Crítica de Tetris, cuando la película no termina de encajar como el exitoso videojuego

Tetris es una entretenida película que cuenta los orígenes del célebre videojuego pero que decide centrarse, con poco atino, en la rocambolesca lucha por sus derechos de explotación.
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Un gran videojuego siempre esconde una gran historia detrás. Y hay muy pocos videojuegos tan grandes como Tetris. Cuando Apple anunció que adaptaría la crónica detrás de uno los juegos más prolíficos e influyentes del medio electrónico, muchos miraron con cierto desdén a la idea de la plataforma de streaming la manzana. ¿Sería interesante? ¿Tendría el suficiente gancho? Si nos apartamos de la literalidad en este tipo de adaptaciones, y nos remontamos a la creación y distribución del juego de puzles, aquel que conquistaría a millones de personas en todo el mundo en las más variadas plataformas y formatos desde su mismo lanzamiento, no hay duda alguna: sí.

La génesis del videojuego y la comercialización de un rompecabezas tan simple como disruptivo, es un relato muy rocambolesco, a veces tan enrevesado como irreal, ha acabado tomando la forma de un thriller que intenta ser fiel e irreverente al mismo tiempo, pero que no termina de encajar tan bien y de una forma tan elegante como los famosos tetriminós, perdiéndose en una mezcolanza de géneros y tonos que enturbian el resultado.

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La lucha de Henk Rogers contra la Unión Soviética y los magnates de los ochenta: de cómo Tetris acabó siendo el éxito que fue

Con el permiso de iconos como Mario y sus encarnaciones, el mítico Pong y más nombres propios antiguos y recientes, podríamos decir que Tetris es el videojuego más popular e importante de todos los tiempos. Hablamos de un juego que ha vendido cientos de millones de copias, que ha sido aplaudido en muchas de sus reinterpretaciones y reencarnaciones como el reciente Tetris Effect y que tiene el honor de haber sido uno de esos pocos títulos que han podido trascender el significado y el contenedor lúdico para convertirse en todo un icono del medio y de una forma de entretenimiento, generando una marca única. Obra del funcionario soviético Alexey Pajitnov, la cinta de Jon S. Baird, intenta arrojar luz no tanto a su creación en el seno de la Unión Soviética -que también-, sino a la historia que se oculta detrás de su caótica comercialización en ordenadores, arcades, consolas domésticas y portátiles.

Henk Rogers y Alexey Tetris Apple

La película arranca en la Feria Internacional de Electrónica de Consumo de Las Vegas, lugar en el que Henk Rogers (Taron Egerton), un ciudadano holandés criado en Nueva York y residente en Japón, intenta vender su juego, Go, en una convención a través de su propio sello, Bullet-Proof Software. Aquello no sale bien, pero se encuentra con un título mucho más emocionante, en el que un puñado de piezas, llamadas tetriminós, caen, giran y encajan en la búsqueda de una línea completa. Es una idea sencilla que, a posteriori, sería explicada por un apasionado Rogers a sus superiores: "No es solo adictivo, es mágico". Tras pasar un poco por encima de la concepción del programa en sí, la historia sobre conseguir los derechos internacionales del emblemático de puzle de 8 bits arranca con fuerza, en gran parte por la simpleza de la trama en este punto -las peleas legales y los primeros movimientos entre Nintendo y Mirrorsoft son antológicas-, algo que no termina de funcionar en momentos posteriores, cuando todo se pierde en persecuciones, pinchazos telefónicos, líos diplomáticos y negociaciones anodinas con el marco de la Guerra Fría.

Alexey

Por eso el filme de Baird, con guion de Noah Pink -autor de la exitosa Genius en National Geographic-, naufraga una vez pasa su primera hora y se llega a la mitad del metraje: se agregan demasiados elementos nuevos y superfluos a la historia, se retuercen los hechos reales para dramatizar en exceso un relato verídico por sí muy interesante, y en conjunto y como resultado, Tetris acaba por atiborrar de piezas inservibles al espectador. El libreto de Pink no hace mal trabajo en los personajes, sus motivaciones están claras y delimitadas -en especial con el Henk de Egerton-, con secundarios grises y codiciosos -como los millonarios Maxwell encarnados por Roger Allam y Anthony Boyle- pero en última instancia parecen meras carcasas llevadas por una trama pseudohumorística de espías, dobles juegos y traiciones varias que hace honor a todos y cada uno de los clichés imaginables en el Séptimo Arte. La relación de amistad Henk y Pajitnov (interpretado por un notable Nikita Yefremov) está tratada en una de las tramas, sí, pero apenas tiene importancia en el conjunto, diluyéndose entre otros menesteres, un error que desluce el supuesto emotivo final del filme en demasía.

Nintendo Tetris Apple
Quiere ser 'La red social', 'El puente de los espías' e incluso 'Argo', pero se queda en tierra de nadie

Hay momentos en los que esta producción original de Apple busca parecerse a una acertada mezcla sobre el papel entre La red social de David Fincher, Argo de Ben Affleck y El puente de los espías de Steven Spielberg, -haciendo especial hincapié en la yuxtaposición entre la sociedad capitalista de los años ochenta y el comunismo tardío cerca del colapso- pero se queda en un lugar intermedio, sin apenas personalidad o carisma, pese a que intenta añadirla de forma reiterada, excesiva y forzada con elementos visuales externos en forma de arte retro o pixel art. Un recurso kitsch mal usado. En el documental Tetris: From Russia with Love, Pajitnov afirmaba que cuando parió su exitoso videojuego, buscó inspirar y adentrarse en la psique humana a través de la simpleza de construcción. Sin embargo, Tetris, menos inspiradora de lo que cabría esperar, falla a la hora de edificar su relato, perdiéndose en una anodina recreación de la lucha entre los imperios del entretenimiento levantados por los Maxwell o los intereses de Nintendo y la comercialización de sus máquinas de sobremesa y portátiles.

Unión Soviética Tetris Apple

En este punto, lo cierto es que Tetris tampoco sabe plantear de forma correcta de car al espectador las dudas sobre la propiedad intelectual cuando hay intereses políticos y monetarios de por medio, ni tampoco mete el dedo en la yaga en el uso propagandístico del juego de Pajitnov en una Unión Soviética que tenía los días contados. Un quiero y no puedo, como las innumerables copias piratas de este videojuego de rompecabezas que pulularon por todo el mundo a finales de los ochenta y principio de los noventas. Pero en cualquier caso, y más allá de los clichés y los elementos de ficción que intentan dramatizar una historia ya de por sí interesante y no funcionan, Tetris es una película entretenida, que puede servir para contarnos en líneas generales qué se esconde detrás de este célebre juego y por qué fue y es tan importante en esta industria.

Tetris ya está disponible en Apple TV+.

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