El impacto que tuvieron los primeros juegos de Shinobi en recreativas y en Megadrive todavía es recordado. Gráficos de impresión, una jugabilidad a prueba de bombas y una dificultad endiablada eran algunas de sus señas de identidad. Esta saga fue la respuesta de Sega a la serie Ninja Gaiden. Por desgracia, con el ocaso de la compañía como desarrolladora de hardware, la saga ha ido perdiendo en relevancia y en calidad. Buscando recuperar a sus fans, Jiro Musashi, el padre del legendario Joe Musashi, afila su katana para demostrar que todavía hay hueco para una aventura ninja más.
En esta primera toma de contacto hemos podido probar el primer nivel del juego. Esta pantalla a su vez nos servirá de tutorial para habituarnos a los controles. La lista de movimientos es bastante completa: podremos realizar combos simples con la espada, saltar, hacer doble salto, lanzar kunais, realizar poderosos ninjutsus, utilizar un gancho para agarrarnos a ciertas superficies, trepar, movernos por los techos, etc. En la parte defensiva, para bloquear un ataque deberemos pulsar el botón de defensa en el momento justo en el que vayamos a recibirlo. Además, si pillamos a un enemigo desprevenido por la espalda podremos ejecutarlo para matarlo directamente de un sólo golpe. Todos ellos resultan fáciles de hacer y responden con mucha fluidez, algo fundamental en este tipo de juegos.
Al igual que en las entregas clásicas, en esta ocasión volvemos a encontrarnos con un plataformas de acción en 2D. Para avanzar nos será fundamental dominar todos los movimientos anteriormente descritos. Sobre este primer nivel, lo primero que nos ha sorprendido es que ha resultado ser bastante largo y variado. Comenzamos en el dojo del protagonista, que será atacado por unos ninjas enemigos, por lo que nuestra primera prioridad será la de salir de allí abriéndonos camino como podamos, entre mucho plataformeo y diversos combates. Una vez lleguemos a la salida, tendremos que superar un tramo montados a lomos de un caballo, en una perspectiva en la que iremos avanzando hacia el fondo de la pantalla esquivando todo tipo de obstáculos y eliminando a nuestros perseguidores. Por desgracia, los controles en esta parte nos han parecido muy rígidos y poco intuitivos.
Si sobrevivimos a esto, llegaremos a un terreno montañoso, donde recuperaremos nuestros controles normales de a pie. Al final encontraremos a un enemigo más grande de lo habitual y con su propio medidor de salud cubriendo la entrada a una cueva en la montaña. No se moverá de su posición y realizará un ataque que va recorriendo el suelo hacia nosotros. Simplemente tendremos que esquivarlo en el momento del ataque y aprovechar esa apertura en su defensa para golpearle.
Una vez dentro de la cueva, el propio escenario será más peligroso que los pocos enemigos que nos encontremos. Se trata de una sección mucho más plataformera que el resto de lo que llevábamos jugado hasta ahora. También nos encontraremos de nuevo con dos enemigos como el guardián de la entrada a la montaña, pero con ataques mejorados que nos dificultarán la labor de esquivar y golpear.
Finalmente llegamos nuevamente al exterior, en un escenario cubierto de nieve y donde nos tendremos que ver las caras contra el primer jefe final del juego. Se trata de Yuki Onna, un espíritu de las nieves con forma de mujer. Se encuentra rodeada por una barrera protectora, la cual caerá cuando vaya a realizar un ataque, momento que deberemos aprovechar para golpear. En mitad del combo, se nos indicará que podemos usar el gancho. Si pulsamos el botón correspondiente en ese momento, realizaremos un ataque especial que le hará bastante daño. Algo a destacar también de todo este recorrido es la presencia de diversos objetos ocultos que si los conseguimos nos llevarán a pantallas de bonus.
Shinobi desprende sabor clásico por los cuatro costados, con una jugabilidad muy similar a las primeras entregas de la saga y que resulta enormemente divertida y entretenida, algo que los fans apreciarán especialmente. Respecto a la dificultad, podemos enfocarla desde dos puntos de vista. Si lo que pretendemos es simplemente pasarnos el juego, estaremos ante un desafío digno, aunque el hecho de contar con vidas infinitas y reaparecer en sitios cercanos a nuestra muerte hará que avancemos sin los grandes problemas que tendríamos si tuviéramos intentos limitados. Aunque ya avisamos que no serán pocas las veces que caigamos en combate o al vacío.
Por otra parte, el título apuesta firmemente por un sistema de puntuación que nos exigirá una destreza sin igual a los mandos si queremos sacar las mejores clasificaciones posibles. Esto significa que al final del nivel se evaluará nuestro rendimiento, según el tiempo que hayamos tardado en completarlo, las veces que hayamos muerto, los golpes que hayamos recibido, los combos y acciones especiales realizadas, etcétera, todo cuenta, y el ir encadenando muertes de enemigos sin que nos toquen aumentará nuestro multiplicador. El uso de los ninjutsus penalizará bastante nuestra puntuación final. Como podéis intuir con todo esto, el reto y la rejugabilidad están más que servidos, siempre que sea esto lo que busquemos. Ciertamente resulta interesante encontrar un título así en una época donde parece que sólo importa llegar al final de los juegos.
Gráficamente es donde más pegas podemos encontrarle al título. Los escenarios son excesivamente simples y faltos de detalles. La paleta de colores escogida tampoco ayuda a mejorar esto, así como su apartado artístico general en juego (que no en vídeos). Por otra parte, los modelados de los personajes son poligonales y ni de lejos demuestran de lo que es capaz la portátil. En cambio, las escenas cinemáticas lucen bastante mejor, con un aspecto de cómic animado bastante resultón y que nos irán desvelando la trama poco a poco. La narración de esta se dará más por lo visual que por diálogos, ya que lo único que leeremos en estas secuencias son fragmentos de los códigos ninjas y de la forma de vida de un shinobi.
En lo que respecta al uso de las 3D, al igual que el resto del apartado técnico, es bastante pobre y discreto. En ningún momento se llegan a utilizar de forma que puedan afectar a la jugabilidad o sorprendernos, a pesar de que hay ciertos momentos que buscan descaradamente esto, como la huída en caballo.
Shinobi representa la vuelta de una saga insignia de Sega abandonada injustamente con el paso de los años. Y lo hace con una jugabilidad clásica que recupera toda la esencia de sus orígenes y que sabrá contentar a sus fans. Además, la forma de apostar tan fuertemente por un sistema de puntuación tan exigente se convierte en un soplo de aire fresco en los tiempos que corren. Eso sí, su pobre apartado gráfico desmerece completamente del resto del trabajo realizado. Shinobi puede convertirse por méritos propios en una de las opciones más interesantes del catálogo de Nintendo 3DS si consigue mantener el buen nivel mostrado en esta toma de contacto. Será el mes que viene cuando salgamos de dudas y sepamos si Jiro Musashi está a la altura de su legendario hijo.
