Las remasterizaciones de alta definición se han impuesto como moda desde hace un par de años y, aunque algunos usuarios las critican, para otros es una gran oportunidad de jugar o rejugar algunos de los clásicos de pasadas generaciones, especialmente de la anterior. Este año ha salido el remake del primer Halo, el recopilatorio de Shadow of the Colossus e Ico y la trilogía de Splinter Cell en alta definición, entre otros, y el año que viene es el turno de Konami para volver a sacar brillo a sus grandes éxitos de la época de PlayStation 2, considerada la edad de oro -o, al menos, la última de ellas- de esta compañía japonesa. Aunque con un poco de retraso, en febrero llegarán Metal Gear Solid HD Collection y Silent Hill HD Collection, y en algún momento posterior la recopilación de Zone of the Enders.
El plato fuerte es, sin duda, la remasterización de Metal Gear Solid. Es un sueño hecho realidad para los fans de la saga de Hideo Kojima, y además incluye las versiones "definitivas" de los Metal Gear Solid 2 y 3, subtituladas Substance y Subsistence respectivamente, aparte de una remasterización del último Metal Gear Solid lanzado, el Peace Walker de PSP. Esto hace que, como extra inesperado (e intencionado), también incluya los dos Metal Gear de MSX, dentro de la edición Subsistence de Metal Gear Solid 3.
El único capítulo importante que falta de las historias de Solid Snake y Big Boss, si dejamos a un lado las ediciones portátiles, es el primer Metal Gear Solid de PS One, que está disponible a través de la PlayStation Network como descarga para PS3, y que los usuarios de Xbox 360, al menos hasta nuevo aviso, no podrán catar.
Lo primero que llama la atención al iniciar el juego es la organización de los capítulos. Nos presentan un menú ordenado no por fecha de lanzamiento, sino por el orden cronológico que ocupa cada juego en la historia de Metal Gear. De ese modo, a la izquierda está MGS3, en el centro Peace Walker, y a la derecha Metal Gear Solid 2, el primero en salir de los tres, y por el que comenzamos.
Sons of Liberty
Jugar a Sons of Liberty de nuevo trae recuerdos inmediatamente. Presentado en el E3 del año 2000, en los albores de la por entonces nueva generación de videojuegos, se convirtió en el juego más esperado de PlayStation 2 de inmediato, y también en el referente de la potencia gráfica que prometía alcanzar la consola de Sony. Con unos inicios un tanto dubitativos en cuanto a la calidad visual de sus juegos, MGS2 era la promesa del salto cualitativo que prometía dar la máquina una vez los desarrolladores de juegos aprendiesen a exprimir el "Emotion Engine", nombre clave del procesador central de la consola.
En unos tiempos en los que Xbox Live y PlayStation Network eran todavía quimeras, la demo que venía incluida en Zone of the Enders (y que impulsó considerablemente sus ventas) fue jugada y rejugada por muchos hasta el lanzamiento final de Metal Gear Solid 2 en marzo de 2002, unos meses más tarde que en América. El resultado es de sobra conocido.
Esta remasterización no es un remake, ni tampoco da un salto gráfico comparable a otras compilaciones HD. Adapta los gráficos del MGS2 original a la alta definición y los mejora y perfecciona, especialmente en aspectos como las caras, pero nadie debería esperar un nivel de detalle exageradamente superior al del original, como podremos comprobar desde el primer momento, cuando Snake salta del puente George Washington hasta el petrolero, minutos antes de que fuerzas rusas asuman su control. Los gráficos mantienen tanto su maestría artística como su limitación técnica, pero sorprende lo bien que han envejecido, algo que también pasa con el primer MGS de PS One si se compara con la "grima" que da ver otros juegos estelares de la primera consola de Sony con nuestros ojos HD bump-mapeados de hoy en día.
A nivel jugable, nos encontramos con el mismo título que disfrutamos en su día, pero diez años después. El sistema de control, curiosamente, resulta extraño en un primer momento. Acostumbrados a los juegos en tercera persona que usan sistemas de apuntado como los de primera, y últimamente abusan de las coberturas, MGS 2 cuenta con su peculiar sistema de apuntado, que no se ha cambiado ni un ápice, y con coberturas que no dependen de pulsar un botón sino de encaramarse a los objetos. No deja de ser una curiosidad que hoy en día nos cueste adaptarnos al control del sistema de coberturas de uno de los juegos que en su día las inventó.
Por lo demás, las historias de Snake y Raiden siguen enganchando tanto como en su día, si bien la abundancia de secuencias cinemáticas y de conversaciones por códec pueden abrumar a más de uno, como en su momento, y muchos optarán por saltárselas; o bien porque ya no son tan espectaculares visualmente como antaño, o bien porque ya saben lo que pasa. Pero como en los gráficos, a nivel jugable ha envejecido bien y sigue siendo un juego especial, al que con los años solo se han podido comparar sus sucesores. Explorar el barco o el Big Shell, escapar de los enemigos, esconderse en lugares poco ortodoxos y las luchas contra los jefes finales vuelven a enganchar como antaño.
MGS 3 Snake Eater
Snake Eater, más concretamente su versión Subsistance, es la más mejorada de las dos versiones para PlayStation 2 de la saga en este remake. Al menos, a nivel visual, ya que los elementos de la jungla se han beneficiado del paso a la alta definición, y los rostros y animaciones de los personajes, que ya en su momento eran mejores que en MGS2, han experimentado un buen progreso en esta remasterización; además, ahora va a 60 fotogramas por segundo. Ninguna de estas mejoras logra ocultar que el juego ya tiene casi siete años a sus espaldas pero, como en el caso anterior, el tiempo no le ha hecho demasiado daño y la remasterización le ha sentado muy bien, especialmente en ciertas secuencias cinemáticas. Luce mejor que algunos juegos de PS3, de hecho.
Snake Eater nos lleva a unos años 60 en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en una aventura protagonizada por el Snake original, más adelante Big Boss, enemigo de su clon, Solid Snake, en los primeros Metal Gear. Es decir, es una precuela de toda la saga, que luego fue continuada por el reciente MGS: Peace Walker, también incluido en esta recopilación.
Snake Eater es el Metal Gear Solid más peculiar por introducir el elemento de supervivencia, el hecho de que Snake tuviese que comer, curarse las heridas y camuflarse de los enemigos en el escenario. Eso lo convertía en un juego muy original, y con mérito, porque haber usado la misma fórmula que MGS2, haciendo una secuela natural, habría sido igualmente celebrado por los jugadores. La forma de jugar cambia, ya que además de tener que progresar sin ser visto por los enemigos usando el nuevo sistema de camuflaje, también tenemos que alimentar a Snake en esta larga incursión en la selva rusa. Aparte de eso, los escenarios son bastante más abiertos que en juegos anteriores, las luchas contra los jefes finales son especialmente memorables, y las secuencias cinemáticas también. Estas últimas, como ya hemos dicho, mejoran mucho con esta remasterización.
La experiencia de jugar a MGS3 tantos años después es muy positiva. El original era uno de esos títulos que te enganchaba hasta el final, pero tras ver a Snake convertido en Big Boss, dejábamos el mando con una cierta sensación de alivio por no tener ya que preocuparnos de sobrevivir; era un juego muy rejugable y con muchos secretos, pero el hecho de tener siempre que preocuparnos de ese extra, de tener que alimentar y curar a Snake, era un poco agobiante en ocasiones. Años después, es un placer revivir una aventura que no ha tenido comparación hasta la fecha, y la mecánica de camuflaje y supervivencia sigue siendo fresca y novedosa: nadie la ha podido o se ha atrevido a imitar. Esta versión Subsistence incluye todos los extras posibles, aunque la remasterización no adapta su modo online, lo que puede ser una contrapartida un tanto negativa, y se pierde el minijuego con los monos de Ape Escape, una colaboración que en su momento autorizó Sony.
Metal Gear Solid: Peace Walker
El colofón a esta remasterización es una adaptación del último Metal Gear de PSP, subtitulado Peace Walker, que forma parte de la saga principal de Metal Gear, como si de una entrega "para consolas grandes" se tratase. Nos cuenta la historia de Snake, ya convertido en Big Boss, una vez abandona las fuerzas americanas, fundando "Soldados sin Fronteras", una especie de mezcla entre ONG y grupo de mercenarios que llega a Costa Rica para defender al país de la agresión de un desconocido ejército. Se trata de una entrega que ejerce de "eslabón perdido" entre la historia de Snake Eater y la del primer Metal Gear, en la que Solid Snake se enfrenta a la fortaleza Outer Heaven de Big Boss. Los sucesos de este juego son los que llevan a que Big Boss establezca su fortaleza sudafricana.
Se trata de un Metal Gear hecho para una consola portátil, con sus limitaciones gráficas y, sobre todo, de control; por ello, Konami se ha esforzado en mejorar el apartado gráfico (multiplicando la resolución del original, de 480x272) y ha ideado tres tipos de control: uno similar a Metal Gear Solid 4, otro a Metal Gear Online, y otro a Monster Hunter; de hecho, se mantiene la colaboración con la saga de Capcom, permitiendo a Snake cazar monstruos en una modalidad especial.
Esta adaptación gráfica es la que más "chirría" de las tres, pese a ser probablemente la más meritoria al tratarse de un juego de PSP. Los gráficos se han trasladado a las HD, y algunos elementos lucen muy bien, especialmente el propio Snake, como es de esperar. Otros, en cambio, se nota que proceden de una pantalla y resolución de bolsillo, y nos lo recuerdan constantemente. Las escenas cinemáticas del título fueron muy originales en su momento, adoptando los cómics animados para narrar los sucesos del juego. Este sistema funcionaba muy bien en PSP, y en PS3 tiene un toque original... pero muchas de las viñetas animadas han "sufrido" en su paso a la HD, y a veces nos daremos también cuenta.
Aun así, es un Metal Gear Solid más que digno; quizás no a la altura de los otros dos de la recopilación, pero sí con su propia personalidad, muy orientado al combate y con juego cooperativo a través de Internet. Resultará muy interesante para los jugadores al ser, probablemente, el Metal Gear menos jugado de los tres, y contar una historia clave para entender toda la saga.
Obligado para los fans
Metal Gear Solid HD Collection nos deja muy buenas impresiones, como era de esperar. No en vano, es una recopilación de tres juegazos, y dos de ellos dejaron un recuerdo imborrable en los usuarios de PlayStation 2. Será una compra obligada para los fans, y muy recomendada para aquellos jugadores que, por juventud o por no tener una PS2 (o PSP), no pudieron jugar a los originales. Otra cosa es valorar la calidad o, mejor dicho, la escala de la remasterización HD. MGS2 y MGS3 se ven muy bien, especialmente este último, y todos se mueven a 60 fotogramas por segundo, pero nos preguntamos si no se podría haber dado una vuelta de tuerca más a ciertos aspectos visuales, en vez de simplemente haberlos retocado. Quizás nuestro subconsciente está protestando porque no es un remake. Aun así, el 2 de febrero los fans de la saga tienen una cita obligada con su tienda preferida.