Poppy Playtime es, probablemente, uno de los juegos más exitosos de los últimos meses. Quizás no hace el mismo ruido que otros nombres, pero de manera similar a Five Nights at Freddy’s (saga con la que comparte multitud de similitudes), cuenta con una comunidad muy apasionada que hace que sus números se disparen.
Tras una primera entrega muy breve que servía casi como demo de pago –ahora, de hecho, es gratuita–, recibimos este segundo capítulo en el que todo da un paso hacia adelante.
Poppy y la fábrica de juguetes
Poppy Playtime: Chapter 2 es, al igual que su predecesor, un juego de puzles y terror en primera persona, que usa dos manos extensibles como principal mecánica para interactuar con el escenario. Aquí vamos a conocer a nuevos juguetes, como Bunzo Bunny, PJ Pug-a-Pillar o, la principal protagonista, Mommy Longlegs, mientras profundizamos más en el oscuro y rebuscado trasfondo de la aventura.
En lo jugable, vamos a encontrar pocas sorpresas. Como en el original, encontraremos multitud de puzles que consisten en llevar electricidad entre dos puntos usando nuestras manos extensibles, con los cables que las conectan a nosotros sirviendo como conductores. Son puzles sencillos pero interesantes, y con las suficientes posibilidades como para crear un juego basado únicamente en esta mecánica, pero en los que no se profundiza demasiado. La principal novedad es la mano verde. Perdemos la roja al inicio de la aventura, pero no tardamos en conseguir una verde que tiene la capacidad de almacenar energía de manera temporal, y que abre las puertas a nuevas maneras de plantear desafíos.
También hay un par de mecánicas nuevas a la hora de desplazarnos, como poder usar las manos como ganchos para cruzar entre plataformas o incluso subir verticalmente. Esto no puede hacerse donde queramos, sino en zonas marcadas específicamente para ello, pero aun así pensamos que aporta algo de variedad al desplazamiento por los escenarios y se agradece.
Más puzles que miedo
Poppy Playtime: Chapter 2, quizás en su intento por ofrecer una experiencia más extensa (aunque se puede terminar en menos de dos horas fácilmente), se centra más en los puzles que en el terror. De hecho, la premisa central nos propone completar tres pruebas basadas en juegos tradicionales –Simón dice, whack-a-mole...– con su toque de terror, en las que, si perdemos, el muñeco de turno nos dará un «susto». Y lo entrecomillamos porque todo es tan absolutamente previsible que hemos pasado más tensión al recorrer pasillos vacíos con unos sonidos muy bien usados. Tanto es así que podríamos llegar a pensar que Poppy Playtime es un juego de terror para niños o jóvenes, pero tiene alguna que otra escena bastante violenta y sangrienta.
Sea como fuere, esta segunda parte ofrece una buena variedad de desafíos, todos ellos bastante facilones, y aunque vamos a morir alguna que otra vez, la mayoría de las veces va a ser porque se nos ha escapado algún detalle. Estos desafíos –combinando pruebas, puzles de electricidad y puzles de entorno– funcionan muy bien y hacen que la aventura se pase volando. No nos vamos a quejar de juegos cortos y sin relleno en una época en la que la industria parece buscar lo contrario. Eso sí, queremos dejar claro que es un juego con mucha más exploración y puzles que sustos, más allá de la ambientación, que sí consigue dar un mal rollo constante.
Cumpliendo en lo técnico
Como el primer capítulo, este es bastante correcto en lo técnico. Cumple con creces para lo que quiere ofrecer, y aunque todavía hay margen para mejorar la optimización –aunque hay unos tirones puntuales que no hemos conseguido solucionar–, puede jugarse bien en un ordenador actual. Eso sí, parece un juego terminado con prisas. Desde pequeños detalles a no tener un icono propio en la barra de tareas –aparece el de Unreal Engine–, no tener compatibilidad con mando o ni siquiera subtítulos en inglés –mucho menos en español–, da la sensación de que un par de semanas más le habrían venido genial para pulir ciertos aspectos.
Lo mejor, como decíamos antes, es el diseño de sonido. El juego ha conseguido ponernos más en tensión cuando vamos por un pasillo y empiezan a sonar cosas raras que cuando estamos haciendo una prueba y estamos esperando el susto. Una pena que tampoco ofrezca doblaje, por lo que o tenéis un nivel más que decente de inglés, o no os vais a enterar de nada de lo que pasa. Eso sí, imaginamos que como pasó con el primer capítulo, llegarán pronto.
Un segundo capítulo entretenido
Poppy Playtime: Chapter 2, como ya pasara con Five Nights at Freddy’s, es un juego diseñado para su comunidad; para la gente que disfruta aprendiendo sobre su universo o viendo a youtubers jugarlo. Para la gente que está un poco más fuera de esa comunidad, queda un juego entretenido, que sabe combinar con acierto puzles y malrollo, y que salvo una interesante ambientación no hace nada sobresaliente. Aun así, si sabéis a lo que vais y os apetece, este segundo capítulo ofrece unas dos horas de contenido –en función de si os pasáis todo a la primera u os quedáis atascados en algún puzle, y de si buscáis los coleccionables– bastante entretenidas, por lo que no es mala opción si queréis pasar algo de miedo una tarde.
Hemos realizado estas impresiones en PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) adquiriéndolo en Steam.