Resulta curioso lo mucho que ha cambiado la percepción que el gran público tiene de los musou, un género en sí mismo que hasta hace no tanto solía ser visto por encima del hombro, al menos en Occidente. Sin embargo, gracias al buen hacer de Omega Force y a alianzas con licencias tan atractivas y queridas como The Legend of Zelda, Dragon Quest, One Piece, Berserk, Fire Emblem, Gundam o Persona, muchos jugadores han acabado por darle una oportunidad a estos juegos en los últimos años y han descubierto lo tremendamente divertido que puede llegar a ser esto de enfrentarse en solitario a ejércitos enteros en frenéticas batallas con su correspondiente componente táctico.
Ahora, Omega Force vuelve de nuevo a la carga con una nueva entrega de su saga estrella, la que lo empezó todo: Dynasty Warriors. Lo que quizá no nos esperábamos es que esta vez no se trata de un nuevo título numerado, sino de una especie de spin-off con el que el estudio se ha permitido el lujo de experimentar y probar ideas nuevas para ofrecernos un musou de nueva generación.
En Vandal ya hemos tenido la oportunidad de jugar las primeras horas de Dynasty Warriors: Origins, un juego que nos está sorprendiendo muy positivamente, que nos lo está haciendo pasar genial y que nos ha dejado ya algunas de las mejores batallas que hemos vivido nunca en este género. ¿Queréis saber más? Simplemente tenéis que seguir leyendo para descubrirlo.
Un musou diferente y de nueva generación
Así pues, nos encontramos con un juego que, a priori, sigue muy de cerca los pasos de cualquier otro musou que hayáis podido jugar. De este modo, disfrutamos de un juego de acción relativamente sencillo que se caracteriza por hacernos luchar contra cientos de enemigos a la vez mientras enlazamos combos con dos botones, hacemos volar por los aires a todo aquel que se cruce en nuestro camino, nos movemos por mapas de gran tamaño, conquistamos bases y cumplimos los diferentes objetivos que nos vayan encargando en cada misión.
Hasta aquí, nada nuevo que no hayáis visto antes, aunque las novedades y diferencias respecto a otros títulos similares no tardan en aparecer. Una de las más llamativas es, sin lugar a dudas, su estructura y la forma en la que nos presentan sus contenidos. Para empezar, este no es el clásico musou con decenas de personajes jugables centrado en rejugar batallas en diferentes modos para mejorarlos y equiparlos.
En vez de eso, Omega Force ha apostado por proponernos una aventura de acción y rol con un fuerte componente narrativo en la que seguimos los pasos de un misterioso guerrero que viaja por la China del Romance de los Tres Reinos sin recordar nada de su pasado. Este personaje, al que no podemos personalizar pero sí nombrar, es el protagonista absoluto y nuestro único personaje jugable, algo que puede chocar bastante de primeras e incluso causar cierto rechazo entre los seguidores más puristas del género.
A través de sus ojos, veremos gran parte de este periodo desde la Rebelión de los Turbantes Amarillos y al igual que ocurre en otros juegos de Koei Tecmo, como el reciente Rise of the Ronin, nuestro viaje nos llevará a relacionarnos con toda clase de figuras históricas mientras entablamos amistades y enemistades con ellas.
Algo que nos ha gustado mucho de estas primeras horas es el esfuerzo que se ha puesto en hacer interesantes y fácilmente comprensibles los complejos hechos que tuvieron lugar en esta era, los cuáles no son muy conocidos en Occidente, por lo que cualquiera que esté interesado en darle una oportunidad podrá seguir el relato sin problemas. Evidentemente, hay mucha ficción y fantasía, pero la forma en la que se ha enfocado la trama nos parece un acierto y nos ayuda a sumergirnos e implicarnos más con lo que se nos narra.
Centrándonos ya en lo puramente jugable, decir que ahora contamos con un gran mapamundi de China por el que nos podemos mover libremente. En él podemos explorar para recolectar recursos, visitar ciudades y tiendas, desbloquear puntos de viaje rápido, participar en pequeñas escaramuzas, hablar con otros personajes para subir nuestro nivel de amistad con ellos, encontrar técnicas ocultas, gestionar nuestro equipo y acceder tanto a las batallas principales de la historia como a otras opcionales de mucha menor escala.
Gracias a esto, se consigue una mayor sensación de aventura y nos dan más libertad a la hora de escoger lo que queremos hacer en cada momento. Además, al batallar en una región reduciremos el nivel de caos de la misma y si conseguimos pacificarla por completo obtendremos diversas ventajas, como que sus habitantes nos regalen nuevas piezas de equipo.
Sin embargo, el alma de Dynasty Warriors: Origins sigue estando en sus batallas, las cuales, tal y como hemos comentado anteriormente, son puro musou clásico de toda la vida. Eso sí, ahora hay bastantes novedades jugables que hacen que estas contiendas sean mucho más emocionantes, divertidas y espectaculares que nunca.
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en las posibilidades de nuestro protagonista, quien sigue manteniendo un sistema de combos de dos botones, tiene una barra de musou que al rellenarla nos permite desatar su ataque definitivo, puede entrar temporalmente en un modo especial en el que se vuelve una máquina de picar carne durante unos segundos y cuenta con varias habilidades equipables que consumen puntos de valor que obtenemos atacando.
A todo esto y a las clásicas maniobras de esquiva y defensa debemos sumarle ahora dos nuevas formas de contrarrestar los ataques enemigos: los desvíos y las técnicas de interrupción. Los desvíos son, a efectos prácticos, una parada perfecta que podemos realizar si levantamos nuestra defensa justo en el momento en el que vamos a recibir un golpe, mientras que las técnicas de interrupción son habilidades de puntos de valor que tienen la propiedad especial de poder detener ciertas técnicas determinadas de nuestros rivales.
Parecen unos añadidos de poca importancia, pero lo cierto es que consiguen que ahora los duelos contra los oficiales enemigos y contra los jefes resulten mucho más divertidos y profundos que antes, ya que debemos aprendernos los patrones de cada uno de ellos para saber cuándo debemos desviar, gestionar nuestros puntos de valor con cabeza para no quedarnos sin ellos cuando los vayamos a necesitar para interrumpir ataques y reaccionar con rapidez cuando veamos que nuestro contrincante va a hacer un movimiento que únicamente se puede esquivar. Y todo ello mientras buscamos la forma de reducir los puntos de resistencia de nuestro contrincante para dejarlo vulnerable y poder hacerle muchísimo daño con una espectacular ejecución.
Por suerte, las novedades no acaban aquí, ya que ahora durante las misiones pueden darse nuevas situaciones con sus propias mecánicas. Las más llamativa e importante de todas son las que nos hacen enfrentarnos contra un gigantesco ejército de enemigos que pone en pantalla más personajes de los que hemos llegado a ver jamás en musou alguno.
Cuando esto ocurre, los rivales forman un enorme y poderoso bloque en el que sus tropas elevan su valor y moral al máximo, volviéndose bastante agresivos y muy dañinos. Para lograr que rompan filas y desarmar a estos ejércitos, debemos liquidar a sus oficiales, algo para lo que vamos a necesitar a nuestras propias tropas a menos que seamos muy habilidosos para contrarrestar los golpes que nos van a llover desde todas las direcciones como no tengamos apoyo de nuestros aliados.
Durante estos momentos, ambos ejércitos intentarán poner en marcha tácticas de combate para hundir la moral de sus adversarios. Si es el enemigo quien la pone en marcha, deberemos cumplir el requisito que nos indiquen dentro de un tiempo determinado para desbaratar sus planes. Por ejemplo, si los rivales se ponen a rezar alrededor de su líder para invocar una tormenta de rayos sobre nosotros, deberemos eliminar a 300 enemigos antes de que se acaben los minutos que nos dan para que así no puedan continuar con su ofensiva y sus ánimos decaigan, aunque ya os avisamos de que hay requisitos de todo tipo, incluyendo los que nos hacen explorar y buscar por el mapa a ciertos blancos.
De igual modo, nuestro propio ejército también pondrá en marcha diversas tácticas y para que estas se lleven a cabo con éxito deberemos proteger al oficial que la organiza durante un tiempo determinado. Si sobrevive, ejecutará la maniobra y reduciremos de manera considerable la barra de salud del ejército contrario. Todo esto, a los mandos, acaba resultando en momentos tremendamente intensos, divertidos y muy espectaculares que logran sumergirnos con mucho acierto en auténticos conflictos bélicos a gran escala.
También nos ha gustado la importancia que se le ha dado en esta ocasión a la moral y a la colaboración con nuestras tropas, ya que si reunimos aliados y tienen los ánimos altos, podremos ordenarles acciones concretas, como que derriben torres de arqueros o arremetan con arietes contra una puerta cerrada.
Hablando de aliados y tácticas, tanto nosotros como los enemigos podemos contar con nuestros propios batallones. Como podréis intuir, gracias a ellos tendremos la oportunidad de poner en práctica diversas maniobras militares durante las contiendas, aunque su efectividad dependerá del número de unidades de las que dispongamos. Eso sí, mucho cuidado con los oficiales contrarios, ya que podrán hacer lo mismo.
A todo lo comentado debemos sumarle que nuestro protagonista puede manejar hasta nueve armas distintas y todas ellas cambian por completo nuestra forma de jugar y combatir, ya que tienen combos y mecánicas exclusivas, por lo que podríamos decir que, en realidad, tenemos nueve personajes distintos. Como decimos, todas las que hemos probado están genialmente diferenciadas y nos han resultado divertidísimas de manejar, por lo que consiguen que lanzarse al campo de batalla a combatir ejércitos en solitario resulte en una experiencia muy gratificante.
Un detalle muy interesante es que el sistema de progresión se ha rehecho por completo y ahora únicamente subiremos de nivel al subir nuestro dominio con cada arma, incentivándonos de esta manera a que estemos constantemente cambiando de una a otra y juguemos con todas ellas. Cada nivel que subamos con un tipo de arma, nos desbloqueará combos y técnicas exclusivas para ese tipo, pero también hará que nuestro personaje adquiera un nivel global, aumentando así sus puntos de vida y valor y sus valores de ataque y defensa, entre otras muchas cosas.
Hablando de personalización, cada centenar de enemigos que eliminemos nos dará puntos de habilidad que podremos invertir en varios árboles de talentos, puntos que, por cierto, también se pueden obtener superando los encargos que nos hacen algunos personajes en el mapamundi, unas tareas de entrenamiento en las que nos retan a hacer diversas cosas durante las misiones.
En lo que respecta a su apartado gráfico, es, sin lugar a dudas, el musou que mejor se ve hasta la fecha, con unos modelados más detallados que en otros títulos del género, mejores efectos y animaciones y escenarios más grandes, amplios y variados, por no hablar de la cantidad de personajes que pone en pantalla de forma simultánea, con momentos que llegan a ser incluso sobrecogedores.
Ahora bien, no esperéis ningún portento técnico porque dista de serlo, algo que se nota especialmente en las texturas, en el modelado de las caras y sus expresiones faciales y en el acabado general de los escenarios. Sobre el rendimiento, siendo lo que hemos jugado una versión todavía en desarrollo, no podemos decir mucho, aunque hemos experimentado algunas irregularidades tanto en el mapamundi como en determinadas escenas de vídeo. Eso sí, en las batallas hemos mantenido casi siempre los 60 fps a 4K con DLSS3 en equilibrado. Hemos jugado con todo en Alto en un PC con un procesador AMD Ryzen 5 3600 y una tarjeta gráfica NVIDIA GeForce RTX 3080 Ti.
Finalmente, del sonido cabe destacar que la banda sonora nos ha gustado bastante, manteniendo el estilo cañero habitual de la saga, pero aderezado también con un tono algo más épico y temas que se comportan de manera dinámica según lo que vaya sucediendo durante los encuentros. Son melodías muy pegadizas que ayudan a subir fácilmente la adrenalina, lo que le sienta de fábula. Los efectos cumplen correctamente su función y el doblaje nos llega en inglés, japonés y chino con textos perfectamente traducidos al español.
Un prometedor renacer
Dynasty Warriors: Origins promete ser un renacer muy interesante para la mítica saga con la que empezó todo este género, ofreciéndonos las que apuntan a ser las mejores y más espectaculares batallas que hayamos visto hasta la fecha en un musou. Las novedades jugables que introduce nos parecen muy acertadas, recoge y potencia muchas de las mecánicas más celebradas de la serie y nos está dejando para el recuerdo auténticos momentazos durante los enfrentamientos. Si bien a los mandos resulta toda una gozada, no podemos esconder que tenemos ciertas dudas sobre cómo algunas de sus decisiones le sentarán a medio o largo plazo, por lo que tenemos mucha curiosidad por saber cómo de bien nutrido estará de contenidos, si será lo suficientemente rejugable y si conseguirá compensar la ausencia de decenas de personajes jugables con la profundidad extra que se le ha dado al sistema de combate.
De momento, lo que hemos jugado nos ha gustado mucho y nos hemos quedado con ganas de seguir guerreando en la China de los Tres Reinos, lo que siempre es una buena señal, por lo que si os gustan los musou o simplemente buscáis uno que os ayude a introduciros en esto de las batallas multitudinarias, no dudéis en probar su demo gratuita que ya está disponible. Probablemente os sorprenda y paséis a esperar con tantas ganas como nosotros a que llegue el 17 de enero para echarle el guante a su versión final.
Hemos escrito estas impresiones gracias a un código de descarga para PC que nos ha facilitado Plaion.
