Antes incluso de que se lanzara en PC, en mayo del año pasado, ya se venía rumoreando una versión para consolas de Diablo III. Y como ocurre en una gran mayoría de las ocasiones en este sector, los rumores se acaban confirmando, y en febrero, durante la presentación de PlayStation 4, se anunció la llegada de este exitoso juego tanto a la nueva consola de Sony como a PS3. Tuvimos que esperar unos meses para que se confirmara su llegada también a Xbox 360.
Blizzard Entertainment es una compañía relacionada íntimamente con el PC, donde ha cosechado sus mayores éxitos, lo que no quiere decir que no haya probado suerte anteriormente con las consolas. Además de diversos juegos para los hardware de 16 bits, se atrevieron a adaptar Warcraft II para PlayStation y Sega Saturn, el primer Diablo solo para PlayStation, e incluso lanzaron una versión de StarCraft para Nintendo 64. Su último trabajo en consola en los últimos 15 años, que se dice pronto.
De entre todas las sagas Blizzard, sin duda la que de manera más natural se pueden adaptar a un mando es Diablo, y ayer lo pudimos comprobar jugando a la versión para PlayStation 3 de Diablo III. Ahora controlamos al personaje directamente, y en los distintos botones asignamos las habilidades, siendo por ejemplo la X el ataque principal, y quedando el L1 reservado para tomar pociones de forma rápida. Algo curioso y una gran novedad es que con el stick derecho rodamos por el suelo en un movimiento evasivo, que podemos realizar con cualquier clase de personaje. Esto le da un toque arcade y de acción, que junto con otras decisiones de diseño, hace que se sienta bien distinto a la versión de PC. No peor, simplemente diferente.
Por ejemplo la cámara sigue la acción mucho más cerca, tanto que en el primer contacto parece otro juego, sobre todo si has jugado mucho a la versión de PC. Esta es una decisión bastante lógica, ya que no jugamos a la misma distancia con una consola respecto a la tele que cuando lo hacemos en un PC con un monitor. Si la cámara se situara tan lejos como en PC, y jugáramos en un salón, por muy grande que fuera nuestra tele, veríamos los personajes, objetos y enemigos demasiado pequeños.
Pero como todos sabéis el punto fuerte de la saga es el multijugador, y se nota que lo han trabajado a conciencia en esta versión. Pueden participar hasta cuatro jugadores tanto online como local, e incluso mezclados, dos online y dos desde la misma consola, por ejemplo. Lo bueno es que cuenta con un modo cooperativo sin interrupciones, y en cualquier momento se pueden incorporar nuevos jugadores a la partida con tan solo pulsar el botón start del mando. Tendrá que elegir la clase, entre las cinco disponibles - bárbaro, médico brujo, mago, monje y cazador de demonios-, y ya estarán metidos en la partida, sin tiempos de carga ni otro tipo de interrupciones.
El juego de adapta dinámicamente al número de jugadores, con más o menos enemigos, y modificando la cámara, alejándola cuantos más jugadores hay en pantalla. Ya que siempre se muestran todos los jugadores a la vez, no se usa nunca el recurso de la pantalla partida, y si alguien se aleja demasiado del grupo -o mejor dicho, del jugador 1- este desaparece y se vuelve a materializar junto al resto del equipo. Entre otras decisiones inteligentes, se ha tenido en cuenta que en una partida cooperativa alguien se pueda ausentar en un momento dado por el motivo que sea, contestar una llamada de teléfono, ir a la nevera a por una cerveza, o simplemente ir al baño. Para no perjudicar al resto de jugadores, cuando un personaje se mantiene inactivo demasiado tiempo, este se empieza a mover automáticamente siguiendo al grupo, por lo que el resto de jugadores pueden seguir la partida, sin tener que esperar a que vuelva la persona ausente, un detalle bastante curioso.
Es cierto que con la gran cantidad de enemigos a los que nos llegamos a enfrentar, y con cuatro jugadores, la acción por momentos puede llegar a ser confusa. Para esto a cada jugador se le identifica con un color que le rodea, y además si pulsamos el stick derecho, R3, aparece un haz de luz indicándonos dónde está nuestro personaje. Nos comentaron que el botín cuando jugamos de manera local es compartido, y en cambio en las partidas online es individual. Y también advertimos un detalle, y es que los enemigos sueltan muchos menos objetos que en PC, algo que viene propiciado porque en la versión de consolas no tenemos la polémica casa de subastas, algo de lo que sin duda se alegrarán muchos jugadores.
El control con el mando es muy cómodo, y sin perder la esencia de Diablo por el camino, así parece un juego mucho más arcade, sencillo y directo. Sí nos genera más dudas todo lo que se refiere a la gestión del inventario y las habilidades, que como entenderéis es menos práctica que con un teclado y ratón. Teniendo esto en cuenta, se han rediseñado los menús por completo. Por ejemplo el menú de equipamiento es una circunferencia que rodea al personaje, y donde vamos eligiendo las diferentes partes que podemos equipar, algo muy parecido al menú de habilidades.
Antes de coger un objeto en el escenario, su color nos indica su valor, y una vez lo hemos cogido, pulsando en la cruceta hacia arriba, podemos ver sus características principales, y equiparlo o tirarlo sin necesidad de ir al menú de equipamiento. La forma de mostrar las estadísticas de los objetos se ha remodelado por completo, ahora unas flechas verdes que apuntan hacia arriba, o rojas que apuntan hacia abajo, nos dicen si al equipar ese objeto vamos a mejor o empeorar ciertas estadísticas. Si queremos tener toda la información al completo, saber los puntos exactos en los que vamos a mejorar o empeorar, podemos verlo, pero está un tanto oculto, y las flechas de colores son una simplificación pero también algo más intuitivo para no agobiar con tantos números, algo que se ha hecho pensando en el público de consola.
Hay un detalle que no acabamos de entender, y es por qué no nos muestran estas estadísticas resumidas de los objetos antes de cogerlos. Tenemos que sumar siempre el objeto a nuestro inventario -de 60 casillas-, ver si nos interesa, y entonces equiparlo, quedárnoslo o tirarlo. En cambio en otros aspectos el diseño se muestra mucho más versátil, ya que nos permiten modificar la interfaz a nuestro antojo y otros parámetros de la jugabilidad: mostrar o no la barra de salud y el nombre de los enemigos y de los personajes encima de sus cabezas, el tamaño y posición del mapa, los puntos de daño, y hasta podemos elegir que se equipen automáticamente los mejores objetos al recogerlos.
Por lo demás Diablo III en consola es igual a la versión de PC, la misma aventura de acción y rol, con los mismos contenidos, con sus cuatro modos -Normal, Pesadilla, Infierno y Averno-, y sus ocho niveles de dificultad. La experiencia es la misma, pero como os decimos, el hecho de jugar con un mando, y el cambio en la cámara, más cercana, hace que se sienta sorprendentemente distinto. Además jugar con unos colegas desde la misma consola promete ser muy divertido, para estar enganchado horas y horas, un título muy a tener en cuenta si somos de los que todavía disfrutamos con el cooperativo local.
En lo técnico, comentar que nos ha sorprendido lo fluido y estable que se mueve. Es cierto que se han hecho ciertos sacrificios gráficos, como la calidad de las texturas, pero lo importante es que al menos en la demo que pudimos jugar, perteneciente a PS3, todo se movía de manera muy estable. Incluso en situaciones límites, con tres jugadores soltando todo tipo de golpes y magias y decenas de enemigos enormes, el framerate no titubeaba en ningún momento, algo poco habitual cuando se trata de una beta. Y ya os decimos que en lo visual, pese a haberse recortado un poco respecto a PC, se ve bastante bien, gracias sobre todo al excelente trabajo en el diseño artístico.
Diablo vuelve a consola por la puerta grande
Siempre hay dudas cuando un juego tan arraigado a los ordenadores da el salto a las particularidades que conlleva una consola, pero se nota que Blizzard se ha esmerado con esta versión, y estamos ante un producto muy trabajado, en el que han tenido en cuenta las notables diferencias entre jugar en un PC y en una consola tumbado en tu cama o sentado en el sofá del salón. Cambios que en un primer contacto no nos han parecido que resten, simplemente lo hacen distinto, y que demuestran que Blizzard, 15 años después, quiere volver a tomarse las consolas muy en serio. Llegará el 3 de septiembre tanto a PlayStation 3 como a Xbox 360, y tanto si nunca habéis jugado a un Diablo, como si ya habéis disfrutado de anteriores entregas, esta trabajada adaptación es más que interesante.
