Mientras esperábamos que llegara el crossover definitivo de Disney y los videojuegos, Kingdom Heart III, la gigante del entretenimiento estuvo experimentando con Disney Infinity, un interesante concepto basado en el modelo llamado toys to life, similar a lo que Activision hizo con Skylanders o, ya a rebufo, Nintendo con los amiibo.
La saga Disney Infinity estaba funcionando genial, y contaba con desarrolladores de primer nivel trabajando en los diferentes mundos que componían cada entrega. Estaba claro que, con tan buena acogida, era cuestión de tiempo que empezaran a trabajar en la cuarta parte. Esta cuarta parte, aparentemente, iba a cambiar de nombre y abandonar la numeración, por lo que no iba a llamarse Disney Infinity 4.0, pero a falta de conocer el subtítulo final será el que usemos.
Obviamente, había bastantes estudios trabajando en nuevos mundos y niveles para el juego, pero antes de profundizar en ellos queremos destacar una de las grandes novedades que había prevista para esta nueva entrega: figuras de 30 centímetros. Estas figuras iban a ofrecernos la posibilidad de llevarnos a casa a algunos de los personajes más conocidos de los universos de Disney, Pixar, Marvel y La guerra de las galaxias.
Entre las figuras que sabemos que se estaban planeando, estaban Buzz Lightyear, Elsa, Hulk, Hulkbuster, Jack Skellington y Darth Vader. Éstas se iban a vender a un precio sensiblemente mayor, 45 dólares, pero tendrían mucho más detalle, se iluminarían y, además, se comportarían de manera diferente a las figuras normales en el juego.
Pasando ya al juego propiamente dicho, uno de los mundos más importantes era el que Ninja Theory, creadores de Hellblade, estaban desarrollando. Basado en Rogue One: A Star Wars Story, nos ofrecería una aventura de acción dentro de universo de George Lucas. También se sabe que Studio Gobo, veteranos de Disney Infinity, estaban trabajando en llevar Moana al juego.
United Front Games, los creadores de Sleeping Dogs, estaban adaptando el mundo de Aladdín, donde acompañaríamos al protagonista de la aventura de Ágrabah junto a Yoda y Rocket Raccoon. Entre otros universos en desarrollo, teníamos Cars 3, Star Wars: Episodio VIII - Los últimos Jedi, Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, Coco, Guardianes de la galaxia 2 y Thor: Ragnarok.
Una novedad interesante y curiosa iba a ser la historia para el modo Toy Box. Según contaban algunos desarrolladores, muchos fans les pedían cosas como jugar con Elsa en la Estrella de la Muerte, pero por temas de licencias no siempre era posible fusionar esos universos de manera "oficial". Por esto, los sets estaban limitados a ciertos personajes.
La llegada de una historia para el modo Toy Box permitía que cualquier personaje interactuase con cualquier otro, en cualquier universo, ya que a los ojos de Disney, ya no eran personajes, sino eran juguetes. Es decir, este personaje de Marvel quizás no puede estar en este universo de Disney con este personaje de Star Wars, pero un juguete de ese personaje sí podría.
Por si alguien se lo pregunta, el problema de Disney Infinity nunca fue el juego como tal, sino la gestión. Cuando la primera entrega debutó, los juguetes se agotaron rápidamente, por lo que Disney se puso las pilas para que eso no volviese a pasar. Claro que, esta vez, fabricaron demasiados. Por ejemplo, estimaron que se venderían dos millones de figuras de Hulk, pero "sólo" vendió uno.
Aparte, se tomaron decisiones poco acertadas, como intentar darle mayor protagonismo del que en realidad tenían a personajes como Yondu, de Guardianes de la galaxia, lo que acabó con una cantidad desmesurada de figuras de personajes poco relevantes que nadie quería comprar.
Todas estas discusiones y debates no eran poco comunes entre desarrolladores, Disney, Marvel y LucasFilm, algo que no favoreció al desarrollo. Al final, la gigantesca compañía decidió que no era un negocio estable, y decidió dar carpetazo a todos estos proyectos.
Apéndice:
Otras imágenes y figuras: