Análisis Dungeons of Hinterberg, crítica al turismo descontrolado aderezada con acción, mazmorras y simulación social (Xbox Series X/S, PC)
De todas las mezclas de géneros y temáticas que hemos visto hasta el momento, Dungeons of Hinterberg es, probablemente, una de las más originales. Mitad juego de acción y exploración de mazmorras, mitad simulador social, y envuelto en una explícita pero a la vez suave crítica al turismo, este proyecto de Microbird Games es uno de los títulos más curiosos que hemos jugado recientemente.
De vacaciones a matar monstruos
Dungeons of Hinterberg es una interesante combinación de juego de acción y exploración de mazmorras (sin llegar a ser un dungeon crawler puro y duro) y de simulador social, con las mecánicas típicas de esta parte de títulos como la saga Persona o
La aventura comienza cuando nuestra protagonista, Luisa, llega a Hinterberg, un pueblecito situado en los Alpes donde la principal atracción turística es la magia. Resulta que en esta zona, la magia pulula libremente, y aunque tiene partes positivas, como que las personas pueden aprender a usarla, también tiene otras negativas, como los monstruos y las cuevas que han aparecido. Los turistas, como nuestra protagonista, viajan hasta aquí para intentar completar las 25 cuevas, buscando esa emoción propia del cambio de rutina y de, aparentemente, arriesgar sus vidas.
El juego tiene dos sistemas de progresión entrelazados, el de combate y el social. Esto implica que, por una parte, tendremos que ir descubriendo nuevas habilidades, consiguiendo nuevo equipo, explorando nuevas mazmorras y, por otra parte, tenemos que hablar con gente, atender a eventos, descansar, y mejorar nuestras estadísticas sociales para poder equipar ciertas armas y acceder a nuevas zonas. Aun estando de vacaciones, no tenemos tiempo para todo, lo que significa que los días se dividen en diferentes etapas en las que podemos realizar una serie de actividades que harán pasar el tiempo.
Normalmente, por la mañana vamos a una zona de exploración, donde podemos decidir si meternos en una mazmorra o descansar. Luego, podemos pasar un rato en el pueblo, haciendo amigos y mejorando las relaciones con ellos, lo que nos aportará ciertos beneficios, comprando... etcétera, y luego, por la noche, podemos ver una película o leer un libro para mejorar nuestras estadísticas, a costa de dormir menos y empezar el siguiente día con menos salud. Lo social tiene sus problemillas, como demasiados diálogos que se repiten, pero en general está todo bien entrelazado sin llegar a abrumar, y creemos que Microbird Games ha hecho un muy buen trabajo a la hora de ofrecer ese equilibrio para que siempre haya sensación de progreso sin ser engorroso.
¿A qué mazmorra te enfrentarás hoy?
Obviamente, el combate y las mazmorras juegan un importantísimo papel en Dungeons of Hinterberg. El combate es muy sencillito pero bien diseñado y, sobre todo, en los niveles más altos, nos obliga a jugar con cabeza y a hacer uso de nuestras habilidades. Hay una razonable variedad de enemigos (aunque nos gustaría que hubiera más y que nos obligara a tener que realizar más estrategias), pero cumple su cometido con creces.
Las mazmorras, por su parte, nos han gustado muchísimo. En una época en la que la generación procedimental está a la orden del día, ver tantas mazmorras diseñadas a mano, con cariño y buenas ideas ha sido un soplo de aire fresco. Prácticamente todas tienen sus mecánicas diferentes y sus puzles, que juegan con la cámara, las físicas, las interacciones con el escenario... Para nosotros, sin duda, lo mejor del juego.
En general, es un concepto original y que funciona muy bien, aunque vamos a ponerle una pega un tanto importante: el control. Como decimos, no es un juego exigente prácticamente en ningún aspecto, pero el control nos parece un tanto torpe y tosco, incluso para hacer las acciones más básicas. Hay algunas mazmorras que requieren algo de plataformeo, y nos ha resultado bastante engorroso. Es difícil de explicar, pero es como si tardara en responder, pero no siempre. No es un problema gravísimo, y nos acabamos acostumbrando, pero es que algo que, desde luego, se debería pulir.
Un mundo particular
En lo audiovisual, Dungeons of Hinterberg no nos ha enamorado, la verdad. No vamos a entrar demasiado en valoraciones personales sobre lo artístico porque, al final, para gustos los colores, pero quitando algunas zonas nos ha parecido bastante irregular, y un tanto flojito en lo sonoro. Sí que nos ha gustado la ambientación y el diseño de personajes, así como la traducción al castellano, muy cuidada y sin miedo de usar localismos.
También hay que ponerle una pequeña nota negativa al rendimiento. Nos guste más o menos, se trata de un juego muy sencillo en lo audiovisual, con muchos colores planos y baja carga poligonal, y aun así el rendimiento se resiente más de lo que debería en muchas zonas del juego. Sí, no es un juego exigente, y no vamos a morir por perder un par de frames, pero es un aspecto que podría haberse cuidado más.
Unos días de descanso mágico
Dungeons of Hinterberg es un juego que nos ha sorprendido muchísimo, tanto en su propuesta como en su ejecución. Las mazmorras brillan con luz propia, mientras que sus demás apartados pueden ser más o menos irregulares, pero saben trabajar en armonía para que cuando aparecen los créditos en pantalla nos quedemos más que satisfechos. Se podrían mejorar los controles, los diálogos y el rendimiento para que nos quedara un juego redondo, pero incluso con estos problemillas, creemos que es una aventura muy bien planteada que os recomendamos a poco que os llame la atención su idea.
Hemos realizado este análisis en Xbox Series X descargándolo con Game Pass.