Análisis de Rise of the Tomb Raider (Xbox One, Xbox 360)
Aventura. Resulta inevitable pensar en un juego protagonizado por Lara Croft y que no se nos venga esta palabra a la cabeza, ya que es lo que lleva ofreciéndonos desde hace casi dos décadas. Gracias a esta legendaria arqueóloga hemos desentrañado multitud de misterios, superado trampas y obstáculos mortales, hecho frente a amenazas sobrenaturales y explorado todo tipo de tumbas y ruinas haciendo uso de nuestro ingenio y habilidades. En definitiva, hemos vivido grandes e inolvidables aventuras junto a ella, consiguiendo que nos sintiéramos como si fuésemos el mismísimo Indiana Jones.
Pero como ocurre de forma cada vez más frecuente con las sagas y series más veteranas y clásicas, en el 2013 Crystal Dynamics quiso poner al día a nuestra aventurera favorita a través de un reinicio repleto de cambios que se alejaba en gran medida de lo que los fans estábamos acostumbrados, aunque eso no evitó que fuera un juego sobresaliente y nos ofreciera esa sensación de aventura (con más acción que nunca, eso sí) que cualquiera de nosotros busca cuando se dispone a jugar a un título con el nombre de Tomb Raider en su portada.
Dado su éxito, ahora nos llega la continuación de este reinicio, dándonos justo lo que cabría esperar de una secuela: más y mejor. Y considerando la calidad que desprendía su predecesor, esto no puede ser más que un motivo de celebración, tal y como descubriréis a lo largo de este análisis. Bienvenida de vuelta, señorita Croft.
La leyenda del Profeta
Si bien nos encontramos ante la segunda parte de una trilogía, lo cierto es que se trata de un título perfecto para iniciarse en la saga, ya que los hechos de su precuela casi no tienen relevancia alguna a nivel argumental, más allá de saber que Lara se curtió como aventurera tras los trágicos sucesos que vivió en la isla de Yamatai, donde tuvo que luchar para sobrevivir en un entorno en el que la muerte acechaba a cada paso que daba.
Precisamente, las cosas que allí vio llevan a nuestra joven arqueóloga a replantearse muy seriamente la investigación que estaba realizando su padre antes de su muerte: una antigua leyenda sobre un artefacto capaz de conceder la inmortalidad. A partir de aquí, Lara decide embarcarse en una nueva aventura para continuar el trabajo donde su progenitor lo dejó, momento en el que comienza el juego.
Si bien la historia no es ninguna maravilla y está repleta de los clichés habituales del género, lo cierto es que se hace mucho más entretenida que la de su primera parte, está bastante mejor contada y resulta más coherente. Además, esta vez hay menos personajes, pero están mejor tratados y mucho más perfilados, por lo que resulta más fácil empatizar con ellos.
La gran aventura de Lara Croft
En cuanto al juego en sí, si jugasteis a su primera parte os podréis hacer una buena idea de qué es lo que ofrece, ya que sigue las mismas bases jugables que la anterior entrega: tiroteos con coberturas en tercera persona, plataformas, puzles, momentos espectaculares con scripts muy bien medidos, recolección de coleccionables, un sistema de progresión para Lara y su equipo y mucha exploración para quienes quieran desviarse de la ruta lineal marcada.
Eso sí, esta vez nos encontramos con que este apetitoso cóctel jugable está más equilibrado que nunca, repartiendo con muchísimo acierto los momentos de exploración, plataformeo y acción. Con esto lo que queremos decir es que se ha reducido la presencia de los tiroteos para darle más presencia y protagonismo a sus aspectos más aventureros.
Esto es un gran acierto, ya que consigue imprimirle un mejor ritmo al juego al dotarle de una variedad de situaciones mucho más rica. Ojo, con esto no queremos decir que ahora haya pocos momentos de acción y, especialmente en su segunda mitad, os veréis obligados a disparar en numerosas ocasiones. Lo bueno es que al haber menos, los chicos de Crystal Dynamics han conseguido diferenciarlos mucho mejor unos de otros para conseguir que se sientan únicos y distintos.
Casi siempre que toque recurrir a las armas, nos encontraremos con alguna combinación de enemigos o una particularidad del escenario que nos obligará a cambiar el chip para afrontar dicha situación de una manera distinta a los tiroteos que hayamos vivido con anterioridad, algo que se agradece mucho y que aporta todavía más variedad al título.
Gran parte de la culpa de esto también la tiene el diseño de los escenarios, mucho más grandes que antes, con una mayor verticalidad y con bastantes más posibilidades de acción. Destacar que se ha multiplicado el número de coberturas destruibles y si lo sumamos a lo amplios que resultan los mapas (o dicho de otra forma, los enemigos nos pueden venir por todas partes), quedarse quietos en un lugar es ahora poco menos que un suicidio, por lo que tendremos que estar moviéndonos constantemente, buscando nuevas coberturas y formas de acabar con nuestros rivales.
En lo referente a los combates, nos gustaría señalar que se ha implementado un nuevo sistema de creación de objetos muy dinámico y bien resuelto. A diferencia de su predecesor, en Rise of the Tomb Raider podremos recolectar materiales de todo tipo y cada uno de ellos nos servirá para una cosa u otra, como acceder a ciertas mejoras para nuestro arsenal, crear munición especial y flechas al vuelo, o convertir objetos del escenario en armas (por ejemplo, una botella en un cóctel molotov o una lata en una bomba de clavos).
Este sistema es tremendamente intuitivo, ya que simplemente nos bastará con tener uno de estos objetos en la mano y los materiales en la mochila para convertirlos en armas con solo pulsar un botón, lo que nos llevará a estar fijándonos constantemente en el mapa en busca de elementos que nos puedan ser útiles durante la batalla.
Como alternativa, no serán pocos los momentos en los que podremos recurrir al sigilo para superar estas secciones, con más herramientas para distraer enemigos y acabar con ellos de forma sigilosa o incluso sin tener que matar a nadie, aunque ya os avisamos que a la mínima los guardias se pondrán en alerta y empezarán a investigar todo, y una vez que demos la alarma nos perseguirán hasta el fin del mundo por mucho que nos esforcemos por escondernos y darles esquinazo.
Eso sí, como decimos, esto es simplemente una opción más y no es obligatorio recurrir a ella, aunque si, al menos, nos quitamos de encima unos cuantos enemigos antes de que empiecen los tiros, será algo que agradeceremos mucho, ya que hay zonas con un número de rivales elevadísimo.
Otro detalle importante a tener en cuenta es que dependiendo de la dificultad en la que juguemos no regeneraremos salud de forma automática, por lo que tendremos que curarnos vendándonos las heridas con hierbas medicinales y tela, cazando animales y saqueándolos, o descansando en una hoguera.
Lo único que no nos ha convencido demasiado es la dificultad del juego y la sensación que transmiten las armas al disparar. En cuanto a lo primero, jugado en su modo de dificultad máximo hemos muerto muy pocas veces y nos hemos pasado la aventura sin ningún problema y siempre con vendas de sobra, por lo que el nivel de desafío de la campaña principal se nos ha hecho algo escaso. En lo referente a las armas, su gunplay no es ninguna maravilla y se podría haber trabajado un poco más, ya que disparar con ellas es algo que resulta meramente funcional, un problema que arrastra desde su primera entrega y que si bien aquí se ha mejorado un poco, todavía puede dar más de sí.
En lo que respecta al resto del juego, tal y como hemos dicho se ha potenciado mucho la exploración gracias a escenarios más amplios y abiertos. El camino principal siempre está muy claro y si queréis jugarlo como una aventura lineal clásica vais a poder hacerlo sin problema, pero si decidís explorar vais a encontraros con una gran cantidad de cuevas, tumbas ocultas, zonas secretas, misiones secundarias, desafíos y, en definitiva, actividades de todo tipo con jugosas recompensas que alargan de una forma bastante inteligente su duración.
Estas recompensas se suelen traducir en encontrar reliquias y documentos que nos den más detalles de la historia (ayudan mucho a contextualizar la trama y aportan información bastante interesante), en piezas que nos permitan desbloquear nuevas armas, trajes (hay una buena colección de ellos y algunos nos reportan beneficios únicos) e incluso en habilidades adicionales, por lo que siempre tendremos incentivos para explorar.
Este intento por hacer un juego más grande y abierto se nota especialmente en dos zonas concretas de la aventura, ambas de gran tamaño y repletas de actividades para hacer y secretos para encontrar, aunque al final hemos echado en falta algún área más de este estilo, ya que el título se vuelve más directo y lineal en su segunda mitad (eso sí, a pesar de ello los escenarios siguen siendo muy grandes y nos ofrecen todo tipo de posibilidades de acción).
En lo referente a los puzles, decir que durante la historia principal hay pocos y los más interesantes los encontraremos en las tumbas ocultas, aunque en general nos han resultado algo sencillos y no nos hemos atascado en ningún momento. Eso sí, al tratarse de rompecabezas creados en base a salas enormes, sí que han conseguido que tuviéramos que pararnos a explorar meticulosamente el entorno para encontrar todos los elementos y herramientas que teníamos a nuestra disposición para luego empezar a atar cabos y pensar en cómo lo íbamos a hacer para resolverlos. Puede que sean fáciles, pero al menos están bien pensados y algunos de ellos nos han parecido muy ingeniosos.
El sistema de progresión de Lara también se ha visto mejorado. Al igual que en la primera parte, casi cualquier actividad que hagamos nos recompensará con experiencia. Cada vez que subamos de nivel nos darán un punto de habilidad que podremos repartir entre tres ramas diferentes, lo que nos permitirá desbloquear nuevos movimientos, ventajas e incluso aprender a usar el entorno de nuevas formas (por ejemplo, convirtiendo el cadáver de un enemigo en una trampa explosiva).
Eso sí, para invertir estos puntos tendréis que acudir a una hoguera, donde también podréis usar los materiales que recojáis para mejorar armas, crear equipo e incluso usar la función de viaje rápido, algo que nos será muy útil para desbloquear el 100% y viajar entre regiones. Destacar también que ahora existen muchísimas más mejoras entre las que escoger, por lo que tenemos una mayor libertad a la hora de decidir el camino que queramos que siga nuestro personaje.
Otro de los puntos fuertes del juego lo tenemos en su duración, ya que a poco que exploremos un mínimo se nos puede ir fácil a las 15 o 18 horas, pudiendo alargar su duración a las 25 o 30 horas perfectamente si lo que buscamos es completarlo todo, una cifra muy superior a lo que estamos acostumbrados a ver en otros juegos del género.
Las expediciones
En el caso de que nos quedemos con ganas de más, se ha añadido un modo de juego adicional llamado Expedición. Aquí nos permitirán repetir los diferentes niveles del juego de cuatro formas bien distintas: con las mejoras que hayamos desbloqueado, sin ellas, por puntos o modificándolas a nuestro gusto.
Las dos primeras no necesitan mucha presentación, mientras que la modalidad puntuada nos propondrá, tal y como su propio nombre indica, pasarnos esas pantallas obteniendo la mayor cantidad de puntos que podamos. Para ello, tendremos que recoger objetos especiales y disparar a unas lámparas para aumentar nuestro multiplicador de combo, matar y evitar ser dañados, encontrar secretos y superar las pantallas en la menor cantidad de tiempo posible.
Cada nivel tiene una marca preestablecida para superar y ya os vamos avisando que obtener el Oro en cada una de ellas es una tarea que nos llevará no pocos intentos. Además, existen marcadores online con los que podremos comparar nuestras marcas tanto con nuestros amigos como con el resto del mundo.
Lo interesante es que todas las expediciones que realicemos pueden ser modificadas con unas cartas especiales que obtendremos comprándolas en la tienda a cambio de dinero real o de créditos (se consiguen cumpliendo desafíos en cualquier modo de juego o vendiendo naipes). Estas van desde cambios meramente estéticos (modo cabezón, trajes sin mejoras, etcétera) hasta otras que nos facilitarán o dificultarán las cosas. Evidentemente, mientras más dificultades añadamos, más puntos conseguiremos, aunque si incluimos ventajas nos penalizarán.
Tenéis que tener en cuenta que existen cartas de un solo uso y otras que son permanentes, por lo que aseguraos de usar las primeras solo cuando os conozcáis bien el nivel y estéis seguros de que es el momento adecuado para utilizarlas, algo que no nos ha gustado demasiado ya que no nos animan a usarlas ni a experimentar. Decir que estos naipes también los podemos utilizar en el modo de creación de misiones, donde nos permitirán escoger una pantalla y decidir los objetivos a cumplir en ella, sus modificadores y hasta la hora del día y el tiempo en el que se desarrolla, algo que también afecta a la jugabilidad, variando, por ejemplo, el comportamiento de los enemigos o las dificultades del terreno. Una vez tengamos la configuración adecuada, podremos compartirla con nuestros amigos y retarles a superar nuestra puntuación en ella.
La idea nos ha gustado, aunque no tanto la forma de limitarnos el uso de las cartas. También hemos echado de menos algún sistema de progresión y de desbloqueables que vaya más allá de solo conseguir la mejor puntuación posible y repetir niveles una y otra vez para poder comprar más sobres, aunque si esto de conseguir puntos no os llama demasiado, os podemos asegurar que solo con la campaña principal ya vais a tener juego para rato.
Tomb Raider de nueva generación
A nivel gráfico estamos ante un juego bastante destacable. Si bien en imágenes, vídeos e incluso en un primer contacto puede parecer que estamos ante un juego muy parecido a su predecesor, lo cierto es que hay un salto bastante notable, especialmente en lo referente al modelado de los personajes, donde la propia Lara destaca con luz propia (es sensacional), aunque algunos secundarios tienen detalles mejorables, como las texturas de sus ropas o sus cabellos.
Los escenarios también se han visto muy beneficiados con el salto de generación, ya que tal y como decimos, ahora han ganado en tamaño, complejidad y variedad visual. Toda la aventura, a excepción de su prólogo, se desarrolla en Siberia, e incluso así sus desarrolladores han conseguido que visitemos lugares de todo tipo y muy diferenciados repletos de elementos distintivos. Otro aspecto que se ha mejorado considerablemente es el sistema de iluminación, lo que combinado con su buena dirección artística nos deja estampas muy bellas para el recuerdo.
La mala noticia es que si bien el título consigue mantenerse estable la mayor parte del tiempo, en una zona concreta del juego su rendimiento se resiente de forma muy notable y algo molesta. Durante los vídeos también hemos detectado caídas en la tasa de imágenes por segundo y en un par de momentos concretos tampoco se ha librado de algún que otro tirón, pero como decimos, la mayor parte del tiempo se mantiene estable y no es algo que os vaya a arruinar la experiencia de juego.
Finalmente, decir que el sonido está a un gran nivel, con una buena banda sonora que si bien no busca grabarse a fuego en nuestra memoria, sí que consigue ambientar a la perfección cada una de las situaciones que viviremos. De la misma forma, los efectos son de gran calidad y el doblaje español vuelve a ser muy bueno, con una selección de voces e interpretaciones geniales, destacando, como no, el trabajo de Guiomar Alburquerque a la hora de dar vida una vez más a Lara. De todos modos, si sois de los que preferís jugar en su versión original, nos alegra comunicaros que hay selector de idiomas tanto de textos como de voces, por lo que podréis jugar con el doblaje inglés y los subtítulos en español si así lo queréis, una opción que debería de estar presente en todos los juegos.
Conclusiones
Rise of the Tomb Raider es una gran aventura que no decepciona y que nos da justo lo que queremos: un cóctel de ingredientes jugables muy bien combinados y ejecutados que dan como resultado un juego variadísimo, largo y, sobre todo, muy divertido. Si os gustó el reinicio de la saga, no encontramos ningún motivo por el que esta secuela no vaya a hacer lo mismo, ya que aquí encontraréis la misma fórmula que os encandiló hace un par de años, pero mucho más pulida y en mayores dosis. Preparad vuestros piolets, porque las aventuras de la señorita Croft están lejos de terminar y con títulos como este no podemos más que celebrarlo por todo lo alto.
Hemos analizado Rise of the Tomb Raider en su versión para Xbox One, con una copia promocional que nos ha proporcionado Microsoft España.