Análisis de Layers of Fear (Xbox One, PC, PS4)
Hace algunos meses probamos Layers of Fear por primera vez. Como os contamos, lo que pudimos ver nos encantó, y se nos antojaba bastante complicado que Bloober Team pudiese arruinar de cara al lanzamiento una aventura que en una versión de acceso anticipado ya resultase tan prometedora. Y lo cierto es que, como podréis deducir por la nota que sobrevuela este texto, tenemos buenas noticias.
El estudio polaco es responsable de juegos bastante discretos, como A-Men, así como de auténticas tragedias, como Basement Crawl, un juego tan malo que prometieron rehacerlo desde cero y regalarle la nueva versión a sus compradores. Con semejante historial, Layers of Fear es una experiencia totalmente inesperada, ya no sólo por su calidad, sino por sus valores de producción, sus ideas y su ejecución.
El arte marca el camino
Layers of Fear es un juego de terror en primera persona. Sí, sabemos lo que estáis pensando: "Igual que los dos cientos millones de juegos de terror indie que hay en Steam". Y no os falta razón. Por suerte, éste es lo suficientemente bueno para destacar entre la avalancha de propuestas que ha rozado la saturación del género. Se basa principalmente en conceptos de juego ya conocidos, con pilares en la ambientación y narrativa de Amnesia: The Dark Descent, el concepto de terror de P.T., y algunos puzles más tradicionales.
Así, nos vamos hasta el siglo XIX para ponernos en la piel de un artista atormentado, el cual ha perdido su toque, su inspiración, y lucha por recuperarla para volver a hacer una obra maestra que le devuelva el reconocimiento de la crítica. Esto lo arrastra a un espiral de demencia que lo lleva a elegir entre el arte y su familia, y que crea una atmósfera de terror innovadora, rara vez vista en un videojuego, e ideal para la aventura que nos propone.
En lo jugable, se trata de un juego muy sencillo. No hay combate, sólo exploración, y necesitaremos recorrer una serie de estancias buscando algo que nos permita avanzar. Ese algo puede ser un objeto que coger, una pintura que mirar, un paso que dar o un pequeño puzle que resolver. Dentro de lo simple de su concepto y de estar medianamente guiado –hay varios momentos en los que podemos tomar decisiones, algunas más explícitas y otras no tanto–, Layers of Fear tiene un ritmo tan bueno y unos momentos tan bien llevados que nos parece que el desarrollo es más completo de lo que en realidad es.
Contaros demasiado sobre este título, o incluso enseñaros demasiado, sería arruinarlo. Layers of Fear es razonablemente corto –nos ha durado cinco horas explorando con calma–, pero creemos que su precio es bastante ajustado para todo lo que ofrece, que la experiencia merece la pena, y que, además, si queréis ver todo lo que este título tiene que ofrecer, tendréis que rejugarlo. Por desgracia no podemos contaros nada sobre esto, pero os podemos decir que Bloober Team ha hecho algo muy inteligente para quienes quieran exprimirlo.
El arte muestra el camino
Siendo sinceros, el aspecto audiovisual de Layers of Fear es clave para que veamos este título con otros ojos. El tratamiento que se ha hecho del arte, la pintura como leitmotiv y la historia que vamos descubriendo nos han atrapado desde el primer momento. Como todo, esto puede resultar poco o nada atractivo para ciertos jugadores –por ejemplo, alguien reacio a la ciencia ficción, no disfrutará igual de SOMA–, pero si os atrae este enfoque, probablemente disfrutéis el juego tanto como nosotros.
La demencia de nuestro protagonista permite que este título juegue con nosotros, y se convierta en algo totalmente imprevisible y surrealista. Nunca sabes qué puede pasar allá donde la cámara no apunta, y el entorno puede cambiar en cualquier momento no sólo tras una puerta, sino tras nuestra espalda. Esto genera una tensión constante, una sensación tremenda de inseguridad y un desarrollo siempre abierto a sorpresas.
Además de un apartado visual muy elaborado, el uso del sonido es genial. Recomendamos jugarlo siempre que sea posible con un equipo de sonido envolvente o unos buenos cascos, y con el volumen bien fuerte, ya que hay objetos que revelarán su posición a través del sonido. Otros pequeños detalles ayudan a crear ambiente, como que los pasos de nuestro protagonista llegan a sonar como el latido de un corazón, y otros toques que hacen que sea un apartado bastante redondo. Y, para qué nos vamos a engañar: ¡un juego de miedo entra mucho mejor a todo volumen!
En lo técnico, Layers of Fear es un juego muy, muy competente. Luce genial, y consigue plasmar con éxito una ambición artística que quizás no es sencilla, ya que tiene que modificar multitud de elementos en tiempo real a las espaldas del jugador. Esto causa algunos problemas en la tasa de imágenes por segundo en momentos puntuales, pero nada grave que nos impida disfrutar de la experiencia. Al igual que con el sonido os hemos recomendado darle un buen volumen para potenciar la experiencia, en lo que respecta a la imagen es importante si es posible jugarlo a oscuras.
El miedo al arte
Layers of Fear es un juego de terror que nos ha encantado. No inventa nada, pero hace que todo se sienta nuevo gracias a un gran ritmo, a momentos para recordar y una ejecución muy sólida y bien pensada. Nuestra pena es que no dure el doble, pero su precio es razonable y además encontraréis motivos para rejugarlo. La pintura y la demencia se dan la mano para crear un universo que sabe atrapar, y que nos tendrá en tensión hasta el último minuto. Salvo que tengáis una adversión irracional a las aventuras de terror en primera persona, es un juego que hay que probar.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 gracias a un código que nos ha proporcionado Evolve PR.