El pasado diciembre la Organización Mundial de la Salud añadió la adicción al videojuego en su lista de trastornos mentales verificados. Desde entonces la industria, como la ESA (Entertainment Software Association), se ha opuesto a esta medida, y ahora lo hacen 36 investigadores, expertos en salud mental y académicos de la Universidad de Estocolmo, Oxford y Sidney. El estudio se publicará en los próximos días.
El estudio de los expertos, "Una débil base científica en la consideración de los videojuegos como adicción: seamos cautos" (‘A Weak Scientific Basis for Gaming Disorder: Let us err on the side of caution’) aparecerá en el Journal of Behavioral Addictions. Los investigadores arguyen:
"Existe mucha confusión –incluso entre los que defienden el diagnostico- sobre qué es exactamente la adicción a los videojuegos".
"Mantenemos que la calidad de base empírica existente es baja".
"Formalizar un tipo de conducta como desorden mental con la intención de profundizar en una investigación colisiona con su objetivo clínico".
"No se ha aplicado (aún) ningún estándar científico sólido".
"Su formalización podría ser producto de un "pánico moral" que puede contribuir a incrementar".
Una adicción "debería ser establecida de forma clara y sin ambages antes de formalizarla como desorden en el sistema de clasificación de enfermedades".
Oposición global
"La oposición mundial a la controvertida propuesta de la OMS de clasificar la adicción a los videojuegos sigue creciendo" en palabras de Simon Little, director general de la federación europea Interactive Software Federation Europe. "El proceso de la OMS ha carecido de transparencia, está muy sesgado y carece de base científica. Instamos a detener el proceso".
José María Moreno, director general de AEVI, ha defendido por su parte que "este asunto debe tratarse con sumo cuidado" y ha instado al organismo internacional a actuar con "prudencia y cautela antes de tomar una decisión irreversible que genere una imagen negativa de la gran comunidad de videojugadores en todo el mundo".