Hoy voy a tratar un tema que dejé entrever la semana pasada, y que me lleva rondando desde hace un tiempo. Un desarrollador independiente, al menos en estos días donde lo que se lleva es lo digital, no tiene un porqué claro de ir a una feria de videojuegos. Quiero decir, claro que hay motivos, pero realmente no es necesario.
Hay muchos tipos de desarrolladores de videojuegos independientes, así como de ferias a las que puede acudir con un espacio por algún motivo. Muchos desarrolladores no son especialmente sociables, y se da el caso de algunos de ellos que una vez han conseguido el éxito son muy difíciles de encontrar en un sarao, y podemos hablar de casos como el de Phil Fish o Toby Fox, que de hecho muchas veces están más a gusto detrás de una cuenta de red social que expuestos al calor del público. Otros siguen haciendo el esfuerzo, pero se les nota que esto de aparecer en eventos no es parte de sus especialidades.
¿Y cuáles son los motivos por los que un desarrollador acude a un evento? Pues lo cierto es que son bastante variados. En un primer momento un desarrollador debería ir a una feria de videojuegos como un explorador va a una zona no conocida. De esa manera aprende, ve el entorno en el que va a moverse, y lo hace de primera mano, no porque se lo haya contado. Esto debería ser más o menos en las dos primeras ferias, y a ser posible no siempre en el mismo sitio, de manera que lo ideal es alguna más o menos local, y otra más o menos internacional.
Posteriormente viene el momento en el que el desarrollador está con un proyecto por sí mismo. Según el estado del proyecto puede querer recibir comentarios acerca de cómo le está quedando, enseñar el juego a un potencial cliente (aunque esto podría parecer poco apropiado para un desarrollador independiente, en el momento en que tiene que pasar por una plataforma propietaria ya podemos considerar que se establece esta relación), enseñar el juego a la prensa especializada, o finalmente mostrar el juego directamente a los que van a ser sus compradores finales, para que tengan más elementos de juicio a la hora de saber si quieren o no hacer la inversión en su obra.
Pero una vez un desarrollador entra dentro de lo que podemos considerar "la industria del videojuego", tiene la opción de querer relacionarse con los demás, más allá de su producto, o quedarse aislado y que se encargue de las relaciones públicas sus productos directamente, las redes sociales, u otra persona (o empresa) que se encargue de estos menesteres. En el caso de que el desarrollador tenga cierta capacidad social, es muy posible que desarrolle relaciones de amistad, de manera que se va a muchos eventos por el mero hecho de volver a ver a gente que de normal no se ve en persona. Pensad en la cantidad de gente que se puede conocer en un Kyoto Bit Summit, y esa gente suele estar a mucha distancia de otros desarrolladores.
En general, y sobre todo una vez que se tiene una edad y una serie de responsabilidades, como desarrollador uno tiene que tener una excusa para poder ir a un evento y no tener cierta sensación de culpabilidad. Que esa excusa puede ser perfectamente "quiero ver a los colegas", pero en general tiene que ser a cambio de algo, ya sea lo que he dicho anteriormente, u otras opciones como poder ganar un premio, ganar un dinero por algún motivo, o visitar una ciudad donde de paso llevas tus juegos a que los conozca la gente.
Por ello, una cosa que me sorprende, y más viendo que pasa en eventos de otros tipos, es lo poco que se venden juegos desarrollados por los creadores en eventos independientes. Esto es algo que sí que he podido ver en algunos eventos en el extranjero, como la Penny Arcade Expo, pero a nivel español sólo lo he podido ver… en eventos retro.
Si uno piensa, por ejemplo, en la Feria del Libro, que vendría a ser la alternativa de la industria del libro de papel a lo que vienen a ser las ferias de videojuegos, hay casetas por donde pasa el escritor, y como aliciente a la compra del libro, te deja una dedicatoria. Lo mismo pasa en los salones del cómic, y en otros eventos similares. En cambio en videojuegos, al menos en España, y si no es retro, ya os digo yo que no pasa.
El motivo principal es, intuyo, que solemos hacer ediciones digitales, y por ello es un poco más complicado firmarle el juego a un usuario. Pero realmente no debería ser tan difícil, ya que se puede compensar con cualquier tipo de extra. Por ejemplo, cuando anuncié que íbamos al Kyoto Bit Summit (en Japón también hay eventos donde los desarrolladores venden directamente juegos, como el Comiket) y regalábamos pósters, un aficionado del Blues & Bullets se cogió un tren desde Tokio.
De hecho, es raro el desarrollador independiente que en Japón no hace una tirada más o menos pequeña en formato físico de sus juegos para ordenador, de la misma manera que un desarrollador local de plataformas como Spectrum, Amstrad o MSX encuentra las maneras de sacar juegos hasta en cartucho, lo que resulta sorprendente porque es mucho más difícil que sacarlos en una memoria USB o en un CD con caja.
A nivel personal os tengo que decir que uno de los motivos por los que me gustan tanto los juegos independientes es porque conoces realmente al desarrollador. Es imposible, literalmente, conocer a todo el mundo en un gran juego, porque no sólo se tiene en cuenta la opinión de los creadores, tanto a nivel técnico como artístico, sino las opiniones de la gente de marketing, de los directores de la empresa, e incluso de elementos externos a la compañía. En cambio en un evento independiente puedes conocer al creador de un título que realmente te gusta, y de esa manera sentir que la comunicación es un diálogo y no un monólogo del creador al usuario.
Por todo ello, creo que el trato entre el exhibidor y el que pone la Feria en funcionamiento debería ser algo distinto, porque sin exhibidores no hay ferias (aunque sí que puede haber eventos de desarrolladores). Tal vez algún tipo de trato para que los desarrolladores den códigos a los asistentes a cambio de parte de la recaudación, o similares, podría ser un incentivo interesante de cara a acudir a un evento.
En fin, estas son mis reflexiones a la hora de pensar en un evento de videojuegos. Y vosotros, ¿habéis ido alguna vez a algún evento independiente? ¿Qué es lo que más os ha gustado? ¿ Y qué es lo que habéis echado de menos?