Análisis Forza Motorsport, el esperado retorno de uno de los grandes de la conducción (Xbox Series X/S, PC)
Acostumbrados a alternar cada año entre Forza Horizon y Forza Motorsport, es normal que se nos haya hecho larga la espera tras una ausencia de seis años. Tras el lanzamiento de Forza Motorsport 7, Turn 10 se ha tomado un «descanso» (por llamarlo de alguna manera; estamos seguros de que no ha sido tal) para prácticamente rehacer desde cero su propuesta automovilística, adaptándola sin compromisos a la nueva generación de Xbox y ordenadores. ¿Ha merecido la pena la espera? Os lo contamos a continuación.
El placer de conducir
Forza Motorsport, que abandona su número con esta octava entrega, es un simulador de conducción que nos lleva a competir por todo el mundo a través de una extensa selección de trazados reales. No os vamos a explicar cómo se juega a esto, pero sí que vamos a profundizar en qué podemos esperar cuando nos pongamos a los mandos o al volante. Comencemos con lo más importante: la conducción.
Conducir en Forza Motorsport es un auténtico gustazo. Turn 10 ha hecho un trabajo fantástico a la hora de divertir al volante. Está en nuestra mano ajustar las opciones para hacerlo más simulador o más simcade, pero juguemos como juguemos, es un placer conducir. Los coches responden de maravilla, y reaccionan de manera realista en función de la climatología. Incluso se nos da la opción de elegir cuánto queremos llenar el tanque para mejorar la aceleración y el manejo, a riesgo de quedarnos sin gasolina en plena carrera si no hacemos parada en boxes.
Una decisión un tanto extraña es la de meter un sistema de niveles para el coche. Cuanto más jugamos con un coche en concreto más lo subimos de nivel, y esto nos permite desbloquear nuevas piezas para mejorarlo. La idea nos gusta, pero en un juego que se lanza con 500 coches, nos habría gustado algo que nos invitase más a probar otros vehículos que a centrarnos en uno en concreto. Por supuesto, vamos a estar cambiando constantemente de coche al cambiar de prueba, lo que hace que la idea de los niveles se quede un tanto a medias en su ejecución.
De igual modo, también nos sorprende que en un juego que, obviamente, tira más hacia la simulación que a lo arcade, nos encontremos con una inteligencia artificial tan agresiva. Nos gusta encontrarnos cierta agresividad sobre la pista, que le da, además, realismo a la competición. Nos gusta cómo tapan cualquier hueco, e incluso cómo cometen errores, pero algo que no terminamos de ver es que nos embistan sin miramientos. No sabemos si es algo que los Drivatars están aprendiendo de conductores reales, pero no son comportamientos propios en un simulador.
Opciones para todo... menos en los modos de juego
Una de las claves de Forza Motorsport es accesibilidad y las opciones. Y no hablamos sólo de accesibilidad para jugadores que requieran algún tipo de ayuda adicional, como ya vimos con este jugador ciego, sino para todos y cada uno de los jugadores. Podemos personalizar la experiencia prácticamente al milímetro, recibiendo tanta o tan poca ayuda como queramos, de mil y una maneras diferentes. Por ejemplo, podemos personalizar multitud de aspectos de nuestro vehículo de manera individual y manual o, si lo preferimos, pulsar un botón y hacer que este proceso sea automático.
Las opciones no paran ahí. ¿Queremos ayudas en la conducción? ¿Indicadores para el trazado? Podemos elegir cuáles y con cuánto nivel de asistencia. Podemos seleccionar la velocidad de los rivales, la dificultad global, o incluso elegir en qué posición empezamos en la parrilla de salida. Todo está siempre abierto a la personalización y, como suele ser habitual en la saga, siempre y cuando las opciones afecten a la dificultad, a mayor desafío, mayor recompensa monetaria.
Eso sí, donde más nos ha decepcionado Forza Motorsport es en lo que respecta a los modos de juego. Quitando el modo libre y el modo Entretenimiento (para ver repeticiones y fotos), tenemos el modo principal, que se divide en diferentes bloques de carreras, el modo a través de internet (tanto competitivo contra otros jugadores como partidas privadas con amigos), y un modo Eventos en el que competir contra fantasmas. Todos y cada uno de ellos se van a ir actualizando con más contenido, pero ahora mismo nos encontramos con pocas sorpresas. Y sí, sabemos que esto no es Forza Horizon 5, pero nos habría gustado que Turn 10 intentase al menos sorprender un poco.
No esperábamos nada demasiado loco, pero, después de seis años, habría estado bien hacer algo fuera de las carreras y las contrarrelojes, o incluso poner algo más de énfasis en el mundo que rodea a los vehículos; algo que intenta sin demasiado éxito. Turn 10 ya ha anunciado que tiene preparadas pistas, coches y nuevos torneos que irá lanzando poco a poco, así que esperemos ver también algo que añada un poco de variedad a las carreras.
Un juego de nueva generación
Donde Turn 10 no ha escatimado es en lo visual. Es cierto que de primeras, ciertas carreras pueden no impresionar demasiado, pero creemos que la razón es que han intentado centrarse más en el realismo que en lo resultón, algo que a veces genera tonos más apagados que sorprenden menos. Pero no os dejéis engañar: el juego se ve genial, con coches y escenarios detallados, donde brilla, sobre todo, la iluminación, algo de lo que también se beneficia la hora y el clima dinámicos y personalizables. Queremos destacar la implementación del trazado de rayos, tanto para reflejos como para oclusión ambiental, funcionando a 60 imágenes por segundo en Xbox Series X, donde lo hemos analizado.
En opciones, tenemos tres modos visuales: rendimiento (60 imágenes por segundo a 4K, sin trazado de rayos), rendimiento con trazado de rayos (también a 60, pero con resolución dinámica) y el modo calidad (implementa también el trazado de rayos en edificios, aparte de los coches, funciona a 4K y, lógicamente, sacrifica el rendimiento a 30 imágenes por segundo). Elijáis el que elijáis no os vais a equivocar. Nosotros hemos preferido el segundo porque pensamos que encuentra perfectamente el equilibrio entre calidad y rendimiento, y podéis ver el resultado en el vídeo que acompaña este texto.
En lo sonoro, Forza Motorsport tampoco se queda atrás. Ya no es sólo el realismo de los efectos sobre el asfalto, sino cómo nos envuelven. Jugando con un equipo de sonido 5.1, la cámara interna recreaba a la perfección el sonido ahogado a nuestro alrededor, mientras que con la cámara exterior sabíamos por qué lado intentaban adelantarnos sin mirar al retrovisor. Es una pena que la música sea extremadamente discreta, y que nos llegue sin voces en español de España (sí así en español de Hispanoamérica), aunque tenemos una buena traducción de los textos, sin que falten, por supuesto, las pifias ya habituales en la saga.
Un retorno comedido
Forza Motorsport vuelve en plena forma en lo jugable, con un título que se controla a las mil maravillas, muy divertido y muy sólido en lo visual, pero que peca de poco ambicioso, en incluso da la sensación de ser, a propósito, el producto «base» para irlo expandiendo poco a poco con más contenido y posibilidades. No es ningún secreto que Turn 10 tiene preparadas un montón de novedades que irán llegando en los próximos meses pero, aun así, nos habría gustado que, después de seis años, Forza Motorsport volviese con más fuerza, sorprendiendo y marcando un nuevo punto de referencia para la saga. Como decimos, la base es impecable, así que sólo queda esperar y ver qué se construye sobre ella.
Hemos realizado este análisis en Xbox Series X con un código de descarga proporcionado por Xbox.