Cuando nos adentramos en la beta de Destiny 2 nos damos cuenta de que la jugabilidad ha sido refinada en varios aspectos, pero la sensación final que nos queda es que estamos ante una propuesta demasiado continuista. Muchos pensarán que esto puede ser positivo, ya que se respeta lo que funcionó y simplemente se incorporan y mejoran armas, habilidades y opciones jugables, sin embargo, un buen número de aficionados se sentirán decepcionados al comprobar que esta secuela está más cerca de ser una expansión que una segunda parte cargada de novedades.
Adentrándonos en los cimientos de la jugabilidad volvemos a encontrar las tres clases originales: Cazador, Hechicero y Titán. Todas ellas mantendrán los rasgos de la primera entrega, aunque han sido ligeramente retocadas gracias a la incorporación de nuevas habilidades, armas y, lo más importante, subclases. Estas subclases nos permitirán dos especializaciones por cada tipo de personaje, otorgándonos habilidades únicas que podremos ir modelando a medida que subamos de nivel. Pese a todo, echamos en falta alguna nueva clase que añada algo de variedad a la fórmula.
En lo que respecta a las armas, Destiny 2 incorpora cambios interesantes. El más llamativo es que ahora no habrá asignación aleatoria, pudiendo personalizar nuestras armas mediante tres ranuras de especialización que nos darán la opción de mejorar las estadísticas, añadir complementos y cambiar el aspecto visual. Sin duda, el sistema nos ha parecido interesante para evitar perder el tiempo innecesariamente buscando mejores armas y por lo fácil que resultará balancear el juego, aunque se pierde esa divertida aleatoriedad que caracterizó al título original.
Otra característica de las armas en Destiny 2 es que van a estar divididas en tres categorías: cinética, energía y poder. De esta forma, la mayor parte de las armas primarias pertenecerán al grupo de cinética o energía, mientras que las secundarías o pesadas se ubicarán en la rama de poder. Esta nueva organización no rompe con el arsenal clásico compuesto por tres armas y un explosivo, algo que permite que el gameplay se mantenga sin cambios respecto al original.
La caída de la Última Ciudad
La beta de Destiny 2 ofrece un variado, aunque algo escaso, catálogo de opciones jugables. La más llamativa es la posibilidad de jugar en solitario dos fases de la campaña, con una duración aproximada de una hora. En ella descubriremos que la Última Ciudad ha caído ante las fuerzas de Ghaul, el despiadado líder de la Legión Roja, lo que ha provocado que los guardianes pierdan su Luz y se vean obligados a explorar el espacio para reunir fuerzas y luchar contra este terrible enemigo.
En lo que respecta a la jugabilidad, encontramos una experiencia muy parecida a la que pudimos disfrutar en la primera entrega y, aunque estas dos fases presentan un desarrollo más lineal, asumimos que durante el resto de la campaña volveremos a encontrar escenarios algo más abiertos y fases motorizadas. En esta beta también hemos encontrado un nutrido catálogo de enemigos con una asombrosa capacidad para recibir daño, algo que siempre ha caracterizado a la franquicia. Por su parte, los jefes finales siguen siendo una pieza imprescindible de la propuesta y vuelven a ser tan exigentes como siempre. Por último, las sensaciones con las distintas armas y la movilidad por los escenarios siguen siendo idénticas, algo que nos permite sentir muy familiar la experiencia pese a los cambios.
Un aspecto que ha mejorado en la campaña es la narrativa, algo que fue duramente criticado en la primera parte, aunque la escasa duración de la beta no nos ha permitido comprobar si las fases de acción y la historia se entremezclarán mejor que en su predecesor para facilitar la comprensión de la trama. Lo que sí hemos podido ver es que hay una mayor claridad en los objetivos y una mejor disposición de las cinemáticas, algo que añade peso y solvencia al modo campaña.
Competitivo y cooperativo
Superada esta pequeña introducción del modo campaña desbloquearemos tres nuevas opciones: dos modos PvP en el Crisol y un Asalto. El primero de los modos competitivos es Control, una opción 4 vs 4 en la que dos equipos luchan por dominar diferentes zonas del mapa, alzándose con la victoria el que antes consiga 75 puntos. La segunda modalidad es nueva y se denomina Cuenta Atrás; aquí tendremos que atacar o defender distintas cargas repartidas por el mapa, ganando el equipo que consiga derrotar a todos los rivales o detonar uno de los explosivos.
Por último, también tendremos disponible un asalto denominado Espira Invertida. Nos adentraremos en una extraña excavación de los cabal en la superficie de Nessus acompañados por un máximo de dos jugadores. Este modo cooperativo ofrece una jugabilidad exigente y emocionante, siendo nuevamente muy continuista respecto al original.
Después de repasar todo el contenido que ofrece la beta de Destiny 2 queda claro que estamos ante un videojuego mucho más continuista de lo que en un principio podría parecer y, aunque muchos fans de la primera entrega estarán contentos de recibir una nueva dosis mejorada de este excelente shooter en primera persona, también es evidente que esta secuela debería haber supuesto un mayor salto cualitativo.
Es cierto que a nivel jugable encontramos una experiencia excelente con un manejo preciso y divertido de las armas y habilidades, así como una gran variedad de enemigos realmente exigentes, sin embargo, la IA de nuestros rivales no ha cambiado prácticamente nada y las refrescantes sensaciones jugables que dejó el título original en 2014, son ahora, tres años después, demasiado conocidas.
Algo parecido sucede con el apartado visual. En definitiva, Destiny 2 vuelve hacer gala de un excelente diseño artístico y una ambientación brillante, el problema es que la calidad gráfica del título se resiente y no apreciamos una evolución significativa más allá de algunos nuevos efectos de partículas y mejores texturas y resolución gracias a las bondades de PlayStation 4 Pro. Además, el título llega bloqueado a 30 fotogramas por segundo, algo que después de probar la versión de PC a 60 fps nos parece un hándicap importante. Por último, el videojuego está traducido y doblado al castellano, con un reparto de voces excelente y muy conocido.
Sin embargo, todavía es pronto para aventurar con propiedad lo que acabará siendo Destiny 2 porque, pese a su continuismo jugable y visual, esperamos que la nueva obra de Bungie sea capaz de ofrecer una experiencia de juego adictiva y emocionante. Para comprobarlo tendremos que esperar hasta el próximo 6 de septiembre, cuando saldrá a la venta para PlayStation 4 y Xbox One, o al 24 de octubre, día que hará su debut en PC a través de la plataforma oficial de Blizzard.
Hemos escrito estas impresiones tras jugar a la beta de Destiny 2 en PlayStation 4 Pro.