Una de las grandes incógnitas que dio vueltas a mi cabeza durante unas semanas en mi estancia en Japón, es el paradero nocturno de los millones de coches de la capital tokiota. Durante el día, los vehículos motorizados hacen gala de su presencia con modelos de Toyota o Nissan completamente inéditos en Europa y con un diseño de lo más original. Los atascos en una ciudad tan atestada (36 millones de habitantes en toda la zona metropolitana) son algo normal en el día a día y por ello muchos Sarary Man (Salary Man o personas que trabajan en oficinas) deciden optar por el tren, el cual es mejor no frecuentar en hora punta si no quieres sentir el frío cristal de los cristales de las puertas del vagón en tu mejilla.
Sin embargo, lo que verdaderamente me escama es que en el reino de la noche, de los juerguistas, los vampiros y las correrías, no se ve un coche aparcado prácticamente en ningún lugar. Una vez te cercioras de ello, empiezas a prestar atención también durante el día y te das cuenta de que en la ciudad, apenas hay aparcamientos. ¿Cómo es posible que en la ciudad más poblada del mundo no haya aparcamientos? En mis caminos por la urbe he podido ver algunos lugares que tienen una zona donde puedes dejar el coche por un "módico precio" durante un tiempo determinado. Algo así como la zona azul de algunas ciudades españolas. Sin embargo el verdadero aparcamiento / garaje está oculto y es propio de la gran ciudad tecnológica que es Tokio.
En ocasiones puedes ver algo parecido a la entrada a un garaje pero que en realidad sólo lleva a un lugar con un círculo en el suelo. Una vez se abre una especie de puerta a lo nave de Star Wars introduces tu coche y el propio garaje toma vida y se lo lleva a las profundidades del averno mediante una plataforma giratoria. Y es que debido a la gran cantidad de gente que habita la ciudad y el poco espacio que supone estar en una ciudad atestada por los comercios, hace que los garajes se planeen en vertical y no en horizontal. En algunos casos, estos parking sólo poseen esta especie de noria con coches, pero en otros, la propia plataforma encaja tu coche en otra plataforma en el cuarto piso y se queda a la espera allí de que pases a recogerlo con la ayuda de Tarzán o la tecnología japonesa.
Mi mente enferma me lleva a pensar en el pobre hombre que no pudo salir del coche a tiempo y se quedó colgado en el quinto piso de aquel edificio, luego cuando bajó a los tres días completamente deshidratado y hambriento, con una costilla rota, le pasaron la factura, la cual mermaría su sueldo a la mitad. Por supuesto esto son sólo divagaciones, ya que en un país como Japón estas cosas no pasan.
Aún así estos no son los únicos aparcamientos que existen, mucha gente también suele tener su propia plaza de garaje. Pero el precio de las plazas, en un país donde el precio del metro cuadrado asustaría hasta a Chuck Norris, hace que muchas parejas decidan optar por no tener coche.
Y la verdad es que es una lástima ya que la tecnología de los autos nipones está bastante avanzada. En primer lugar, prácticamente todos los coches de gama media tienen incluido un GPS táctil en el salpicadero. Suele estar situado encima de la palanca de cambios y es bastante preciso. Todavía recuerdo a mi padre usando por primera vez su Tom Tom y gritándole a la pobre voz de mujer: "Es prohibida, es prohibida idiota". Bueno, ese mismo GPS, en muchos coches también hace las funciones de apoyo al aparcamiento. Con una leve pulsación, se convierte en la imagen de una cámara trasera y se añaden una serie de guías que nos facilitan el aparcamiento en batería marcha atrás sin tener que retorcer el cuello a lo niña del exorcista para ver si le damos al bordillo (Aunque la táctica del golpecito también es buena).
En fin, un apartado más del increíble país que es Japón, de su tecnología usada para hacer la vida más fácil y en el caso de los extranjeros para decir: " ¡Qué pasada!".
