El primer Call of Juarez, aparecido en 2006, fue un juego bastante llamativo. No iba precedido de una gran expectación, pero los desarrolladores de Techland compensaron la ausencia de publicidad con una gran dosis de saber hacer, y lograron crear un juego de acción en persona diferente, respetando algunos de los cánones del género, pero incluyendo elementos nuevos, y adaptando su jugabilidad a una de las épocas más mitificadas por el cine y la televisión, pero extrañamente pocas veces vistas en el videojuego: La Conquista del Oeste.
El Salvaje Oeste americano es de nuevo el lugar de este Call of Juarez: Bound in Blood, la secuela del juego original, que será publicada por Ubisoft, tras haber comprado Techland, para PC, Xbox 360 y PlayStation 3.
Ubisoft sigue creciendo, y añadiendo una saga a su cada vez mayor repertorio, en un género dominado por unos claros referentes pero en el que siempre hay hueco para un juego con la suficiente personalidad, como es el caso de éste.
Nuestras primeras impresiones con Call of Juarez: Bound in Blood no han podido ser más positivas. Aunque gráficamente notable, el juego no es uno de esos títulos de acción en primera persona destinados a demostrar la potencia de una consola o un motor gráfico, ni una de esas experiencias ultrarrealistas, o de acción frenética, orientada a convertirse luego en un referente multijugador –aunque el juego cuenta con opciones. Call of Juarez tiene un estilo propio muy característico, unos tiroteos que partiendo de un concepto clásico (es decir, acción en primera persona) añaden unos toques más que interesantes, y una serie de peculiaridades –el lanzamiento de cuchillos, el uso del lazo, los duelos- que lo hacen único.
El juego nos cuenta la historia de dos hermanos, Ray y Thomas, que junto con otro más (que no controlaremos, dado que es sacerdote) tienen la misión "vital" de vengar a su familia, despojada de sus tierras. La misión de venganza no es algo que sea evidente durante el juego, de lo que se impregna toda la aventura, sino un trasfondo para una serie de sucesos que protagonizarán los dos hermanos, en compañía ocasional del tercero, siempre bajo el trasfondo de la recién concluida guerra civil americana entre los yanquis y los confederados, bando este último al que fervientemente pertenecían nuestros protagonistas.
Que tanto Thomas como Ray (éste, por cierto, tiene un gran parecido con Christian Bale) fuesen del bando que apoyaba la esclavitud no es el único detalle políticamente incorrecto del juego. No estamos controlando a unas ancianitas de la caridad que, lloriqueando, intenten recuperar las tierras perdidas. Son dos personajes oscuros, leales únicamente el uno al otro como hermanos que son (ligados por sangre es el subtítulo), que durante la aventura harán acciones más que cuestionables moralmente, y que demostrarán su mala leche y su carácter de antihéroes en cada una de las secuencias cinemáticas e interacciones con los personajes no jugables. Especialmente si son mujeres.
En principio y sobre el papel, es un juego de acción en primera persona y así se nos transmite durante los primeros compases del tutorial, en el que nos encontramos en plena batalla de la Guerra Civil, combinando asaltos con trincheras, y donde como en toda película del Oeste, hay que volar un puente. En este primer nivel del juego nos familiarizamos con los controles y con parte del armamento. El arma básica es el revolver, que disparemos con el botón R1 (RB en el caso de Xbox 360), y podremos hacer zoom en el objetivo pulsando L1 (LB). También podremos usarlos con dos manos, disparando con el doble de ritmo, pero sin la ventaja al apuntado que contamos al hacer zoom. Los enemigos no tienen un sistema de detección de impactos tremendamente logrado, sino que suelen caer al primer o segundo disparo les demos donde les demos, y el juego incluye una mirilla que se pone de color rojo cuando vayamos a hacer blanco en el enemigo: como las películas del oeste, los tiroteos de Bound in Blood son bastante arcade.
Sin un sistema de juego realista ni un sistema de coberturas demasiado acusado, que solo hace aparición en contados momentos del juego e indicado en ciertos objetos con un resplandor rojizo, Call of Juarez opta por diferenciarse incluyendo armas y acciones especiales. En este mismo primer nivel nos presentan el modo concentración, uno de los rasgos más llamativos y que será bastante novedoso para la mayoría de los jugadores considerando que el primer juego no fue muy conocido, especialmente fuera de PC (su versión Xbox 360 pasó algo desapercibida). En este modo "concentración", el tiempo se ralentiza y, durante ese lapso, podremos seleccionar los objetivos enemigos pasando por encima de ellos la mirilla, incluso fijando varios blancos por enemigo, hasta un máximo de doce. Una vez salgamos del modo, nuestro personaje disparará a todos ellos a toda velocidad, como en uno de esos tiroteos de películas del oeste, como si fuese el mismísimo Clint Eastwood levantando sombreros en El Bueno, El Feo y El Malo.
Aparte de este modo, que sin duda nos solucionará la vida en muchas situaciones y que se activa tras varios disparos (una especie de "subidón de adrenalina"), el juego se beneficia del uso de armas originales como el lazo (que nos servirá para alcanzar lugares lejanos, entre otras cosas, y que se controla con el stick derecho), los cuchillos para lanzar o los cartuchos de dinamita, que podremos usar para despejar obstáculos y también a modo de granada. Hay también numerosas ametralladoras "primitivas", los cañones gatling, en numerosos momentos del juego, y podremos portarlas también, aunque esto hará que caminemos más lento y la munición se terminará en poco tiempo.
Pero sobre todo y más que en las armas, el juego se apoya en la variedad de situaciones que nos va presentando. Al no ser un juego en primera persona al uso, ni contar con un sistema de tiroteos realista, ni táctico, ni un repertorio de armas exageradamente variado (la época simplemente no lo permite), lo que diferencia a Call of Juarez: Bound in Blood es la variedad de situaciones en las que nos encontraremos, la cantidad de cosas variadas que tenemos que hacer en cada nivel y que hacen que los tiroteos no sean el fin, sino el medio para lograrlo, o lo que tenemos que hacer para intentar mantenernos con vida mientras intentamos volar aquel puente o robar esa diligencia. Hay incluso un minijuegos de duelos que resulta muy divertido, pues combina tres ideas simples (moverte, amagar con la mano y apuntar a toda velocidad) para crear unos segundos de juego de muchísima tensión.
Ésa es, por lo tanto, la gran baza de Call of Juarez, como lo fue en la primera parte: no crear un juego en primera persona ambientado en el Oeste americano, sino crear un juego del Oeste americano que es en primera persona, usando, y quizás abusando, de todos los tópicos de la época y de las películas basadas en su mitificación, mientras cuenta una historia que no resultará tremendamente original pero sí un incentivo suficiente para seguir las aventuras de Ray y Thomas cuando el juego salga en las tiendas, en el próximo mes de junio.