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Uno de los elementos que más sorprendió de The Last of Us en 2013 fue su narrativa, y esta venía apoyada por una construcción de mundo muy interesante: con las facciones que surgieron tras el desastre de los infectados pasando por las comunidades que se juntaron para sobrevivir lo mejor posible y, por supuesto, el mundo en sí mismo, el terreno, los lugares arrollados por el tiempo ante la falta de influencia humana.
En The Last of Us Parte II todo esto va a potenciarse de diferentes formas: con variedad y amplitud. El mundo del juego será mucho más amplio, por lo tanto, habrá más lugares en los que (y de los que) contar cosas. La premisa, eso sí, se mantiene: dibujar unos lugares en los que "detrás de cada esquina hay algo que puede acabar con tu vida", según Neil Druckmann, director creativo del juego.
Un mundo bello, hostil y con más posibilidades
Pero esa hostilidad no se representará solo con enemigos y monstruos, sino con los propios entornos.
Halley Gross, directora de narrativa, explica que Ellie se verá atrapada en tormentas, el clima se las hará pasar bastante canutas, teniendo que cruzar ríos, acantilados y zonas de nieve resbaladiza que acentuarán la inseguridad que se siente al recorrer el mundo de The Last of Us 2.
Ese mundo será "mucho más grande" que el del primer juego, en palabras de Kurt Margenau, codirector del título. No solo en tamaño, sino también en la variedad de espacios físicos que se podrán explorar y en los que Ellie se encontrará con otros personajes. Esa variedad servirá para ofrecer contrastes.
Por ejemplo, está Jackson, "una comunidad unida que se centra en la familia y en un modo de vida sostenible". Es la ciudad tranquila que vimos en la presentación del título en el E3 2018, un lugar donde "hay gente [...] que construye una vida que no gira en torno a matar y recolectar".
Por el lado totalmente opuesto está Seattle y las zonas abandonadas del norte de estos Estados Unidos postapocalípticos. La ciudad costera se ha convertido en una zona de guerra por sus recursos: la gran cantidad de frutas que recolectar y los animales que se pueden cazar han provocado que dos facciones se disputen el control del territorio.
Una de esas facciones es el Washington Liberation Front, un grupo de gente que luchó contra el ejército al principio de la pandemia y se quedó con sus armas. Otra facción son los Serafites, una secta religiosa que cree que la pandemia es consecuencia del pecado. Intentan recomponer el mundo para que sea, según ellos, un lugar mejor.
Así, ante la seguridad que sentiremos entre las murallas de Jackson, contrastan los soldados armados y los perros entrenados para darnos caza del WLF, las flechas afiladas que los Serafites nos lanzarán desde los árboles de zonas boscosas que conocen mejor que Ellie, y por supuesto, el peligro que supondrán los nuevos chasqueadores, que nos harán plantearnos en más de una ocasión por dónde avanzar.
The Last of Us Parte II llegará el 19 de junio a PS4. Ya podéis leer nuestras impresiones finales antes del análisis, que se publicará el 12 de junio.