores y a los monitores con altas tasas de refresco y también hemos observado cómo se han popularizado otros productos más inesperados como sillas especiales para jugar.
Dentro de esta última categoría se encuentran los particulares sofás gaming, un producto relativamente nuevo que ha comenzado a coger impulso desde hace pocos años y que parece que en 2023 ha terminando alcanzando su pico de interés por parte de los jugadores.
Los sofás para jugar vienen de lejos, y en realidad tienen algunas características interesantes
La primera mención que hicimos a los sofás "gaming" en Vandal fue en agosto del 2017 con una marca francesa llamada Harow que lanzó una línea de sofás inspirados en máquinas arcade muy espectacular a la vista, contando con motivos de King of Fighters, Street Fighter o Dragon Ball.
Este primer sofá gamer del que tenemos recuerdo era más un objeto de coleccionista que el inicio de una tendencia pero, algo más tarde, la marca AeroCool conocida por su hardware y periféricos para PC presentó su nuevo sofá gaming, el P7-CH1 Air con el que querían mejorar el confort de los jugadores de consola o PC que disfrutan de sus juegos en un televisor o una pantalla grande.
Ya en 2020 otra conocida marca de periféricos llamada Cougar lanzó Ranger, su propia visión de sofás para jugadores, un producto de acabado premium con piel sintética transpirable de alta calidad, cojín lumbar, reposacabezas y la posibilidad de ajustarlo para incluso poder estar semi tumbados en el mismo y jugar con el mayor confort posible.
Estos fueron los preludios de unos sofás que cada vez son más habituales en todo tipo de tiendas, que cuestan entre 80 y 400 euros y que tienen diferentes añadidos para satisfacer aún más a los jugadores.
Una de las claves son las posibilidades de ajustes de estos sofás, aunque las marcas suman bolsillos laterales para guardar juegos, ratones o mandos o incluso una bandeja extraíble para tener un pequeño teclado o ratón o simplemente posar un refresco o un aperitivo, además de conexiones USB incorporadas para poder cargar el móvil o el mando usando el sofá mientras jugamos como en el Cougar Ranger Pro Royal o un posavasos que incluye el Blackfire de Ardistel, con un aspecto más agresivo.
Además, a la tendencia de estos sofás también parecen sumarse sillones de suelo o puff como el GXT 718 de Trust que parecen ideales como asiento improvisado o para los rincones más bajos de las buhardillas o un modelo bastante grande de Decorestor que parece de lo más cómodo.
A vosotros, ¿qué os parecen este tipo de asientos? ¿Compraríais algo así para vuestra habitación o rincón de juego?