Desde que lo vimos en el E3, y sobre todo desde que lo probamos en profundidad en la gamescom, os venimos contando cuánto nos gusta el tercer capítulo de la saga Dead Rising. Un juego exclusivo de Xbox One que quizás no luce tan bien como Forza Motorsport 5 o Ryse: Son of Rome, pero que en términos de jugabilidad, contenidos y sobre todo diversión, tiene pocos rivales a su altura en el estreno de las nuevas consolas.
Hace un par de días pudimos jugar durante más de una hora a la versión final, y las positivas sensaciones que nos había causado con demos anteriores se vieron reafirmadas y superadas, al descubrir detalles como el enorme tamaño de la ciudad o la cantidad de misiones y desafíos secundarios que tenemos disponibles al margen de la historia principal. Pese a lo que pareció en un principio en su presentación el pasado mes de junio, con un aspecto más serio y siniestro que de costumbre, Dead Rising 3 sigue siendo muy fiel a la saga en todos los sentidos, tan loco, divertido y desconcertante como siempre.
Culpa de esto lo tienen los excéntricos personajes secundarios, tanto aliados como enemigos, y en este último contacto antes del análisis pudimos conocer a unos cuantos, a cada cual más sorprendente. Hasta ahora poco conocíamos de la historia, solo que se desarrolla 10 años después de los acontecimientos de Fortune City en Dead Rising 2, y que nos pondremos en la piel de Nick Ramos, un joven mecánico con un pasado misterioso que deberá encontrar la forma de huir de Los Perdidos (California), una ciudad llena de zombis que el ejército tiene planeado volar por los aires, un argumento ya visto en otros juegos como Resident Evil.
Aparte de este esbozo, hemos descubierto que la historia tiene mucho peso, con un toque a película de serie B encantador, y se desarrolla a lo largo de 7 días, con 8 capítulos. Esta vez en el modo historia no tendremos límite de tiempo, algo que seguro alegrará a muchos, aunque se ha tenido en cuenta a todos los fans de la saga, y tenemos también disponible el modo Pesadilla, para jugar con límite de tiempo. Estar en constante tensión, contar cada segundo, tener que decidir a qué supervivientes salvar o dejar a su suerte, conocerse todos los atajos del escenario, todo esto hacía de Dead Rising algo muy especial, y es una buena noticia que también esté disponible para quien quiera disfrutar así del juego.
Como hemos podido comprobar la ciudad es enorme, con multitud de edificios que podemos visitar, y para movernos por sus calles tendremos disponibles 26 vehículos, que además se pueden combinar entre sí para crear cosas bastante disparatadas, como una moto apisonadora con lanzallamas. Muy a menudo para seguir avanzando tendremos que hacerlo a pie, ya que la ciudad está en ruinas y hay muchos obstáculos en las calles que impiden que continuemos motorizados. De manera cómoda, en pantalla siempre tendremos indicada la misión principal y las secundarias, la dirección hacia la que están y la distancia en metros, por lo que podemos ir priorizando sobre la marcha qué desafíos queremos afrontar.
El color que te indica el lugar de la misión también te dice su tipo, por ejemplo el amarillo es la historia principal, el azul echar una mano a algún superviviente, y el rojo los psicópatas. Esta es otra de las señas de identidad de la saga, una serie de humanos que han perdido la cordura y con los que nos tenemos que ver las caras como si fueran unos jefes finales, que en una gran mayoría de las ocasiones son opcionales, y con los que muchas veces te encontrabas por accidente. Esta vez nos enfrentamos en el barrio chino de la ciudad a una especie de monje Shaolin totalmente chalado, que nos ataca con su espada y nos tiraba bombas de humo. Para vencerle hicimos uso tanto de una katana como de algún arma de fuego que había por la zona, y al finalizar el combate el desenlace fue cuanto menos sorprendente, otro clásico en los enfrentamientos con los psicópatas.
Hay muchas cosas que hacer en la ciudad además de la historia principal, las secundarias y vencer a los psicópatas, como encontrar los planos azules para poder crear nuevas armas o aprender a combinar vehículos, un coleccionable en forma de estatua dorada de Frank West -hay muchos guiños y homenajes a las anteriores entregas-, y unos desafíos por puntos que ya vimos en Dead Rising 2: Off the Record, concretamente en su modo libre. En estos por ejemplo tenemos que eliminar a un número concreto de zombis en un tiempo límite, y siempre podemos conseguir la medalla de bronce, plata u oro. Además hay marcadores en línea, y nos podremos picar para intentar ser los mejores del mundo.
La jugabilidad es bastante parecida a lo que conocíamos, pero sutilmente mejorada, el control responde mejor y los movimientos son más ágiles, el personaje se siente menos ortopédico. Con cada arma tenemos dos botones de ataque, fuerte y débil, y cuando hemos matado cierto número de zombis, podemos hacer un ataque combinado especial muy espectacular, pulsando los dos botones a la vez. Tanto a pie como en coche a veces nos puede agarrar un zombi, bien porque esté en el suelo o intentando sacarnos de por la ventanilla del vehículo. En anteriores demostraciones esto se resolvía mediante un quick time event, pero en este último contacto hemos podido jugar con Kinect activado, y la manera de quitarse los zombis de encima era agitando el mando. Puede parecer un uso un poco forzado del periférico, pero nos sorprendió lo intuitivo que resulta, cuando un zombi te agarra del pie o del brazo sale de manera natural agitar el mando gritando "¡quita bicho!".
Podemos correr y si pulsamos el stick izquierdo rodamos por el suelo, una acción bastante útil sobre todo con los psicópatas, que tienen golpes muy rápidos, o los enemigos humanos, que también los hay en las calles de Los Perdidos, en forma de pandilleros cabreados, a los que seguro les hemos hecho algo. Estos son bastante puñeteros y comparados con los zombis son realmente complicados, piden a gritos utilizar armas de fuego contra ellos. Los escenarios están repletos tanto de armas como tales como de objetos que podemos usar en nuestra defensa, y es muy divertido ir cogiendo de todo e intentar posibles combinaciones para crear nuevas armas, ya no tenemos como en Dead Rising 2 que acudir a los bancos de trabajo, lo que era un poco tedioso.
El toque rolero o sistema de progresión de personaje se ha visto potenciado, hay muchos aspectos que podemos mejorar, como la vida, la capacidad del inventario, los ataques cuerpo a cuerpo, la agilidad, las habilidades mecánicas, desbloquear nuevas categorías de combos, o aprender nuevos movimientos. Esto será lo que nos motive a cepillarnos a la mayor cantidad posible de zombis en nuestros desplazamientos, obteniendo suculentos puntos de experiencia. Y la personalización visual también vuelve a estar presente, que aunque a efectos prácticos no sirve para demasiado, siempre es muy divertido vestir a nuestro personaje de las maneras más ridículas, o molonas, que se nos ocurran.
Sobre el apartado gráfico y técnico, lo más discutido hasta ahora del juego, decir que se han solucionado completamente los problemas con la tasa de imágenes por segundo, y finalmente la cosa ha quedado en 720p y 30fps, algo que para muchos se ha vuelto de suma importancia conocer estos días. Todavía hay alguna que otra bajada de frames pero nada demasiado importante ni habitual, por lo que se juega de maravilla. Eso sí, hay que admitir que el apartado visual es muy modesto, y se nota que comenzó siendo un juego para la actual generación de consolas, que en algún momento de su desarrollo se decidió pasar a Xbox One.
En cuanto a texturas, modelados, animaciones, efectos, no hay nada que no pudiera hacer una Xbox 360, y es el tamaño del mundo y su total ausencia de tiempos de carga, y la ingente cantidad de zombis que pone en pantalla, los dos aspectos que solo se podrían haber conseguido en la nueva generación. Lo del número de zombis que a veces nos encontramos ya lo hemos dicho muchas veces, pero no por ello deja de ser increíble, masas con cientos de no muertos ocupando una calle que no sabemos cómo podremos superar, teniendo que ingeniárnoslas de alguna manera para limpiar la zona o abrirnos el suficiente hueco como para poder seguir avanzando.
Un valor seguro
De los tres grandes exclusivos de Xbox One, quizás Dead Rising 3 no sea el que mejor demuestre de lo que es capaz la nueva generación, un título que salvo algunos aspectos podría pasar por un juego para las actuales consolas. Sin embargo en términos de contenidos y diversión, estamos ante uno de los productos más sólidos y convincentes, al que seguro los amantes de la saga o de los zombis en general están deseando echarle el guante. Un tercer capítulo que magnifica la virtudes de la serie y pule alguno de sus errores, y con el que seguro nos los vamos a pasar en grande machando zombis, creando armas y viéndonos las caras con los demenciales psicópatas muy pronto, el próximo 22 de noviembre.