Casi al año de ponerse a la venta Xbox 360, y de manera exclusiva durante unos meses, Capcom lanzó Lost Planet: Extreme Condition, un juego de acción en tercera persona del que muchos usuarios de la consola de Microsoft guardan un grato recuerdo, junto a otro título lanzado unos meses antes como Dead Rising. Ha llovido mucho desde entonces, casi 7 años, y con la llegada de las nuevas consolas en el horizonte, estos dos títulos ejemplifican muy bien cómo han cambiado y evolucionado –o involucionado, según se mire- los videojuegos y la propia Capcom en los últimos años.
Dos juegos de acción desafiantes, incluso difíciles, desarrollados en Japón, sin contenidos descargables, y con Keiji Inafune como productor, el creador de Mega Man entre otros muchos títulos. Varios años después es bastante complicado encontrar un videojuego destinado al gran público con semejante nivel de dificultad, Capcom ha externalizado una gran cantidad de desarrollos en estudios occidentales, los DLC son parte muy importante de sus ingresos, y Keiji Inafune hace tiempo que dejó la compañía. No parece que muchas de estas circunstancias vayan a cambiar a corto plazo, aunque sí ha dicho Capcom recientemente que va a dejar de externalizar tantos proyectos y se centrará en desarrollos internos.
Decimos todo esto porque Lost Planet 3 es el ejemplo perfecto de cómo han cambiado las cosas entre la primera entrega de 2007 y esta tercera parte en pleno 2013. Está siendo desarrollado por Spark Unlimited, un estudio californiano no muy conocido hasta ahora, y cuyos trabajos más importantes han sido Turning Point: Fall of Liberty y Legendary, dos juegos de acción que pasaron con mucha más pena que gloria. Su objetivo, además de demostrar que son capaces de hacer buenos juegos, es devolver a la saga Lost Planet a sus orígenes, tras una segunda entrega que apostó muy fuerte y de manera arriesgada por el multijugador, y que fracasó en el intento.
Lost Planet 3 se centra en la experiencia para un jugador, en contar una buena historia y crear unas personajes con un elaborado trasfondo, por los que pueda sentir empatía el jugador. Encarnaremos a Jim Peyton, un piloto de una plataforma de perforación que deja la Tierra para embarcarse en un arriesgado pero lucrativo contrato en E.D.N. III, el planeta helado donde ha transcurrido la saga hasta ahora. Cronológicamente estamos ante una precuela, algo que está muy de moda en este final de generación, por lo que los hechos transcurren antes de los dos primeros Lost Planet.
Trabajaremos para la compañía Neo-Venus Construction (NEVEC), que ha iniciado una importante misión con nombre en clave Coronis, que se propone colonizar el planeta E.D.N. III. para conseguir toda la Energía térmica posible, una fuente de energía de una capacidad inmensa y que puede solucionar la grave crisis energética que está sufriendo la humanidad. Esta poderosa energía fluye por cada rincón del planeta E.D.N. III, incluidas las venas de sus peligros habitantes, los Akrid, y como os podéis imaginar, nos esperan unas cuantas sorpresas tanto por parte del hostil escenario en el que transcurre la aventura, como por los verdaderos motivos de la misión a la que nos hemos unido.
Desde el primer minuto se nota la mayor carga narrativa, no solo por el hecho de contar con una historia más elaborada, sino por que esta tiene una presencia constante mientras jugamos, con mayores recursos narrativos. Conversaciones, registros de texto y audio, escenas cinemáticas en las que interactúan los diferentes personajes, o unos curiosos vídeos grabados que manda la mujer de Peyton desde la Tierra, y que podemos ver montamos en el meca, mientras seguimos jugando. En nuestra base de operaciones, la Coronis, podemos conversar con varios personajes, recorrer las instalaciones recogiendo algunos coleccionables, y comprar o mejorar el armamento. Es cuando nos ponemos manos a la obra, y salimos al exterior de E.D.N. III, cuando comienza verdaderamente la acción.
EL desarrollo se divide en dos tipos de mecánicas, cuando vamos a pie con Jim, con una cámara en tercera persona, dos armas, granadas, y los clásicos controles de cualquier otro título de acción, y cuando nos montamos en el Rig, un meca que controlamos desde una perspectiva en primera persona. Esta es una herramienta de trabajo, no de guerra, y por tanto nuestras únicas armas son sus brazos, el izquierdo una pinza y el derecho un taladro. Pulsando los respectivos gatillos, con el brazo pinza podemos por ejemplo golpear o agarrar objetos u enemigos, y con el taladro perforar, además de protegernos.
Como si se tratara de un vehículo en un juego de mundo abierto, podemos bajar y subirnos del Rig a nuestro antojo, en cualquier momento, y de hecho habrá a veces que sea necesario hacer esto. Como ejemplo, un jefe al que con el Rig mediante el brazo pinza podemos agarrarle y bloquearle durante unos segundos, momento hay que aprovechar para bajarse del meca y dispararle en el estómago que ha dejado al descubierto. Cuando estamos en las cercanías del Rig, se establece un vínculo entre Jim y el meca, llamado campo umbilical, lo que nos permite regenerar salud más rápidamente y ver un mapa en el que aparecen los enemigos.
Cuando estamos lejos del Rig, las cosas cambian bastante al no contar con un mapa y no saber por dónde vienen los enemigos, generándose escenas de bastante tensión, además de momentos espectaculares mediante scripts, como está tan de moda en cualquier de aventura y acción que se precie. Como ya hemos mencionado la salud se autoregenera, y de momento, en lo que hemos jugado, no hay un medidor de energía térmica que disminuya con el paso del tiempo en los exteriores, como pasaba con el primer Lost Planet. Estos dos aspectos hacen que Lost Planet 3 sea un juego bastante sencillo, muchísimo más que la primera entrega de la saga.
Las escenas a pie con Jim tan pronto transcurren en escenarios lineales, muy estrechos y pasilleros, como en entornos más abiertos y bastante amplios, por lo que habrá que ver cómo se equilibran ambos tipos de escenas. Si bien siempre tenemos un cuchillo y una pistola de munición ilimitada, en el resto de armas sí se acaban las balas, por lo que habrá que utilizar el arsenal con cabeza: escopetas, ametralladoras, rifles de francotirador, lo clásico. Contamos además con un botón para esquivar, para lanzarnos al suelo rodando, y ya lo hemos tenido que utilizarlo a fondo con un tipo de akrid parecido a un armadillo, que se hacía una peligrosa bola que antes de alcanzarnos teníamos que esquivar rodando.
La Energía térmica, además de ser uno de los elementos claves en el argumento, el motivo por el que estas en este peligro planeta, también juega un papel importante en el desarrollo jugable, ya que hace la función de dinero. Cada vez que matamos akrid estos sueltan Energía térmica, o cuando completamos una misión nos premian con cierta cantidad, que luego sirve para gastarlo en la tienda en nuevas armas, ampliaciones para estas, o mejoras para el personaje. Además de la historia principal, y varios coleccionables que podemos encontrar escondidos en los escenarios, habrá misiones secundarias, pero no sabemos cuántas ni su complejidad o peso en el desarrollo.
Tras jugar aproximadamente una hora a la campaña, también pudimos probar el modo multijugador. Ya os hemos dicho que Lost Planet 3 centra la mayor parte de sus fuerzas en la experiencia para un jugador, y eso se nota en el multi, que no tiene demasiados modos ni posibilidades, pero que sirve de valor añadido al producto, un aliciente para seguir jugando cuando ya nos hayamos pasado la campaña.
El multijugador es hasta para 10 jugadores, y se enfrentan dos equipos, los NEVEC (Neo-Venus Construction), los "buenos" por decirlo de una manera, y por otro lados los Piratas. En el primer modo que probamos había que ir conquistando diferentes objetivos, que iban cambiando en el transcurso de la partida. Si un equipo tenía que proteger una posición, el otro detonarla, por ejemplo, nada demasiado original, pero lo suficientemente entretenido. Habrá mecas en algunos modos del multi, y todos los jugadores cuentan con un gancho para moverse más rápido por los escenarios, lo que dota a las partidas de un gran dinamismo.
El otro modo que probamos sí nos pareció más fresco. En este hay un enorme monstruo que los dos equipos deben derrotar, y una vez muerto, hay que recoger un recipiente y llevarlo a la base, como si fuera capturar la bandera. Lo divertido es que mientras ambos equipos intentan derrotar al akrid, también se pueden atacar entre sí, por lo que se forman situaciones bastante caóticos y divertidas. Además de los modos competitivos entre equipos, habrá un modo multijugador cooperativo tipo horda, que no pudimos probar, en el que varios jugadores tendrán que liquidar sucesivas oleadas de akrid.
El apartado técnico cumple, con una cuidada ambientación que consigue transmitir el frío que los personajes padecen, moviéndose fluido y sin destacar en algún apartado concreto, pero sin grandes defectos técnicos, utilizando con corrección el Unreal Engine 3. En el apartado sonoro las voces ya se encuentran en un correcto castellano, como nos ha acostumbrado en los últimos tiempos Capcom, que está doblando casi todos sus juegos.
Viaja a un planeta helado durante el caluroso verano
Lost Planet 3 con acierto vuelve a centrar la mirada en el modo para un jugador, tras el traspiés que supuso su secuela, aunque sin la frescura, personalidad o desafío de la primera entrega. En 6 años los videojuegos han cambiado bastante, y esta tercera parte es un buen ejemplo de ello, más centrada en la narrativa, más accesible y espectacular, que no parece que vaya a ser memorable, pero que sí promete ser un correcto y entretenido título de acción, que puede que tenga su hueco durante el verano, tradicionalmente escaso de lanzamientos. Llegará el 30 de agosto a PlayStation 3, Xbox 360 y PC.