Puede que en pleno 2019 parezca que está todo inventado, pero lo cierto es que todavía hay creativos y estudios capaces de sorprendernos con propuestas nuevas y originales. Un claro ejemplo de esto lo hemos encontrado en Ancestors: The Humankind Odyssey, el nuevo proyecto de Patrice Désilets, el creador de Assassin's Creed y Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo.
Hace diez millones de años...
Esta vez nos encontramos ante un juego de supervivencia y mundo abierto que nos llevará a la selva africana de hace diez millones de años, donde tendremos que controlar el destino de una manada de antiguos humanos, ayudándoles a sobrevivir y evolucionar a lo largo de una historia que se extiende durante la friolera de ocho millones de años, hasta llegar al australopithecus.
Gameplay comentado
Lo primero que nos llamó la atención es lo poquísimo que el título te ayuda y orienta sobre lo que tienes que hacer, incluso aunque tengas todos los tutoriales activados. A diferencia de la mayoría de juegos actuales, aquí no vamos a encontrarnos ni mapas, ni multitud de iconos, ni constantes consejos o mensajes que nos indiquen cuál es el siguiente paso, por lo que, al igual que nuestros ancestros, tendremos que aprender por nosotros mismos a desenvolvernos por el mundo y a sobrevivir por medio de la experimentación y la lógica.
El mismo prólogo es toda una declaración de intenciones al ponernos en la piel de una cría que se encuentra sola, perdida y asustada en mitad de la jungla después de que su padre haya sido devorado por un pájaro prehistórico gigante. Sin saber muy bien qué es lo que tenemos que hacer, el juego solo nos dice que usemos nuestros sentidos, lo que nos sirve para encontrar un refugio en el que escondernos.
Los llantos del bebé no tardan en alertar a otros miembros de la manada, momento en el que pasamos a controlar a un ejemplar adulto que debe salir al rescate del pequeño. Al estar el asentamiento en un lugar elevado, tenemos que descubrir la manera de bajar hasta el suelo, algo que no nos supone grandes problemas gracias a la capacidad innata de nuestro personaje para trepar y desplazarse por los árboles.
Eso sí, poco a poco y con buena letra, ya que la caída puede ser mortal, lo que nos ayuda a hacernos con los controles y a entender que existe un sistema de energía que controla nuestro cansancio y que está vinculado con nuestra vida. De este modo, cuantas más actividades físicas hagamos, como saltar o correr, más nos cansaremos, y si llegamos a consumir todo nuestro aguante, el sobreesfuerzo hará que nuestra vitalidad empiece a deteriorarse, pudiendo morir incluso por no parar. Esto nos lleva al siguiente punto: descansar y cuidar nuestra salud es importante, tomando descansos cuando sea necesario, y comiendo y bebiendo de forma regular para recuperar fuerzas.
Pero antes de eso, la prioridad sigue siendo el rescate de la cría, así que nos paramos a examinar el entorno y a usar nuestra inteligencia, algo que solo podemos hacer cuando estamos quietos. Al detenernos y aguzar nuestros sentidos, somos capaces de percibir su llanto y llegamos hasta él.
Tras subirlo en nuestra espalda, salimos a buscar a su padre, aunque, tal y como nos temíamos, solo encontramos su cadáver al llegar a un nido, así que nos dirigimos de vuelta a nuestro hogar para dar las malas noticias, lo que da pie a una pequeña secuencia de vídeo y al inicio del verdadero jugar.
Aprendiendo a sobrevivir
A partir de aquí, somos completamente libres de decidir lo que queremos hacer, así que nuestro primer impulso no fue otro que el de salir a explorar la jungla correteando como si estuviésemos en cualquier otro juego, algo que no acabó demasiado bien para nosotros, ya que no fuimos capaces de ver a tiempo una serpiente camuflada en el suelo, quien acabó por mordernos y envenenarnos, nublando así nuestra visión y obligándonos a buscar una forma de curarnos y extraer las toxinas de nuestro cuerpo.
Por suerte, descubrimos que beber el agua del rio ayudaba a esto, así que tras recuperarnos volvimos a salir a la carga... y nuevas desgracias acontecieron. Desde luego, algo estábamos haciendo mal, así que pensamos con frialdad: "nos encontramos en una jungla prehistórica repleta de peligros y depredadores, solo somos un mono indefenso y lo único que se nos ocurre es correr por el escenario tal y como lo haríamos en cualquier otro título de mundo abierto".
Esto nos llevó a tomarnos las cosas de un modo muy diferente, cambiando nuestro ritmo por uno muchísimo más pausado, parándonos cada pocos pasos para examinar el entorno con nuestros sentidos e identificar objetos, plantas, amenazas y puntos de interés, analizando cada cosa de cerca y experimentando con todo lo que veíamos para que nuestro personaje y nosotros mismos aprendiéramos de ello.
Por ejemplo, no todo lo que parece comestible sienta bien, e incluso hay alimentos venenosos, así que descubrir cuanto antes qué cosas toleramos y cuáles no se convirtió en algo muy importante. Además, poco a poco es posible desarrollar tolerancia a ciertos nutrientes para que nuestro estómago se adapte a ellos y consiga asimilarlos sin provocarnos indigestiones ni malestares.
Otro detalle importante es que al descansar en algún lugar de reposo (dormir es muy importante si no queremos caer rendidos en el momento más inoportuno) podemos acceder a un árbol de habilidades que nos permitirá evolucionar poco a poco. Para obtener estos "talentos" tendremos que realizar acciones concretas e invertir unos puntos que obtendremos al salir a explorar con un bebé en la espalda, así que dependiendo de nuestra forma de jugar iremos desarrollándonos de un modo u otro.
Entre las primeras habilidades que conseguimos se encontraba la de manipular objetos con nuestras manos. Al sujetar algo con la principal, podemos usarlo y examinarlo, pero si lo cambiamos a la secundaria nos darán la posibilidad de intentar modificarlo para crear un ítem diferente.
Un ejemplo muy básico de esto lo tendríamos en las ramas de madera de los árboles, ya que al realizar esta acción nos quedaremos únicamente con un palo punzante que podremos utilizar, entre otras cosas, para pescar en zonas donde haya muchos peces. Por supuesto, también tendremos la posibilidad de probar a usar dos objetos entre sí que tengamos en nuestras manos para intentar combinarlos y obtener nuevos resultados. ¿No podéis comeros un coco? Probad a golpearlo varias veces con una piedra y ya veréis lo rico que está.
Todo esto hace que el título sea un constante proceso de aprendizaje y experimentación que nos hará evolucionar y mejorar como jugadores al mismo ritmo que nuestros protagonistas, algo que resulta sorprendentemente gratificante, especialmente cuando descubrimos cómo solucionar ciertos problemas "cotidianos", como encontrar la manera de detener una hemorragia o sanar un hueso roto con los recursos tan limitados de la época.
El propio Désilets nos dijo que no quería privarnos del placer de avanzar y descubrir las respuestas por nosotros mismos, lo que explica las decisiones de diseño que se han tomado, y tenemos que reconocer que funciona. Puede ser un poco frustrante al principio, sobre todo por los vicios que tenemos heredados de otros juegos, pero una vez empiezas a entender cómo se juega, cambias el chip y entras en su peculiar dinámica, la experiencia se transforma y se vuelve enormemente disfrutable.
Gran parte de este mérito lo tiene la gigantesca cantidad de posibilidades que hay y la enorme libertad que nos dan para que nos dediquemos a hacer lo que queramos en cada momento. Nosotros marcamos el camino de la evolución y el devenir de nuestro clan, así que nuestra partida será completamente distinta a la de otros jugadores, algo que hemos podido comprobar poniendo en común nuestra experiencia con la de compañeros de otros medio, cuando descubrimos que cada uno habíamos tenido vivencias muy diferentes.
Superando nuestros miedos
Otro aspecto muy importante de su propuesta lo tenemos en el miedo que pueden llegar a sentir nuestros personajes. Al ser atacados por un depredador, encontrarnos ante un peligro mortal o alejarnos del asentamiento empezaremos a asustarnos y a perder los nervios. Si el pánico se apodera de nosotros, correremos despavoridos y pasaremos a controlar a otro miembro del clan, así que si no queremos que nuestro congénere sea devorado de una forma horrible, más nos vale darnos prisa en encontrarlo para calmarlo y devolverlo a un lugar seguro con la manada.
Pero al igual que en la vida real, si queremos avanzar nos va a tocar superar nuestros miedos y adentrarnos en lo desconocido. Al alejarnos mucho de nuestro asentamiento entraremos en la "zona del miedo" y la única forma de no perder los estribos en ella radica en realizar acciones que nos inspiren confianza y tranquilidad, como examinar los diferentes elementos del entorno para identificarlos y familiarizarnos con ellos. Cuantas más cosas de este tipo hagamos, más seguros nos sentiremos, lo que hará que acabe apareciendo un círculo de luz en algún punto. Si conseguimos llegar hasta él, habremos vencido nuestros temores y ampliado nuestro territorio, por lo que esa región dejará de asustarnos y podremos viajar más lejos.
Por supuesto, si superamos ciertos tipos de situaciones que nos generen miedo, también desarrollaremos la capacidad de controlarnos mejor y mantener la calma ante el peligro, así que las experiencias que vivamos también nos ayudarán a progresar.
La manada, la auténtica protagonista
Algo muy importante que tenemos que dejar bien claro es que aquí no controlaremos a un único personaje y siempre que queramos podemos cambiar el control entre los miembros del clan, incluyendo bebés (muy asustadizos y frágiles), jóvenes (enérgicos y entusiastas, aunque con poca experiencia) y veteranos (curtidos ya en esto de sobrevivir y con un gran autocontrol).
Existe un sistema de generaciones que nos permitirá dar saltos temporales de 15 años para continuar jugando con el relevo generacional, con nuestras crías ya crecidas, nuestros jóvenes convertidos en adultos y nuevos bebés, lo que nos servirá, principalmente, para reforzar y mejorar algunas de las habilidades que hayamos aprendido en el árbol de evolución.
Huelga decir que si se nos muere la mayoría de la manada y nos quedamos sin al menos un macho y una hembra, no podremos seguir perpetuando la especie, así que nos tocará abandonar nuestro hogar y salir en busca de una nueva familia que nos acepte y acoja. Si lo conseguimos, pasaremos a controlar a todos sus integrantes.
En el tiempo que jugamos no nos dio tiempo a cumplir casi ninguno de los requisitos para dar el siguiente paso evolutivo (estos no se indican hasta que los completamos), así que promete ser un juego realmente largo y rejugable.
Belleza prehistórica
A pesar de tratarse de un juego independiente, se nota que hay más presupuesto y ambición de lo normal. De hecho, su creador lo definió como un "indie Triple A", algo que salta rápidamente a la vista al ver el tamaño de los escenarios, su gran verticalidad y la enorme cantidad de elementos y detalles con los que cuentan para mostrarnos bellos y salvajes parajes.
El modelado de las criaturas y de nuestros personajes también está muy conseguido, al igual que la fantástica dirección de arte de la que hace gala en todo momento. Lo único negativo que hemos encontrado en este sentido han sido las animaciones, un tanto rígidas y faltas de naturalidad, aunque no debemos olvidar que todavía faltan varios meses de desarrollo y pueden mejorarse.
De hecho, nos ha sorprendido para bien lo sólido que se mostraba el programa en todo momento para no encontrarse todavía ni en fase de beta, pues apenas experimentamos bugs o errores de programación, y según nos comentaron, no se trataba de una demo realizada para la presentación, sino de la versión actual del juego.
La banda sonora también nos ha gustado mucho, manteniendo un estilo tribal donde los instrumentos de viento y la percusión son los grandes protagonistas, ambientando a la perfección nuestras andanzas. De igual modo, los efectos ambientales están cuidadísimos y consiguen sumergirnos de lleno en este mundo prehistórico.
Un juego muy prometedor, original y diferente
Todavía nos quedan muchas cosas por ver y descubrir, pero si hay algo que nos ha quedado claro tras este primer contacto es que Ancestors: The Humankind Odyssey es un título muy ambicioso y repleto de buenas ideas que se integran en un diseño de juego muy inteligente, bien pensado y en el que todo funciona de una manera orgánica, natural y lógica para crear una experiencia única y diferente a cualquier cosa que hayamos jugado hasta ahora.
Tenemos muchas ganas de comprobar si finalmente cumplirá todas sus metas y objetivos, ya que todo apunta a que de ser así será capaz de absorbernos durante horas en nuestro viaje a través de la evolución del ser humano. Definitivamente, haríais bien en no perderle la pista, pues podría convertirse en una de las grandes sorpresas del año. Su lanzamiento está previsto para este mismo año en PS4, Xbox One y PC, tendrá textos en español y un precio de salida de 39,99 euros.
Hemos realizado este artículo tras probar el juego en su versión de PC en un evento organizado en París por Private Division.